Municipios y comunas de distintas provincias adoptaron esta medida que sólo trae consecuencias severas a la salud y al medioambiente y nada aportan para frenar el avance de la pandemia.
Sábado 11 de abril de 2020 19:19
Hace días que en distintas localidades de Santa Fe, Mendoza, Tucumán y Formosa, algunos municipios y comunas están utilizando maquinaria agrícola para pulverizar las calles y veredas con agua y lavandina, en un esfuerzo inútil por combatir la pandemia del Covid-19, siendo que no existen pruebas científicas de que esto sirva para erradicar el virus.
Las empresas fumigadoras, aliadas con empresarios que producen agrotóxicos como Bayer-Monsanto, tienen una necesidad imperiosa de borrar sus historiales, cargados con muchos años de “mala propaganda”, y vieron la oportunidad en este contexto de pandemia, por lo que se propusieron “aportar” para enfrentarla. Pero lo único que generan es el aumento de la contaminación en el ecosistema y más envenenamiento para la población, debido a que las máquinas fumigadoras están plagadas de químicos altamente cancerígenos como el 2-4D, Roundup (glifosato) que, combinados con el cloro, deviene en un combo ponzoñoso.
Al respecto de la contaminación de la maquinaria, las doctoras Argelia Lenardó, miembro del CONICET, y Lilian Corra, integrante de la Organización Panamericana de Salud, informaron que “estas sustancias penetran de tal modo que sus residuos nunca pueden ser retirados completamente, por mucho que laven. Mucho menos de las máquinas fumigadoras. Habría que desarmarlas por completo y lavar hasta el último tornillo y aun así hay plásticos que jamás pueden ser descontaminados”. Esto deja a las claras que, lejos de aportar a combatir la pandemia en curso, están llevando adelante un potente envenenamiento que deteriora enormemente la salud de miles.
En el caso de Mendoza, la Federación de Cámaras Agroaéreas (FeArCA) y la empresa AEROTEC, con el aval del gobernador Rodolfo Suárez (UCR), utilizaron aviones aeroaplicadores con agua, lavandina y restos de agrotóxicos para fumigar el Aeropuerto Internacional de esa provincia. No obstante, declaran que “esperan que con celeridad se avance en este modelo de gestión público–privada para avanzar en este tipo de operativos en otras terminales aéreas del país”. Resulta irónico que esta entidad, que mantiene estrechos vínculos con el Estado y pelea por la aprobación de leyes que disminuyan la cantidad de metros para ejecutar fumigaciones, ahora se proponga querer ayudar a salvar a la población del coronavirus.
En Santa Fe, en la comuna de Lehmann, esta semana se llevaron adelante dos aplicaciones con fumigadores terrestres en calles y veredas, de las cuales una de ellas se realizó en forma vertical, logrando que los químicos llegasen hasta las paredes y ventanas de las casas de los vecinos. Estas medidas fueron replicadas también en otras localidades, como Puerto General San Martín, San Agustín y Felicia.
En tanto, en la provincia de Entre Ríos, que cuenta con una de las listas más abultadas de enfermos por fumigaciones con sustancias tóxicas del país, también se está evaluando la implementación de estas prácticas nocivas.
Nuestra salud vale más que sus ganancias
Como mencionamos anteriormente, el uso combinado de cloro y agroquímicos es potencialmente tóxico y afectará gravemente la salud de quienes estén expuestos directa o indirectamente. Las fumigaciones con esta mezcla solo favorecerán la aparición y empeoramiento de las afecciones respiratorias, entre otros padecimientos. Desde el inicio de la pandemia en La Izquierda Diario venimos denunciando el desfinanciamiento del sistema sanitario que implica, entre otras cosas, la insuficiencia de respiradores y camas de terapia intensiva para cuando la crisis provocada por el Covid-19 se agudice. Ahora se introduce este nuevo elemento que realza la necesidad urgente de que el gobierno nacional destine todo el dinero que haga falta en insumos para salud, que haya reconversión de industrias para fabricarlos bajo control de sus trabajadores y que se cobren impuestos a las grandes empresas del campo, que fueron beneficiadas por todos los gobiernos, para financiar el sistema de salud y que la crisis no la pague el pueblo trabajador.