El canje de bonos para descomprimir los vencimientos de 2015, y los anuncios sobre Ganancias para los aguinaldos de asalariados que ganen menos de 35 mil pesos, coronan una serie de medidas para descomprimir el verano.
Esteban Mercatante @EMercatante
Martes 9 de diciembre de 2014
La semana que pasó tuvo importantes anuncios económicos. En primer lugar, Cristina Fernández anunció el pasado miércoles, en su intervención en la 20 Conferencia Industrial organizada por la Unión Industrial Argentina (UIA), que eximirán del impuesto a las ganancias sobre el aguinaldo a quienes cobren menos de 35 mil pesos. El jueves, el Ministro de Economía Axel Kicillof anunció que se canjearán, un año antes del vencimiento, los bonos Boden 2015, por un total de 6.700 millones de dólares, habilitando a canjearlos por efectivo, o por nuevos bonos, Bonar 24, que pagarán a sus tenedores rendimientos hasta su vencimiento, dentro de 10 años. Cristina también dejó claro en la UIA que la ley de Abastecimiento, resistida por las entidades empresariales que iniciaron acciones legales, no será reglamentada. Un guiño a los empresarios que confirmó lo que les había anticipado el Secretario de Comercio, Augusto Costa.
Con estas medidas, el gobierno muestra iniciativa en algunos frentes críticos, y aspira así a terminar de descomprimir algunos focos de tensión en la economía. De esta forma, aspiran a llegar al final de mandato de Cristina Fernández sin tener que encarar grandes cambios, aunque por lo tanto también sin revertir el notorio deterioro expresado en la caída de la actividad económica, el empleo y el consumo.
No dejes para mañana lo que puedas pagar hoy (o durante diez años)
El canje de Boden 2015 por Bonar 24, apunta a descomprimir el panorama financiero en su último año. Es que el año que viene el Estado nacional afronta cancelaciones por 13.804 millones de dólares. Esto equivale a casi la mitad (48%) de las reservas en manos del Banco Central (BCRA), que gracias a la recomposición que permitió el segundo tramo del canje de monedas con China alcanzaron los 28.899 millones de dólares. Los vencimientos a pagar no tienen en cuenta la sentencia de pago a los fondos buitre, que podría incrementar aún más el monto de las cancelaciones en 2015.
Por eso, el pago anticipado de los 6.700 millones de dólares del Boden 2015 representa un alivio de casi la mitad de los pagos del año próximo, que se reducen a algo más de un cuarto de las reservas totales del BCRA, cifra todavía elevada pero menos dramática. Además, la apuesta del Gobierno no es pagar anticipadamente este bono, sino lograr que la mayor cantidad de adherentes posibles acepte el Bonar 24, pateando así el problema a futuros gobiernos.
Como la mayor parte de los Boden 2015 está en poder de inversores institucionales, es probable que acepten el canje por otros títulos para asegurarse la continuidad de un rendimiento anual. El precio a pagar por este alivio, una nueva emisión de deuda que vuelve a mostrar la tasa alarmante en la cual el mentado “desendeudamiento”, que no fue otra cosa que pagar generosamente durante diez años sin resolver el problema de la deuda, da paso al “reendeudamiento”. Esta entrega no puede taparse haciendo gala de que ahora son bonos bajo jurisdicción nacional. Aunque no se litigue en cortes extranjeras, la deuda es un grillete sobre la economía nacional, y los costos de pagarla caen sobre los trabajadores y sectores populares.
Sin Ganancias en el aguinaldo, los salarios igual perdieron por goleada
La Presidenta anunció la eximición para los salarios de menos de 35 mil pesos del pago de ganancias en el aguinaldo después de negar durante semanas cualquier cambio en Ganancias, lapso en el que hubo momentos curiosos como la defensa “filosófica” que realizó el Jefe de Gabinete Jorge Capitanich del esquema vigente un día antes de los cambios.
Este cambio significa que en promedio los trabajadores dejarán de pagar 1.500 pesos de Ganancias. Lo cual equivale al 10% del pago promedio de ganancias. Con esta decisión que sólo aplica para el Salario Anual Complementario, se mantiene en pie uno de los pilares que durante los últimos años reforzaron la ya regresiva estructura impositiva del país. Sin contar ganancias, el 60% de la recaudación tributaria se integra por el Impuesto al Valor Agregado (IVA), y por los aportes a la seguridad social. El primero es un impuesto altamente regresivo, ya que grava el consumo, y afecta proporcionalmente más a los que menos tienen, ya que para éstos el consumo representa una proporción mayor de su ingreso disponible (el grueso de los trabajadores gasta casi todo su ingreso sin poder ahorrar, mientras que lo opuesto ocurre con los deciles de ingresos más elevados). En el caso de la seguridad social, durante los últimos veinte años se redujeron de 33% a 23,7% los aportes patronales, pero existen numerosas exenciones que benefician a sectores empresarios con tasas aún más bajas. De esta forma, el 50% de la recaudación del Estado la sostienen los asalariados. Durante la última década, se triplicó el peso del impuesto a las ganancias sobre los salarios. Esto significa que aquel sector de asalariados que logró mantener un ingreso algo por encima del costo de la canasta familiar quedaron obligados a pagar tasas de impuesto a las ganancias más altas, por el sólo hecho de que hubo inflación y el mismo ingreso real se expresa en una mayor cantidad de pesos (se gana más para poder comprar lo mismo). Y esta plata, el Estado la gasta en subsidios a los ricos y pagos a los especuladores. Toda la supuesta “progresividad” del sistema impositivo es un verso.
Al mismo tiempo que la presidenta anunciaba esto, decía sin empacho que los salarios le ganaron a la inflación en 2014. Pero esto sólo ocurre en el mundo del Indec, donde los salarios acumularon entre enero y octubre un aumento cercano al 28%, mientras que los precios habrían subido 21,4 por ciento. Pero durante el mismo período, los relevamientos privados que publica la oposición en el Congreso, mostraron un aumento de precios de 33,25%. Estos valores son similares a los que arrojan los organismos estadísticos provinciales no encuadrados con el Indec. La consultora del economista Miguel Bein, que el gobierno citó como voz autorizada dando supuestamente razón al Ministro de Economía Axel Kicillof en su estimación de que el año cerrará con un aumento de precios de 24%, estima en realidad para este año un aumento de precios del orden de 32% o 33%. Menor a otras estimaciones pero bien por encima de las cifras del Indec. Sólo estimó que anualizando el valor de noviembre, gracias a una cierta desaceleración, se podría dar el 24% que dice Kicillof.
Como se ve, los salarios pierden por afano contra la inflación. El anuncio de Ganancias para el aguinaldo apenas limita en una pequeña magnitud dicha pérdida, para un sector de los asalariados. Sin bono para diciembre e inmediata reapertura de paritarias, son los trabajadores los grandes perdedores de este 2014. Los festejos de fin de año que promueve el gobierno, sólo para los especuladores y los empresarios.