Divergencias han generado al interior del conglomerado las últimas votaciones de la Democracia Cristiana a favor de Piñera. Es en este marco que Giorgio Jackson ha salido a apuntar sus dardos contra los sectores “disidentes” de la política de RD, manteniendo abierta la puerta a la DC y la exNueva Mayoría.
Domingo 28 de abril de 2019
Posterior a la resultados de las elecciones parlamentarias del 2017 la política frenteamplista cambió, de las federaciones estudiantiles pasaron a asentarse en las bancas del congreso y Revolución Democrática se consolidó como el sector con mayor fuerza dentro de la coalición. Es así que el Frente Amplio se ha encontrado en constantes tensiones en su interior.
Es en este marco, entre el tira y afloja del sector de Jackson y sectores “disidentes” al partido político de las banderas verdes ha dirigido su centro en los últimos días a las tensiones que levantaron los resultados de las votaciones de los parlamentarios de la Democracia Cristiana a favor de la reforma tributaria de Piñera.
Y es que la situación es escandalosa. Se hacen llamar oposición y votan a favor de una reforma que hace más ricos a los empresarios y más pobres a las familias trabajadoras.
Presionado por estos cuestionamientos, Giorgio Jackson (RD) ha cuestionado -de forma completamente tardía- el actuar de la falange. Sin embargo, no se desilusiona del bloque concertacionista, afirmando que:
“No vamos a tener problema de ir a buscar votos a los sectores de la ex Nueva Mayoría, de los sectores regionalistas e incluso de sectores más moderado del oficialismo como lo hemos hecho hasta ahora. Lo que si es cierto es que los intentos de generar confianzas con la DC están llegando a un punto de no retorno, Y eso por supuesto que tiene implicancias políticas en las elecciones.” Declaró el congresista de Revolución Democrática.
A la par de decir entre líneas “no nos gusta que le hagan el juego a la derecha, pero aquí los seguimos esperando para pedirles sus votos”, Jackson no concluyó sus declaraciones son antes apuntar sus críticas a estos sectores “disidentes” de su moderada coalición:
“Tener diferencias es distinto que apuntarse con el dedo, y eso ha pasado en el FA. Es distinto no aceptar tener una posición minoritaria y actuar en conjunto, que separarse y pegar, que fue lo que sucedió. Hay acciones en el FA, como estas, que van resquebrajando las confianzas internas, independiente de que se puedan compartir objetivos programáticos y compartir varios objetivos políticos.”
Es así que Jackson -y RD en su conjunto- expresan que queda diálogo para rato con la política bacheletista.
Con estas declaraciones Jackson deja en evidencia que años de política pactada y subordinada a los intereses de los poderosos, tal y como gobernó Bachelet, es afín a los intereses que como Frente Amplio están dispuestos a disputar -y negociar-.
No está en la órbita de Jackson enfrentar confrontacionalmente a este gobierno que no sólo amenaza con impedir cada vez más las políticas de defensa de los Derechos Humanos, si no que promueve una agenda represiva brutal hacia la juventud, de la cual no está lejos la política tributaria, laboral, previsional y de salud. Lo que en definitiva le permite a la derecha abrirse mayor paso para pasar sus ataques, tal y como lo permitió el Frente Amplio al sumarse a las mesas de diálogo de seguridad a inicios del segundo mandato de Piñera, lo que le permitió cambiar toda la agenda de gobierno anterior, que había sido impuesta por la movilización de las calles (educación, pensiones, etc).
Para enfrentar a este gobierno no basta con una oposición a la siga de la DC y del sector que llevó a Bachelet al gobierno (incluyendo al Partido Comunista). Se debe levantar una gran oposición organizada y movilizada en las calles, impulsada por la fuerza de la juventud, las mujeres y la clase trabajadora; una oposición que apueste a darlo vuelta todo y acabar con el gobierno de los ricos.