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Red Internacional
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Política. Giro del Gobierno y el rol del Partido Comunista

Con el giro del Gobierno al abandono de las promesas de reformas del Programa, el Partido Comunista quedó descolocado. Su presidente Guillermo Teillier declaró que “el realismo económico no puede frenar el proceso de reformas", llegando incluso a plantear que si se frenaran “evidentemente que estaríamos en otro momento político y deberíamos revisar nuestra posición”.

Nicolás Miranda Comité de Redacción

Miércoles 15 de julio de 2015

El giro del Gobierno
Tempranamente informamos aquí, aquí y aquí en La Izquierda Diario sobre los pasos que fue dando el gobierno y terminaron en el giro actual, y que se sintetizan en la frase de Bachelet de “realismo sin renuncias”.

Las promesas de reformas del Programa del Gobierno tenía cuatro pilares: reforma tributaria, reforma educacional, nueva Constitución y reforma laboral.

Una por una, fueron siendo renunciadas. Temprano fue con la reforma tributaria, que terminó en la “cocina” del Senado impulsada por la DC y su senador Andrés Zaldívar. Pero hasta entonces, aún estaba indefinido el curso del Gobierno y sus promesas.
Desde el cambio de Gabinete poniendo en la cabeza política a la DC con Jorge Burgos en el Ministerio del Interior, la opción del Gobierno se fue configurando. Junto al Ministro de Hacienda el PPD Rodrigo Valdés, se dedicaron las semanas siguientes a preparar el clima necesario. La clave fue el acento en las “restricciones” por la desaceleración económica. De ahí, nuevos ejes políticos, comenzando por la necesidad de “priorizar” para terminar con la necesidad de “jerarquizar”, avanzar gradualmente y, finalmente, llegar a un “realismo sin renuncia”.

Las renuncias ya se están configurando también. La promesa de gratuidad, tal vez el eje del Programa de la Nueva Mayoría, está en duda. Del 70% para el 2016 y el 100% para el 2018, se pasaría al 60% para el 2016 y el 100% se verá. La Nueva Constitución y el inicio del “proceso constituyente” en septiembre está quedando para un futuro indefinido. La reforma laboral se transformó en “agenda laboral”, los cambios estructurales en un “piso mínimo”, y el proyecto aprobado en Diputados está amenazado con una nueva “cocina” en el Senado. Se deja de hablar de las “reformas estructurales” para volver a hablar de “protección social”.

Un giro a la derecha, una resonancia a los noventa con centro en el crecimiento económico y los avances “en la medida de lo posible”.

Este giro, como informamos también aquí (http://www.laizquierdadiario.cl/El-giro-del-Gobierno-y-la-silla-vacia-del-progresismo-en-la-Nueva-Mayoria) en La Izquierda Diario, descolocó al limitado progresismo de la Nueva Mayoría. Especialmente comprometido quedó el Partido Comunista.

El rol del Partido Comunista en la Nueva Mayoría
Como su diputada Camila Vallejos declaró en su momento, el rol del PC era estar “con un pie en el Parlamento y un pie en la calle”. Cubrir el flanco izquierdo para el intento de la Nueva Mayoría y su Gobierno de canalizar las demandas puestas por el nuevo ciclo de la lucha de clases abierto el 2011.

El PC fue activo en esta política. En primer lugar, alentando ilusiones en el Programa. En segundo lugar, como escudero de Bachelet. La frase emblema del corto verano reformista del Gobierno, fue la de la retroexcavadora, y fue del PPD, no del PC. En tercer lugar, con su política: le bajó el perfil a la “cocina” del Senado, dejó pasar la posposición de la discusión del aborto aunque la ministra del Sernam es la PC Claudia Pascual, con la presidenta de la CUT Bárbara Figueroa alentó expectativas en una reforma laboral que devino en el “piso mínimo” de la “agenda laboral”. En cuarto lugar, en “la calle”, jugó el mismo papel: con el vocero de la organización de los secundarios CONES firmó un acuerdo con Eyzaguirre justamente cuando la movilización estudiantil estaba en alza, y es activo con su presidente del Colegio de Profesores Jaime Gajardo en el intento de terminar con el paro indefinido de los profesores.

Este giro del Gobierno disloca esta política del PC. Se está por producir un retroceso en la limitada reforma tributaria, se volverá a activar la “cocina” del Senado para la agenda laboral, están en duda la reforma educacional y su pilar la gratuidad en educación superior, la nueva Constitución y otros anuncios como la reforma previsional.

La revisión
El presidente del PC anunció que, tras el cónclave oficialista donde se definirán las políticas a partir de este giro, se podría producir una “revisión” de la posición del PC en la Nueva Mayoría.

En lo inmediato, tomarían la posta del PPD. Aunque sin ir tan lejos: si su presidente Jaime Quintana habló de “retroexcavadora”, el PC no se atreve a tanto. Pero si activa sus vocerías críticas.

La diputada Karol Cariola declaró que “el PC no va a aceptar un retroceso en el programa de gobierno”. La diputada Camila Vallejos a su vez afirmó que “harán valer” la promesa de gratuidad universal, y acusó al “chantaje empresarial” la falta de inversiones. El diputado y presidente del PC Guillermo Teillier declaró que “realismo económico no puede frenar proceso de reformas", y a la vez abrió una pugna con el DC Gutenberg Martínez, y probablemente se repitan las fricciones DC-PC.

Pero la revisión, serían aún más limitada. En el documento “Mirada económica y política del PC”, del miembro de su Comisión Política Patricio Palma Cousiño, se señala que “a la vez, el Gobierno es escenario de una disputa entre las fuerzas que participan de él. En la Nueva Mayoría existe también una relación de unidad y lucha de sus fuerzas componentes, siendo la intensidad de las reformas y medidas y la gradualidad de las mismas, una constante fuente de tensión”, concluyendo que “por las reformas también nos jugamos en la Nueva Mayoría, contribuyendo a la unidad de las fuerzas que están por los cambios y presionando a los sectores que tienden a vacilar en momentos de agudización de las tensiones políticas”. Abre una puerta al “realismo sin renuncia” de Bachelet al afirmar que “la posibilidad de hacer las reformas y la velocidad de implementarlas depende, en primer lugar, del grado de conciencia ciudadana. Pero, no menos importante, también depende de contar con los recursos necesarios en el volumen y momento adecuados”. Con relación a lo segundo, defiende la “asociación público-privada” del Gobierno. Con relación a lo primero, destaca la importancia de “el gran asunto de la participación del pueblo como actor central de la construcción de su propio destino (…) los comunistas hemos estado y sin duda estaremos en la primera línea cuando se trate de impulsar la organización social y popular para lograr, con la más activa movilización y participación, la realización del programa de reformas que comprometió la Nueva Mayoría”.

En resumen, y en principio, la revisión se limitaría a mantenerse en la Nueva Mayoría presionando a la DC y las fuerzas conservadoras del conglomerado, y promover la participación y movilización social. El modo sería arrancar un compromiso de mantener la Nueva Mayoría para las próximas elecciones municipales, parlamentarias y presidenciales para completar en un próximo período de Gobierno las reformas pendientes.
Es decir, seguir alentando las ilusiones en la Nueva Mayoría y su Programa, aunque esté renunciado en los hechos. Precisamente cuando se ha abierto un nuevo ciclo de la lucha de clases, con sus flujos y reflujos, y cuando se agotó rápidamente este camino de reformas anunciadas y se acrecienta la crisis de legitimidad agudizada por los casos de corrupción. Un nuevo escenario puede abrirse paso, con más espacio hacia su izquierda.

Mayor espacio a la izquierda
Con la crisis de legitimidad de los partidos del régimen, “el realismo sin renuncias” de la Nueva Mayoría y la evaporación de las expectativas abiertas, puede abrirse un espacio hacia su izquierda. Con el cambio de las leyes de partidos y electoral, puede cobrar forma en nuevas formaciones políticas, muchas se preparan para ello. La clave de su preparación, es el anti-neoliberalismo.

Con dos limitantes. La primera, que por distintas “vías” se aúnan en una matriz común, precisamente lo anti-neoliberal. El propio PC, y en el mismo documento citado, pone el acento en que “en nuestra caracterización del Programa presentado por la Presidenta, dijimos ya que puede (hasta ahora) calificarse como democrático reformista y de vocación social, desde el punto de vista de las garantías, derechos y servicios sociales que busca promover para todos. Responde a un diagnóstico colectivo que, en lo esencial, cuestiona al neoliberalismo en tanto forma de expresión de un “capitalismo salvaje”, opuesto a la democracia (…) No surge por lo mismo directamente del programa un cuestionamiento del capitalismo como sistema. No se visualiza la contradicción Capital-Trabajo como la generadora principal del conflicto social. Por lo mismo, el programa no responde a la perspectiva de instalación inmediata de una democracia revolucionaria, que inaugure un tránsito a una sociedad de carácter socialista, sino solo (nada más, pero tampoco nada menos) a la de una democracia que si supere los aspectos más regresivos del neoliberalismo”.

La segunda limitante, es la imbricación entre neoliberalismo y capitalismo. Para terminar no sólo con la herencia neoliberal, sino con la explotación de los trabajadores por un puñado de empresarios, es necesaria una estrategia que no separe "en etapas" la lucha contra aspectos del neoliberalismo y la lucha con el capitalismo como hace el PC, y los grupos anti-neoliberales.