Es la contraoferta ante propuesta de extinción automática de la administración estadounidense. Una muestra del servilismo de Peña Nieto para mantener aunque sea en parte las reglas de juego que benefician a trasnacionales de distintos continentes.
La Izquierda Diario México @LaIzqDiarioMX
Jueves 16 de noviembre de 2017 01:47
"Nuestra propuesta sería no fijar la muerte automática y súbita [del TLC], sino un mecanismo de evaluación en positivo", señaló Ildefonso Guajardo, secretario de Economía de Peña Nieto, en entrevista en Radio Fórmula. Explicó que "El secretariado del TLC tiene la responsabilidad de hacer evaluaciones periódicas, pero realmente no las ha hecho de forma sistémica. Adquiramos un compromiso de analizar los efectos que ha tenido el acuerdo y que, en función de los resultados, cada país decida seguir o no adelante".
Así es que este miércoles 15 de noviembre, a dos días del inicio de la quinta ronda, anunció que aceptaría que los tres socios evaluaron cada cinco años para analizar los beneficios y los problemas del pacto, a condición de que no se establezca una cláusula de terminación automática del tratado, la propuesta de máxima de Trump.
Ildefonso Guajardo
No hay precedentes en ningún acuerdo de libre comercio que se determine por anticipado una fecha de caducidad, un tema espinoso que los analistas económicos consideran perjudicial para las inversiones internacionales, ya que no da certidumbre a CEO’s y magnates.
Guajardo, devenido en tímido vocero de Peña Nieto pedirá a los negociadores de EE.UU. "más detalles" sobre el aumento del 62,5% al 85% el porcentaje mínimo de partes de un automóvil que hayan sido producidas en alguno de los tres países.
Estas declaraciones se dan al día siguiente de la amenaza de Wilbur Ross, secretario de Comercio de Trump, quien aseveró que si se rompe el tratado sería "mucho más dañino" para México y Canadá que para su país.
Mientras sigue la disputa entre los gobiernos y las trasnacionales, son los trabajadores y los sectores populares de los países de América del Norte quienes saldrán más perjudicados de estas negociaciones, pues los empresarios de todas las banderas quieren maximizar sus ganancias a costa de avanzar en la superexplotación.