Entrevistamos a Gabriel Orge, reconocido fotógrafo y docente cordobés. Quien desarrolla su actividad en el campo editorial, documental y el arte.
Jueves 11 de agosto de 2016
¿Qué trabajos estás desarrollando actualmente?
Ahora estoy trabajando en un proyecto llamado “Apareciendo”, parte de ese proyecto es el trabajo con la imagen de Julio López. Hice varias fotos que en septiembre las expongo en el Museo del Barro en Asunción del Paraguay por primera vez.
La idea de “Apareciendo” es darle visibilidad a historias invisibilizadas por mecanismos de poder, el estado, los medios de comunicación, etc. Y a partir de esto activar el recuerdo, la memoria.
Específicamente estuve trabajando los últimos meses con comunidades indígenas y caciques. Para este proyecto generalmente uso fotos de archivos. Por ejemplo, las fotos de los pueblos originarios pertenecen al Archivo General de la Nación, son imágenes icónicas.
Obra de la serie Apareciendo
¿Cuál pensás que es el panorama con el cambio de gobierno, y en relación a esto el rol del fotógrafo?
Esto recién empieza, a partir de algunos comentarios del que fuera fugazmente Ministro de Cultura, "Los artistas que se dediquen al arte y no se metan en política", se puede interpretar las intenciones de este proyecto de gobierno.
Me parece que en cuanto al rol de la fotografía actualmente, en su estricto carácter documental, es interesante lo que sucede con los colectivos ligados al periodismo que documentan lo que los medios hegemónicos no muestran. Que tienen que ver más que todo con la comunicación, no sé si con el arte.
En el terreno del arte, creo que una gran parte de los artistas reflexionan sobre su propio contexto a través de lo que producen. Ahora, habría que ver como se transforma esto según el contexto político y social del país y qué discusiones proponen en este nuevo escenario. Lo que creo es que tenemos que presionar al Gobierno para que incentive proyectos culturales, que no se dejen de costado.
Mi trabajo siempre estuvo atravesado por la historia, la identidad, lo social, sigo con lo que me mueve más allá de quién esté en el poder.
¿Cómo ves a la fotografía en Córdoba?
Mirá, veo mucha gente que está interesada actualmente. Después, la fotografía tiene muchísimos usos, yo por ahí me encuentro más cerca del arte en ese sentido.
Si ahora me preguntás por donde andan indagando estos fotógrafos, creo que hay diversidad. En mi taller la fotografía se cruza con otras disciplinas todo el tiempo: con la pintura, la intervención, lo objetual, por dar algunos ejemplos.
En el proyecto “Apareciendo” hay una intervención sobre el paisaje, ahí es cuando se produce un cruce, que es muy del arte contemporáneo. No hay sólo un recorte de la realidad de manera documental.
¿Cómo es el trabajo que realizás en “Manifiesto alegría”, el taller que das?
Al taller lo conformamos Álvaro Figueroa, que es fotógrafo, diseñador editorial y editor; Adrián Aldecoa Billoni, fotógrafo, Clara Johnston, fotógrafa y yo.
Trabajamos con un grupo sobre un eje conceptual, de marzo a noviembre, cada uno investiga de manera individual pero también de manera colectiva.
En 2014 trabajamos con la intemperie, este año estamos trabajando sobre memoria, un concepto amplio que permite diferentes lecturas e interpretaciones.
La memoria no es sólo la memoria colectiva o histórica, sino también puede ser la memoria individual, el álbum familiar, prácticas cotidianas, como la memoria del mozo que se acuerda de los pedidos. Nos sirven como material de investigación obras desde “Funes, el memorioso” de Borges, hasta “El siluetazo” de 1983.
A las necesidades técnicas las revisamos en relación a las ideas de los participantes del taller. Invitamos a dialogar a fotógrafos, artistas, colectivos como el proyecto Bordamos por la paz.
También hemos organizado una residencia, participamos en ferias de arte, publicaciones, etc.
