El gobierno de Estados Unidos ha preparado los primeros 125 millones de dólares para países como Honduras, cuyo objetivo es fortalecer y dar continuidad al Plan Alianza para la Prosperidad de los países del Triángulo Norte de Centroamérica.
Miércoles 15 de febrero de 2017
La medida de fortalecimiento al Plan Alianza para la Prosperidad fue anunciado en recientes días por el embajador estadounidense en Tegucigalpa, James Nealon. Junto a ello llegó la aprobación del primer desembolso por un moto de 750 millones de dólares autorizados por la Casa Blanca en Washington para El Salvador, Honduras y Guatemala, según una nota publicada en Forbes México.
Esta medida es la continuidad de la administración de Barack Obama, cuyo objetivo “oficial” es impulsar una serie de programas de desarrollo como son “dinamizar el sector productivo, desarrollar el capital humano, mejorar la seguridad ciudadana y el acceso a la justicia, así como brindar un mayor fortalecimiento a las instituciones estatales”. Sin embargo, las condiciones sociales en los países del istmo siguen siendo cuestionadas por la propia población.
Es el caso de los escándalos por desfalco público al sistema de salud en Honduras lo que sumergió al gobierno de Juan Orlando Hernández en una severa crisis durante 2016; también incluyen las demandas del sector salud y el magisterio guatemalteco que han cuestionado el sistema de corrupción que sigue imperando en las entrañas del régimen y que en El Salvador se expresa con la ola de violencia que vive la mayoría de su población. Contrario a los objetivos oficiales, el Plan Alianza para la Prosperidad ha significado un fortalecimiento de las fuerzas armadas y mayor militarización para esos países.
Gobierno de Peña: la migra contra centroamericanos
La iniciativa diseñada por el imperialismo estadounidense cuenta con el respaldo de diferentes gobiernos como el de España, Canadá, Alemania, Suecia, la Unión Europea, Chile, Colombia y México. Este último con el que pretende además, embonar con otras iniciativas, como la implementación del Plan Frontera Sur, que ha desatado una verdadera cacería contra hombres, mujeres y niños que intentan atravesar el territorio mexicano para llegar al país vecino, en lo que cada vez se anuncia como el “fin del sueño americano”.
En este sentido, el gobierno de Enrique Peña Nieto ha mostrado el grado de servilismo con la política de Washington. Actúa como la migra deportando masivamente a decenas de miles de centroamericanos en su trayecto por el país.
Según los datos del propio Instituto Nacional de Migración (INM), las cifras de deportaciones de migrantes centroamericanos en los últimos años son; 62 mil en 2010, más de 72 mil para 2013; aumentando a 114 mil para 2014, 120 mil para el 2015 y llegando a una cifra de más de 140 mil deportaciones el año pasado.
Trasfondo del Plan Alianza para la Prosperidad
Los distintos gobiernos centroamericanos han insistido por su parte en la continuidad que debe seguir dando Estados Unidos para esos países. John Kelly, nominado por el presidente electo Donald Trump para dirigir el Departamento de Seguridad Nacional, defendió la necesidad de que el gobierno que él integrará siga apoyando a Centroamérica para mejorar las oportunidades allí y reducir la migración hacia el norte.
Kelly expresó su apoyo al Plan Alianza para la Prosperidad para el Triángulo Norte de Centroamérica, implementado desde 2014 por Honduras, Guatemala y El Salvador.
“Los tres países del norte han diseñado un plan, la Alianza de Prosperidad; nosotros les ayudamos a desarrollarlo. Lo que verdaderamente quieren es inversión extranjera. Si hiciéramos eso por ellos, sería mucho mejor”, sostuvo.
Los objetivos reales del imperialismo estadounidense se han definido desde 2014, mientras que los mandatarios centroamericanos han dejado claro que “otra de las preocupaciones” es irónicamente que dichas economías dependen en gran parte a las remesas que los centroamericanos envía.
Cabe señalar que las remesas aumentaron de 11.65 millones de dólares en 2012 en países de Centroamérica, a 12.299 millones de dólares, según cifras de los bancos centrales de los tres países.
Guatemala es el principal receptor, al pasar de 4.782 millones de dólares en 2012 a 5.105 millones en 2013, seguida por El Salvador, que aumentó de 3.910 millones en 2012 a 3.969 millones al año siguiente. Honduras captó 2.958 millones en 2012 y 3.225 millones en 2013. Los ingresos representan el 10% del Producto Interno Bruto (PIB) de Guatemala, el 16% del PIB de El Salvador y cerca del 17% del PIB de Honduras.
Frente a la política racista y xenófoba que llevan a cabo tanto el gobierno de Trump como el de Peña Nieto, para cientos de miles de migrantes centroamericanos es importante levantar la solidaridad en ambas fronteras, denunciando las vejaciones de las que son objeto las mujeres, niños y hombres a merced de grupos del narcotráfico y de las consecuencias que ha dejado la militarización para el conjunto de América Latina, y que en el país se expresan con cientos de fosas clandestinas y miles de desaparecidos y asesinados.
Es necesario poner en pie un movimiento contra el muro y las deportaciones, así como contra la injerencia militar y política de Estados Unidos en México, Centroamérica y en toda América Latina. Un movimiento que, unido a las múltiples voces que se alzan contra Trump en el corazón de Estados unidos, ize bien alto las banderas del antiimperialismo y que luche por plenos derechos sociales, políticos y sindicales para todos los migrantes en América del Norte, y por el libre tránsito de personas a través de los países de la región.