No es un caso aislado porque son los dueños de las playas, del mar y del agua, de los bosques y ríos, de las minas y riquezas naturales del país. Son literalmente los "dueños de Chile".
Miércoles 6 de febrero de 2019
El caso Gasco, en que el presidente de su directorio, el declarado pinochetista Matías Pérez Cruz, echa a tres mujeres que se encontraban descansando a los pies del lago Ranco, pues era "su jardín" y "su propiedad" no es un caso aislado. Retrata de cuerpo entero al Chile patronal y a la clase capitalista que es y se siente dueña de Chile.
No es un caso aislado porque son los dueños de las playas, del mar y del agua, de los bosques y ríos, de las minas y riquezas naturales del país. Son literalmente los "dueños de Chile". La defensa de la propiedad privada que defienden es ésta, el dominio de las riquezas que a costa del saqueo y la explotación, la dictadura, el terror y el despojo, les permite tener bajo su poder los grandes recursos del país, mientras la clase trabajadora y el pueblo sufre la explotación cotidiana y la precariedad que les genera sus millonarias ganancias a la clase dominante.
Pero no solo fue la dictadura quienes los enriquecieron y aseguraron su poder. Con la Concertación la clase dominante pudo no solo consolidar sus posiciones, sino avanzar en el saqueo. Sus ganancias son defendidas por el Estado, ya no solo en dictadura, sino también en democracia. "Su propiedad" es amparada por el Estado y los distintos gobiernos empresariales, de derecha y centro-izquierda.
Pero esa impunidad empieza a ser cuestionada. Lo han hecho las grandes movilizaciones de estudiantes desde el 2011, trabajadores, pobladores, mujeres y la heroica resistencia del pueblo-nación mapuche.
Esos cuestionamientos han activado una "defensa" reaccionaria de los privilegios de la clase capitalista, con la emergencia la extrema derecha de Kast y Acción Republicana, cada vez mas financiados por las grandes fortunas. En este marco, es creciente el sector de la clase empresarial que se están volcando a Kast para asumir una defensa activa de sus intereses: si ayer fue Lucía Avilés, conocida por el "supertanker" del imperio Wallmart, que se declaró su "seguidora", el presidente de Gasco también le donó millonarios recursos para su campaña. No solo ellos, son diversos gremios patronales como los terratenientes de La Araucanía quienes se pliegan a Kast, quienes directamente piden a los militares para aplastar la resistencia mapuche.
El descontento abierto con el presidente de Gasco se ha expresado con repudios en redes y campañas contra la empresa, como el llamado al boicot a sus productos. Es un sentimiento genuino de amplios sectores. Sin embargo, para atentar realmente contra esta impunidad, hay que atacar la raíz de aquella: la propiedad privada de sus grandes medios productivos y de distribución, base de su ganancia y sus propiedad. Gasco, que provee un servicio esencial para la población debe ser expropiada sin indemnización a sus "dueños", nacionalizado y puesto bajo gestión de sus trabajadores y el control de la comunidad, para poner el gas al servicio del conjunto del pueblo trabajador, y no de sus ganancias. Asimismo con la propiedad de los mares, ríos y playas, cuyas mejores lugares son exclusivos de la clase capitalista, y más que una ley que otorgue el acceso público, deberían ser propiedadun social y no privada, garantizando el acceso al pueblo trabajador.
Un movimiento que pelee por este programa, encabezado por sindicatos y las organizaciones de los trabajadores, alteraría las bases del dominio de los capitalistas y su impunidad, poniendo a las y los trabajadores en alianza con el pueblo pobre, a la cabeza de una reorganización que atente contra los privilegios de la clase dominante, para echar abajo el Chile patronal donde los "dueños de Chile" son completamente impunes.
Pablo Torres
Dirigente nacional del Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR). Autor y editor del libro Rebelión en el Oasis, ensayos sobre la revuelta de octubre de 2019 en Chile, Edición Ideas Socialistas, 2021.
