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Red Internacional
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TRABAJADORAS EN CHILE NEOLIBERAL. Fuerza laboral femenina y precarización (I)

La nueva re configuración de la situación del género femenino. Composición de género de la fuerza de trabajo activa. Condiciones precarias e inestables. Organizaciones de mujeres y feministas repiensan su estrategia y tácticas para la conquista de derechos.

Pamela Contreras

Pamela Contreras Valparaíso, Chile

Miércoles 27 de abril de 2016

Trabajadoras del siglo XXI[i]

En el último siglo, la vida de las mujeres cambio convulsivamente en comparación a la de los hombres en el mismo periodo, basa principalmente en la conquista de derechos democráticos, que permitió la salida –exclusiva- del espacio privado al público; el sufragio universal, la posibilidad de educarse y ser profesional, presentarse a cargos de elección popular, adquirir métodos anticonceptivos y que se nos considere personas (al menos en el papel). Estos cambios culturales y materiales fueron gracias a la organización, lucha y constancia de miles de mujeres en cada rincón del mundo.

Pero hay datos que contrastan duramente con la imagen de progreso sin contradicciones, donde se avanza a una mayor equidad de género a escala global como han promulgados los gobiernos “progresistas”. Ejemplo de ello es que pese a los enormes avances en el área científica y tecnología siguen muriendo alrededor de 500.000 mujeres al año, por complicaciones en el embarazo y el parto, mientras diariamente mueren 500 mujeres por consecuencia de la penalización del aborto, la falta de información y escases recursos son lo que se impone en la clandestinidad para las mujeres de los sectores populares. La prostitución se transformó en una de las industrias de mayor envergadura y rentabilidad, que a su vez permitió desarrollar expansivamente las redes de tratas, especialmente en países neo colonizados e invadidos por el imperialismo, afectando mayoritariamente a mujeres, niñas y niños[ii]. Mientras se considera que las relaciones de pareja han cambiado drásticamente de un siglo a otro, año a año entre 1.500.000 y 3.000.000 de mujeres y niñas son víctimas de la violencia machista. Por otro lado, ha sido en este mismo periodo, donde ha aumentado exponencialmente la “feminización” de la fuerza laboral, especialmente en América Latina y otros países subdesarrollados –los talleres del mundo- a costa de una mayor precarización.

Chile fuerza laboral femenina y precarización[iii]

Hoy en Chile la participación femenina en el trabajo productivo es de un 36,2%, aún por debajo de las tendencias Latinoamérica que sobrepasan el 40%, puesto de otro modo cada 10 puestos de trabajo 4 lo ocupan mujeres. Según datos del INE II semestre 2014, de un total de 9.049.741 mujeres en Chile, 7.230.560 están consideradas en edad de trabajar -sobre 15 años según la ley vigente- y de estas solo un 48,3% esta económicamente activa, un 18% más que a principio de los años 90’.

La incidencia del empleo femenino en nuestro país ha crecido paulatinamente en las últimas tres décadas. El primer paso importante a esta tendencia fue la crisis económica a finales de la década de los 80’, que afecto a centenares de familias obreras y populares que se encontraban sin fuentes laborales, donde las mujeres fueron empujadas a trabajar fuera del hogar, buscando apalear la extrema pobreza que imponía la cesantía y quienes entraron fuertemente a los programas de empleo generados en la dictadura (PEM y POJH),iconos de precarización laboral, bajos sueldos y prepotencia patronal. Cursaba la década de los 90’, la democracia pactada prometía estabilidad a costa de mantener los pilares fundamentales de la dictadura militar. Para las mujeres el impacto de la economía del libre mercado y la influencia cultural de otras zonas del mundo, permitió la incorporación paulatina a la fuerza laboral activa. Hoy son 3.494.189 mujeres las que se desarrollan como parte de la fuerza laboral de Chile. El resto de las mujeres se encuentran inactivas por diversos motivos, la principal razón es que se dedican los quehaceres domésticos (37% de las mujeres no activas, alrededor de 1.300.000), esto es parte de lo que llamamos “trabajo reproductivo”, que es un trabajo sin valor social ni remuneraciones.

Precarización

La mitad de las mujeres en edad de trabajar esta empleada, sin embargo, como veremos, esta inserción está atravesada por una fuerte precariedad laboral, superior a la de los hombres.
La incorporación de la mujer al ámbito del trabajo no domestico no ha significado necesariamente una creciente igualdad de derechos, sino que, por el contrario, expresa una nueva forma de agravios y explotación sobre la clase trabajadora, basada en la desigualdad de las mujeres en el mundo del trabajo (bajos salarios, inestabilidad laboral, etc.). En ese sentido, el fenómeno extendido de la precarización laboral se impuso con más fuerza sobre los hombros de las mujeres y ha sido uno de los pilares con los cuales se ha construido la economía del libre mercado y solidificado las democracias post dictadura en el cono sur.

Roles de género y división sexual del trabajo

Los roles tradicionales de género de la vida privada, promulgada y reforzada por las iglesias, la publicidad sexista, las instituciones educativas, etc., son trasladado a los espacios públicos, incluyendo la estructura laboral, existiendo oficios diferenciados donde se desempeñan hombres por un lado y mujeres por otro[iv]. En el área de servicios casi un 70% de los puestos laborales son ocupados por mujeres, llevando a su mayor expresión, los servicios domésticos, donde el 97% de los puestos ocupados corresponde a mujeres, por su parte el segmento más masculinizado entra el área de operaciones de instalaciones y maquinarias (93,4% son hombres) y el trabajo de operarios obreros y agricultores.
En otra arista, pero como expresión del mismo problema, es lo que se llama “discriminación vertical”, es decir, las mujeres acceden con mayor dificultad a puestos de poder o de mando, prueba de esto el poder ejecutivo, cuerpo legislativo y directorios, donde sólo un 31,5% de los puestos son ocupados por mujeres, de los 120 escaños en diputados solo 9 son diputadas, de los 37 senadores 6 son senadoras, de cada 100 cargos de alta gerencia solo 10 lo ocupan mujeres y 7 mujeres son parte de los directorios de empresas por cada 100 hombres. Mientras las mujeres se desarrollan principalmente en el área de servicios, atención y cuidados de terceros, los hombres lo hacen en tareas manuales o cargos de poder.

Diferencia de sueldos

El ingreso promedio mensual, según la Casen 2013 para las mujeres es de $344.298 pesos y para los hombres es de $469.114. Ahora esto corresponde a un promedio contando los sueldos multimillonarios de directores/as de empresas, sueldos parlamentarios y los de las y los trabajadores, por lo que la realidad para la clase trabajadora termina siendo ingresos más bajos. Las mujeres perciben un 17,2% menos de sueldo que los hombres, solo por el hecho de ser mujeres. 74% de las trabajadoras gana menos de $350.000 pesos líquidos. Y dentro de los sueldos más bajos la brecha salarial entre hombres y mujeres se acorta, alrededor del sueldo mínimo, esta se acrecienta exponencialmente a mayores estudios, llegando a tener de diferencia sobre el millón de pesos solos por el hecho de ser mujeres.

La diferencia de sueldo, también esta cruzada por el lugar donde se trabaja, es decir, depende directamente quienes son los empleadores, en este caso las y los trabajadores de MYPES y PYMES obtienen las remuneraciones más bajas, junto a ello, con la actual reforma laboral, son las franjas de trabajadores más afectados, con mayores trabas a la hora de organizarse y negociar colectivamente.


[i] Para un mayor análisis de la relación capitalismo y mujer, invitamos a leer el artículo La emancipación de las mujeres en tiempos de crisis mundial publicadohttp://www.laizquierdadiario.com/ideasdeizquierda/la-emancipacion-de-las-mujeres-en-tiempos-de-crisis-mundial/
[ii] Invitamos a leer el artículo Sin capitalismo no hay mercancías… sexuales publicado en http://www.laizquierdadiario.com/spip.php?page=movil-nota&id_article=35948
[iii] Dos datos extraído para este articulo son principalmente del trabajo realizado por Fundación Sol en su publicación “Mujeres Trabajando: Una exploración al valor del trabajo y la calidad del empleo en Chile”, además de la encuesta CASEN 2013, la Nueva Encuesta Suplementaria de Ingresos (NESI) y análisis del Sernam.
[iv] Siendo complejo la estabilidad laboral o incluso conseguir trabajos para las personas que no entren en el binarios de hombre/mujer, masculino/femenino, llevándolo su máxima expresión para las identidades trans. Este artículo no aborda esta realidad, quedando pendiente para análisis posteriores.