La conocida institución elaboró una propuesta para elevar gradualmente el sueldo mínimo hasta los $740.000 pesos para el año 2025, muy por encima de la meta de gobierno que pretende alcanzar apenas los $500.000 pesos.
Sábado 30 de abril de 2022
Según la propuesta de la Fundación Sol, en Chile el salario mínimo expresa un importante atraso que no permite satisfacer las necesidades de los trabajadores de acuerdo al costo de la vida, un récord que se comparte con países como Argentina, Uruguay, México y Brasil.
Señalan que el actual salario mínimo, en relación a los gastos del hogar, al tamaño de la economía y la línea de la pobreza sería completamente insuficiente. Según indican, la última alza de $337.000 pesos a $350.000 pesos implicó una caída de 2,5% en términos reales de la capacidad adquisitiva de quienes ganan el salario mínimo.
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Así mismo, tal sería la insuficiencia que con los actuales $350.000 pesos no se logra cubrir la línea de la pobreza para un hogar de 3 personas, valor que equivaldría en verdad a cerca de $420.000 pesos, o de $512.000 pesos en caso de un hogar de 4 personas. Bajo el actual salario mínimo sólo un hogar unipersonal podría salir de la pobreza.
Sin embargo, aclaran que la línea de la pobreza está determinada a partir de criterios mínimos de suficiencia calórica para sobrevivir, además de la compra de insumos básicos no alimentarios, es decir, es un estándar de supervivencia, no se suficiencia.
“No puede ser el techo, sino el piso de la discusión sobre el valor del trabajo remunerado en Chile”
La propuesta presentada por la fundación pretende concretar aumentos semestrales hasta alcanzar en mayo del 2025 los $700.000 pesos brutos y en noviembre los $740.000 pesos, lo que por primera vez cubriría la línea de la pobreza para un hogar de 4 personas.
Para garantizar su implementación proponen financiarlo eliminando la política de Ingreso Mínimo Garantizado redirigiendo esos recursos e implementando una política de mayor recaudación de impuestos “ya sea, a través de la eliminación de exenciones o privilegios tributarios, la creación de un Royalty a la Minería, el impuesto a los super ricos u otras medidas de carácter progresivo, que eleven la exigua carga tributaria chilena”.
Según indica el estudio, la meta del gobierno de llegar a fines de su mandato a un sueldo bruto de $500.000 pesos estaría obsoleta, quedando muy por debajo (unos $250.000 pesos) de la línea de la pobreza, tanto por el atraso acumulado del sueldo mínimo en nuestro país, como por el aumento de precios a nivel mundial.
Esto vendría a aguar la fiesta que significó para el gobierno el reciente acuerdo con la CUT para incrementar el ingreso mínimo en dos etapas, la primera de $30.000 pesos en mayo de este año y de $20.000 en agosto, además de una adicional de $10.000 pesos en enero del 2023 en el caso de que la inflación acumulada supere el 7%.
Sin embargo, señala el mismo informe, considerando que el 1 de marzo del 2020 el salario mínimo alcanzó los $320.500 pesos, por efectos del IPC entre marzo y abril del 2022 (suponiendo que el IPC de abril fuera un 1%), sólo para mantener el poder adquisitivo para los trabajadores este valor debiera ser de $365.000 pesos, con lo que el aumento real de este 1 de mayo sería apenas de $15.000 pesos reales.
Más allá de la propuesta gradualista de la Fundación Sol, lo fundamental de este estudio es que los datos demuestran la insuficiencia de la propuesta salarial del gobierno que, con la complicidad de la CUT, ofrecen mantener los salarios de hambre para los trabajadores y sus familias.
Esto contrasta con las millonarias ganancias que los grandes capitalistas han amasado, especialmente en estos últimos años de pandemia. Ante el rezago en los salarios y el aumento del costo de la vida, no podemos esperar a morir de hambre, son necesarias medidas urgentes y de fondo que permitan salvar nuestras vidas del hambre y la enfermedad, en este sentido, la campaña que impulsa el Sindicato Starbucks es un buen ejemplo.
Medidas como el aumento generalizado de salarios y pensiones, reajustado según el costo de la canasta básica de alimentos, además de un impuesto progresivo a las grandes fortunas para financiar un Ingreso Familiar de Emergencia. Así mismo se requieren cambios estructurales que bajen el costo de la vida, como la nacionalización de los servicios básicos y la banca, el control de precios a grandes supermercados y el monopolio del comercio exterior.
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