El “superdomingo” de elecciones regionales Alemania ha sido un terremoto político. La extrema derecha irrumpe en el este y el oeste. Los partidos de la Gran Coalición, los más perjudicados.
Martes 15 de marzo de 2016
Foto: EFE/EPA/WOLFGANG KUMM
Los resultados oficiales de los comicios regionales en Sajonia-Anhalt, Renania-Palatinado y Baden-Wurtemberg – con un electorado total de 16 millones de personas – demuestran que la inestabilidad política que marcó los últimos meses no solo se mantiene, sino que se intensifica aún más.
Las elecciones que fueron leídas como una suerte de “referéndum” sobre la política migratoria del gobierno golpearon duramente tanto a los democristianos (CDU) como a la socialdemocracia (SPD), ambos partidos que integran la “gran coalición” de gobierno en Alemania.
El partido de la canciller Ángela Merkel, la CDU, ni siquiera alcanza el 30% en su feudo tradicional Baden-Wurtemberg y pierde 12 puntos. El SPD pierde 10 puntos y resulta tercera fuerza con un 12%. En Sajonia-Anhalt los gobernantes de la CDU se mantienen primera fuerza con el 30% pero su aliado SPD pierde 10 puntos y queda solo cuarta fuerza.
En dos de las tres regiones los dos partidos tradicionales no alcanzan el 50%, hecho inédito en la historia alemana de posguerra. En Renania-Palatinado aunque el SPD se mantiene como primera fuerza con el 36% gracias a las pérdidas de la CDU que llega a un 32% no podrá seguir su coalición de gobierno con los verdes que pierden 10 puntos llegando apenas al 5%.
El gran ganador de las elecciones es el partido xenófobo Alternativa por Alemania (AfD) que aprovechó el clima racista para establecerse como tercera fuerza en toda Alemania y en Sajonia-Anhalt con el 24% como segunda fuerza. En Renania-Palatinado alcanzó el 12% y en Baden-Wurtemberg el 15%. Lejos de ser solo un fenómeno electoral el éxito se basa en una radicalización social en clave reaccionaria. El mismo sábado, Alternativa por Alemania organizó una marcha en Berlín bajo el lema “Fuera Merkel” que reunió a 3.000 personas contra los refugiados mostrando otra vez sus vínculos con la extrema derecha militante.
Este avance de la extrema derecha xenófoba sacude al tablero político y dificulta la gobernabilidad, ya que ningún gobierno regional podrá seguir tal como ha sido hasta ahora y todo dependerá de nuevas alianzas. Mientras que en Renania-Palatinado todo indica que se concretará una “gran coalición”, en Sajonia-Anhalt la CDU solo podrá seguir gobernado si forma gobierno con la socialdemocracia y los verdes. En Baden-Wurtemberg es posible una coalición de los verdes, la socialdemocracia y los liberales de la FDP o una coalición entre verdes y la CDU. Tampoco se descarta una “coalición alemana” (por sus colores negro, rojo y amarillo) de CDU, SPD y FDP. Se avecinan tiempos de una mayor inestabilidad política.
Un golpe para Merkel en su propia casa
Los resultados son un duro golpe para el partido de Merkel, tenso por las luchas de fracciones y críticas al liderazgo de la canciller. Una de sus principales opositoras internas es Julia Klöckner de Renania-Palantinado que se pronunció a favor de “cupos diarios” para restringir la entrada de refugiados y un mayor cierre de las fronteras. Sin embargo, no ganó como era esperado, mientras que Guido Wolf de Baden-Wurtemberg, seguidor de Klöckner, cayó del 39 al 27%. Al mismo tiempo, el presidente regional verde Winfried Kretschmann, fuerte sostén del gobierno de Merkel votando todas las leyes antiinmigrantes junto con ellos en el senado, logró que su partido sea primera fuerza por primera vez en elecciones regionales.
El partido de la izquierda reformista Die Linke perdió tras una campaña electoral enfocada en mostrarse como alternativa “fiable” y “seria”, con referencias al excanciller neoliberal Helmut Kohl o el Papa Francisco, con referentes que dijeron que “no podemos acoger a todos”, refiriéndose a los refugiados encerrados en el campamento de refugiados de Idomeni en la frontera entre Grecia y Macedonia. De este modo no fue ninguna alternativa al curso reaccionario del gobierno y el avance de la derecha. Por eso no entró en los parlamentos en Renania-Palatinado y Baden-Wurtemberg. Su curso socialdemócrata en Sajonia-Anhalt donde aspiraba dirigir el nuevo gobierno en coalición con la socialdemocracia y los verdes como ya lo están haciendo en Thuringia fue sancionado con una pérdida de 7 puntos llegando al 16%. Su cercanía a los partidos tradicionales los ha llevado al desastre electoral. Y el discurso derechista de sus cúpulas favoreció al clima reaccionario. La AfD aprovechó la mayor polarización política que llevó a una mayor participación electoral y logró movilizar los sectores descontentos con la política del gobierno.
La estrategia del reformismo y parte de la izquierda radical que hizo campaña para “votar contra la derecha” fracasó brutalmente. En Sajonia-Anhalt la participación electoral subió 10 puntos para llegar al 61%– y AfD ganó. Estas tendencias de extrema derecha solo se pueden enfrentar con una fuerte movilización antirracista y antimperialista en los colegios, las universidades y las fábricas. La huelga estudiantil el 27 de abril contra el racismo, la guerra, las deportaciones y la precarización será el primer ensayo.