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Red Internacional
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[OPINION]. Futbol Libre y el acceso a la cultura

El pasado miércoles en vísperas del partido entre Uruguay y Colombia, que le daría el pase a la final de la Copa América a este último, gran parte de las y los fanáticos del deporte quedaron anonadados ante la repentina caída de la plataforma “Fútbol Libre”. Luego, se dio a conocer la detención del apoderado de la página, un jóven de Godoy Cruz, Mendoza cuyo domicilio fue allanado por orden judicial. Pero, ¿Qué pasa con el derecho al ocio y la cultura de las mayorías populares?.

Sábado 13 de julio 10:33

En un país inmerso en la pobreza e interceptado por una profunda crisis de carácter económico, social y político este hecho irrumpió en el corazón de los amantes del deporte. Luego de una denuncia llevada a cabo por la Alianza Contra la Piratería Audiovisual (Alianza), el fiscal en Cibercrimen en la Unidad Fiscal Especializada en la Investigación de Ciberdelitos (UFEIC), Alejandro Musso, efectivos de la Policía Federal y de la Ciudad de Buenos Aires detuvieron a un hombre bajo el seudónimo "Khasad", acusado de supuesta violación del derecho a la propiedad intelectual y vinculado con diversos sitios web donde se transmitían contenidos deportivos pirateados, mediante enlaces como "Fútbol Libre". Lo cierto, es que la detención de “Khasad” oculta una cara de la que los diferentes medios hegemónicos, y la sociedad en general, ignoran por acción u omisión: El negocio de la cultura. Desde el comienzo de la Copa América y la Eurocopa, distintas plataformas de “streaming”, de señal digital, y analógica se “repartieron” los derechos de las transmisiones de los partidos. Logrando de esta manera que para poder ver la mayoría de los partidos de las diferentes competencias que se están llevando a cabo en el viejo continente, y en las américas, la clase trabajadora en general tenga que pagar a diferentes entidades prestadoras de estos “servicios”.

Discursivamente estamos atravesados por tiempos de “contradicciones” constantes de la doctrina neo-liberal. En cierto punto, los odiadores seriales de todo lo que adyacentemente se constituya como colectivo es sinónimo de mala palabra tildando despectivamente al socialismo o al comunismo (incluso dentro de las teorías y praxis pequeño-burguesas o directamente socialdemócratas) acusándolo de ser culpable de todos los males que adormecen el espíritu individualista de dicha doctrina hoy llevada a cabo por Javier Milei a la cabeza.
A todos esos intelectuales de derecha que dicen manifestarse contra el comunismo/socialismo/izquierda hoy se pueden sentir -y seguramente también más de un lector- inmersos en la distintiva contradicción de su propio consumo. Hablamos puntualmente del consumo de “piratería” y sus beneficios. Llámese Fútbol-libre; I Love PDF; Biblioteca Secreta; ZLibrary; APKs; Torrens, y un largo etcétera.
Mientras los poderosos buscan apropiarse de hasta el más mínimo rédito económico de nuestros intereses y hobbies, un sector mayoritario de nuestra sociedad busca que el acceso a gran parte de nuestra cultura en términos digitales de forma accesible a todas y todos por igual.

En cierta manera algunos aún defensores de las ideas del liberalismo económico que se perciben parte de este colectivo individualista van a manifestar que la decisión de cerrar la puerta del acceso a la cultura digital es el camino acertado, y que si queremos acceder a el mínimo goce del ocio y la cultura, los “usuarios” deberíamos pagar por nuestros "gustos", omitiendo de esta manera el carácter social, y el derecho al esparcimiento. Mientras que por otra parte un sector más ligado al progresismo se va a limitar a consignas estériles que carecen de análisis político y social real porque "los mejores días son y serán peronistas” y pareciera no importar que el acceso al esparcimiento viene siendo ninguneado para gran parte de las y los trabajadores hace ya varias décadas donde incluso los gobiernos de diferentes tintes poco hicieron por mejorar esa situación. Tal y como, fue el caso de “Futbol para Todos” que luego de ser suprimido durante la gestión de Mauricio Macri, la siguiente presidencia encabezada por Alberto Fernandez reafirmó la negativa de la vuelta de la televisación del fútbol. Es por eso que, en los turbulentos tiempos que corren debemos -y nos vemos en la obligación- de ir más allá de un simple slogan taquillero para ganar a parte del electorado que extraña viejas doctrinas políticas que demostraron su lado más reaccionario respecto del derecho al acceso a la cultura.

Incluso, si quisiéramos ser intransigentes podríamos señalar que cualquiera que haya utilizado estas páginas o servicios de piratería online podría ser, en la práctica, un poco “socialista”. Cuanto menos, reconocer(se) como un eslabón más de la cadena de consumo, o simplemente un integrante más de la clase obrera que como las mayorías sociales carece de capital y desea (por acción u omisión) el acceso a la cultura de la manera más eficiente y económica posible. Entonces, podríamos decir que, ¿buscamos una solución socialista en la perspectiva de nuestras necesidades? Admitamos que cuanto menos nos seduce la idea de socializar el acceso a la cultura. Nadie juzga los gustos culposos hoy en día.

¿El fútbol es el opio de los pueblos?

Es inevitable llegar a esta pregunta metafórica dado que los diferentes grupos de poder concentrados utilizaron en más de una oportunidad -valga el ejemplo del mundial ‘78- el deporte como una pantomima para cubrir importantes decisiones políticas que se llevan adelante llámese también Ley Bases, el RIGI, la desaparición de personas en democracia , y un largo etcétera. Sin embargo, resulta imposible re-pensar en la privatización de algo esencial que nos genera un sentido de pertenencia general, la cultura, y en este caso puntual, el deporte. Justamente, tratándose de uno de los deportes más populares del mundo, y que particularmente en Argentina y Latinoamérica en general nace en los barrios, en los potreros, en los sueños de cada pibe o piba que añoran algún día convertirse en el nuevo Messi o Estefania Banini respectivamente, en pocas palabras, un deporte que nace de los sueños de la clase trabajadora y que se constituye como imaginario colectivo de la misma.

La discursividad que se presenta omnipresente en la propaganda anti-piratería no es en ningún momento favorable a las mayorías populares, al contrario, es para un grupo élite que regenta derechos de la cultura e impone en base a sus intereses y parecer un valor para que el acceso sea cada vez más limitado: Solo para quien pueda pagar una plataforma y una TV último modelo. Pareciera casi una contradicción expresarlo en pocas palabras, pero sencillamente la Selección Argentina, el orgullo de sentirnos parte de esos jugadores que nos llenaron de alegría, y nos arrancaron por unos instantes de nuestras más duras realidades, de repente, no es de nuestra pertenencia, nos privan de todo lo que nos representa. Buscan despojarnos de lo podría ser una mínima distracción, alegría u entretenimiento, porque ese es el sometimiento que quieren imponerle a las mayorías populares.

Sin ir mas lejos, hace un tiempo detuvieron a todo el equipo de "Biblioteca Secreta" (sección Argentina). ¿Por qué?. Porque la existencia de dicho sector que concentra capital y tiene el privilegio de privatizar el ocio y considerar que pueden apropiarse de los bienes comunes como una página libre, y por supuesto como sus intereses se contraponen a los intereses de las mayorías, nace la lucha por denunciar y marcar que el ocio es un derecho reconocido por diferentes organismos internacionales de Derechos Humanos. Un poco mal acostumbrados nos tenían, porque a cada baja de sus plataformas, de las cenizas nacía una nueva plataforma que nunca nos dejaba sin acceso a leer lo que quisiéramos en cualquier momento. Diferentes opiniones se formulan constantemente en redes sociales como X (Twitter), alegando que la plataforma de Khasad va a “volver” con otro nombre en otra página… Un poco sería razonable pensar que puede ser de esa manera, es hasta iluso creer que una sola persona puede mantener todo ese monstruo de socialización digital. Pero, lo cierto es que hoy Khasad se encuentra encarcelado, y será juzgado y enjuiciado para demostrar que no es correcto lo que hacía, que brindar un libre acceso a la cultura no es benefactor para los intereses de los poderosos, y que hay que pagar para acceder a ver un partido, y en pocas palabras para acceder al disfrute.

Es que, si como salimos a celebrar las victorias (merecidas), nos lográramos organizar en cada lugar de trabajo, y de estudio para defender nuestros derechos (todos) de los más trascendentales a los que parecen pasar desapercibido para el común de la sociedad, los capitalistas no podrían imponer las reglas de su juego clasista y neo-liberal. Debemos emprender una gran resistencia, salir a las calles cada vez que los diferentes gobiernos de cualquier tinte político ataquen nuestro preciado acceso a la cultura, como cuando gana el equipo del barrio o como en la celebración que nos coronó “Campeones del mundo”. Tenemos que tener la convicción de que un solo "banderazo" en las calles no solo daría libertad a los presos que garantizan el acceso a dicha cultura, sino que pondría en jaque a dicho sector de capitalistas monopolizadores de lo colectivo.

¡Basta de que manejen nuestros gustos, nuestras mentes y nuestras vidas para llenarse los bolsillos!

Prendemos la TV, escuchamos la radio, miramos las páginas de los diarios y revistas, buceamos por el infinito mundo del internet: todo se compra, todo se vende, todo está al servicio de maximizar la ganancia de los empresarios.
Ayudado por los grandes medios de comunicación el capital penetra hasta en lo más profundo de nuestras vidas. En nuestros gustos, en como amar y cómo sentir.
Si prendemos la tele y hacemos “zapping”, entre la última novela, Gran Hermano, y la última moda impuesta, no se salva nadie.
Contra toda la opresión a la que nos quieren llevar los capitalistas, sus medios masivos y sus “modelos” de negocio, afirmamos que si hay una vida que merece ser vivida, y es la de luchar por una “sociedad superior basada en la abundancia, la equidad social, y el pleno desarrollo del individuo” (Marx), y solo será posible acabando con este sistema de opresión y explotación.