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Red Internacional
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Desigualdad de género. Brecha de género en educación y un sistema educativo segregador

Estudio revela avance paritario en la educación, como una “revolución” en este último periodo del siglo, sin embargo a pesar de los avances, la segregación y normalización de las carreras masculinizadas y feminizadas deja entrever los estereotipos de género aun existentes.

Jueves 8 de noviembre de 2018

Esta “evolución” en la brecha entre hombres y mujeres en materia educacional, inactividad, participación laboral e ingresos y pensiones, son algunos ámbitos revelados recientemente en el estudio del Informe GET 2018 (Género, Educación y Trabajo) de la ComunidadMujer, que demuestra un leve avance entre distintas generaciones a través de los años.

Las categorización de los siguientes rangos etarios las definieron entre “Las abuelas/os nacidos entre 1940 y 1944” luego, “Las/os hijas/os nacidos/as entre 1960 y 1964, y por último “Las/os nietos/as nacidos/as entre 1980 y 1984.

El informe da a conocer una importante situación en la vida entre los distintos grupos etarios, principalmente demuestra que la vida de las mujeres en generaciones como; abuelas, madres y nietas difiere completamente las unas de las otras. Por el contrario a la de los varones, como los abuelos, padres y nietos son muy parecidos entre sí.

Respecto al ámbito educativo el informe detalla que en las últimas décadas, la asistencia educacional aumento para todos los niveles, como también la cobertura al sistema educacional incremento en relación a la escolaridad promedio de la población, desde la educación parvularia hasta la superior. Indicando que existe un leve aumento en la cantidad de mujeres en la educación como también las últimas generaciones alcanzaron más años de escolaridad, en contrario a los varones que siempre contaron con más años de escolaridad.

El mismo estudio explica que dicho aumento es debido a la percepción de la educación, de poder conseguir mejores condiciones laborales y económicas a través de los estudios, por ende, una mejor calidad de vida. Además de sacar a las mujeres del espacio privado de los hogares al público, y tener más autonomía en la vida que desean.

Sin embargo, se observa una contradicción profunda a través de estos leves avances en materia de “pariedad” entre los géneros, ya que aún persisten las condiciones totalmente desiguales entre géneros, como por ejemplo; la doble jornada, incluso triple jornada laboral de las mujeres, teniendo que trabajar, la realización de las tareas domésticas (jornada laboral no remunerada) y la crianza de hijos/as/es o de enfermos.

La desigualdad se expresa en aquella normalización de los estereotipos de género históricamente perpetuados inclusive en la misma educación. Como el estudio también revela la segregación de género respecto al área de conocimiento académico según sexo y género, las mujeres optan por estudiar carreras subvaloradas socialmente, donde son mal pagados y de menores ingresos, como las de cuidado, enseñanza y relacionadas con servicios en general.

Como se indica en la matriculas del año 2015, que las mujeres optaron por carreras de la salud (26,4%), administración y comercio (22,3%) o educación (15,7%), los hombres lo hicieron en las ligadas a la tecnología (50,4%).

Si bien a través de las décadas, las mujeres han llegado a ser actualmente la mitad de la clase trabajadora a nivel mundial, se evidencia el mantenimiento de la opresión y la doblemente explotación, como la maternidad o el cuidado doméstico, que empuja a menores oportunidades de acceder a la educación.

Así mismo, el negocio de la educación, que precariza las condiciones de estudio, privando los establecimientos públicos de herramientas como salas cuna y jardines infantiles para todas y todos sus estudiantes, y que les empuja a endeudarse además para acceder a la universidad, cuestión que hoy se profundiza con el CAE 2.0 de Piñera, recae principalmente en los hombros de las mujeres y les impide el acceso a la educación como un derecho.

Por esto aún tiene mucho más que avanzar en su organización el movimiento de mujeres junto a otros sectores como los trabajadores, estudiantes y la juventud; por una educación gratuita y no sexista, como también la conquista de todos los derechos básicos elementales como el derecho al aborto legal, libre, seguro y gratuito y los derechos para subsistir, con el fin último de conquistar una sociedad sin explotación y opresión.


Andrea Ramirez

Delegada de género y sexualidades en la Mesa coordinadora de Pedagogía en Educación Básica en la Universidad Ex- Pedagogico, Militante de Pan y Rosas y Partido de Trabajadores Revolucionarios