Ante decenas de estudiantes de la Ibero, los candidatos al gobierno de la ciudad expusieron sus propuestas y visión de ciudad, a la vez que fueron cuestionados por varios estudiantes. En particular, Mikel Arriola del PRI fue el más repudiado.
Óscar Fernández @OscarFdz94
Viernes 8 de junio de 2018
Los candidatos a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum (MORENA-PT-PES), Purificación Carpinteyro (PANAL), Mikel Arriola (PRI), Marco Rascón (Partido Humanista), Mariana Boy (PVEM), Alejandra Barrales (PAN-PRD-MC) y Lorena Osornio (independiente) asistieron el pasado miércoles al auditorio José Sánchez Villaseñor de la Universidad Iberoamericana para dar a conocer sus propuestas electorales.
Al evento asistieron varios estudiantes con la intención de conocer sus candidaturas, así como también cuestionarlos sobre distintos temas relacionados con la seguridad, los efectos después del terremoto del año pasado, los feminicidios, la legalización de las drogas, el medio ambiente y otros que los inquietan en su vida cotidiana. Sus respuestas, cargadas de fuerte demagogia, no terminaron de responder a las inquietudes del estudiantado y demostraron una vez más lo alejados que están de la juventud y que responden a los intereses de los empresarios.
Claudia Sheinbaum, la primera en hablar, mencionó que pretende construir cinco nuevas preparatorias, dar una ciudad de derechos (en temas de educación con acceso a internet, a la cultura, al deporte, etc.), pretende dar mayores espacios publicitarios, construir 300 centros culturales porque “la cultura se ha ido privatizando”, así como pronunciarse en contra de la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México en Texcoco, donde argumentó que afectaba el ecosistema de la cuenca del lago, a la vez que pretende “rescatar la ciudad de la esperanza”.
Al ser increpada por su gestión como delegada de Tlalpan, Sheinbaum declaró “estar del lado de las víctimas” y que hizo lo que le correspondía en su administración, omitiendo que en ella hubo irregularidades rodeando el caso del colegio Rébsamen, como explicamos «aquí». Asimismo, otros alumnos mencionaron que en sus colonias no llegó la asistencia que había mencionado; la candidata agregó que también pretende generar un sistema integral de seguridad vecinal que vincule a los habitantes con sus policías de cuadra o colonia.
Siguió Purificación Carpinteyro, quien se dijo orgullosa de haber participado en el sector de telecomunicaciones en el Pacto por México, una alianza reaccionaria entre los principales partidos para pasar las reformas estructurales dictadas por el FMI y hechas a medida de los empresarios. Sobre ese punto y de manera grotescamente oportunista, la candidata del PANAL hizo mención al movimiento #YoSoy132 poniendo énfasis en el cuestionamiento a los grandes medios de comunicación que tomaban los jóvenes.
En ese sentido trató de ligar la reforma a la Ley de Telecomunicaciones con la demanda de la “democratización de los medios”, que en realidad fue la forma en que el régimen trató de aplacar las aguas en relación con el poder que (a pesar de ella) sigue teniendo el duopolio Televisa-TV Azteca y que lejos está de lo que realmente representaba el movimiento en su conjunto. El 132 no sólo cuestionaba el poder de los Azcárraga y los Salinas Pliego, sino también el autoritarismo del gobierno y el regreso del PRI a la presidencia con todo lo que ello representa.
Al iniciar la sesión de preguntas, fue increpada por la relación que tiene su partido con la infame ex dirigente del SNTE Elba Esther Gordillo, a lo que Carpinteyro respondió deslindándose argumentando que la familia de “la maestra” estaba ahora con Morena.
De igual forma reaccionó a la pregunta de cómo resolvería el problema del feminicidio, a lo que la candidata contestó que es indignante que en la ciudad no se aprobara la Alerta de Violencia de Género (o lo que es lo mismo, le indigna que el ejército responsable de varias masacres no patrulle la ciudad), así como proponer clases de autodefensa a las mujeres. Carpinteyro no solo no cuenta con una propuesta real para terminar con el machismo y la violencia contra las mujeres, sino que no representa una opción para defender los derechos de las mujeres trabajadores para decidir sobre sus cuerpos y sus vidas.
En el caso de Marco Rascón, del Partido Humanista (convertido en partido local tras no alcanzar los votos a nivel nacional), hizo énfasis en la necesidad de que hubiera un mayor acceso a la cultura, así como en tener una política de conservación del medio ambiente en la parte oriente de la ciudad; haciendo uso de la cuenca del Valle de México para solventar el problema del acceso al agua así como aprovechar la fertilidad de las tierras.
Mariana Boy hizo más énfasis en incrementar la seguridad y la presencia de policías, así como el uso de cámaras de vigilancia; Lorena Osornio, candidata independiente, se centró en relatar la odisea de ser candidata independiente y tener poca presencia en medios y apoyo ciudadano.
Alejandra Barrales de la coalición PAN-PRD-MC, detalló que pretendía impulsar cinco ejes: una visión a largo plazo que contemple planes transexenales, tener una visión metropolitana con los cinco estados vecinos de la ciudad en materia de transporte (que sería eléctrico) y comunicación, convertir el terreno del viejo aeropuerto en una nueva Ciudad Universitaria y expandir el bosque de Chapultepec. Mencionó la creación de una “patrulla rosa” para combatir el feminicidio, así como tener una red hidráulica sobre la base de una inversión sostenida, misma que, como en otras ocasiones ha sostenido, es de 5 mil millones anuales.
Finalmente, la nota del día, como desde este medio también detallamos desde el lugar de los hechos, fue el candidato del PRI, Mikel Arriola, quien al finalizar su intervención fue repudiado por sus posturas ultraconservadoras en temas de matrimonio igualitario, legalización de las drogas y el derecho a las mujeres a decidir sobre sus cuerpos.
Antes de ingresar al auditorio, Arriola habría llegado por la puerta 3 (donde se estacionan las unidades del Iberobús) con un séquito de cerca de 20 simpatizantes, alumnos todos, gritando “Mikel Arriola es una pistola”. El candidato mismo, en lo que no puede ser sino un acto de provocación, portaba una chamarra rojiblanca de la Ibero que presuntamente habría sido un regalo de uno de los alumnos que lo apoyan, lo que no evitó que varios le exigieran quitársela.
Una vez en el auditorio, el Arriola (quien además se refirió a sí mismo en tercera persona) mencionó que pretendía “reformar la policía y los ministerios públicos”, así como “intervenir los reclusorios”, coordinar la ciudad con el proyecto del Circuito Exterior Mexiquense y con la creación de tres trenes suburbanos, garantizar un crédito a la primer vivienda a los recién egresados, facilidades para encontrar empleo a los licenciantes que estén en su sexto semestre, tener un transporte gratuito a la juventud y generar un instituto de la empresa (con énfasis en las PyMEs) para que los jóvenes tengan su primer negocio.
Así pues, se resumen las propuestas de los candidatos, pero insistimos: ¿representan realmente las inquietudes de una generación que apenas unos meses atrás salió a las calles a rescatar personas atrapadas de los escombros en los sismos de septiembre?
En materia de seguridad, la mayoría tiene acuerdo en mantener si no es que profundizar el rol que juega la policía en la ciudad. Barrales, por ejemplo, habló de su “patrulla rosa”, pero, ¿no fue una mujer policía la que violó a la activista Yndira Sandoval, quien hasta hace unos años militaba en su propio partido? ¿Cómo es que las mujeres de la ciudad podrán sentirse seguras con mujeres policías que nada garantiza que se comporten de igual manera?
Lo mismo con Mariana Boy, que quiere aplicar una visión orwelliana con cámaras de seguridad, o Claudia Sheinbaum, que en su visión integral de seguridad pretende que los mismos policías que suelen estar ligados a bandas criminales y redes de trata se vinculen con las colonias en las que operan. Arriola, por su parte, quiere “reformarlos”. ¿Con qué objetivo, si no es para reprimir manifestaciones en la ciudad, como ya lo ha demostrado muy bien su partido a lo largo de su existencia?
Sobre los otros proyectos de los candidatos, como el transporte gratuito y los trenes suburbanos de Mikel, el transporte eléctrico de Barrales, o los centros culturales de Sheinbaum, ¿con qué presupuesto pretenden implementarlos si no es sobre la base de impuestos a los trabajadores y al bolsillo? Ya en 2013 el movimiento #PosMeSalto protestaba contra el tarifazo al transporte que presuntamente sería para mejorarlo (seguimos esperando).
En particular, la propuesta de Arriola de un “instituto de la empresa” hiede a inviabilidad. Si para él es menester que los jóvenes “tengan su propio negocio”, ¿con qué mano de obra pretende que esos negocios funcionen si no es con el ejército de desempleados excluidos de la educación cortesía de las reformas estructurales que su compatriota Peña Nieto ha impulsado? Negocio redondo para mantener a las mayorías en situación de precariedad.
Como podemos ver, en realidad ninguna de las propuestas de los candidatos responde a las necesidades de quienes habitamos esta ciudad, ya que todo lo hacen ya sea para mantener a las policías corruptas que se han ganado el odio de la población, ya sea para querer terminar de militarizar la urbe (como sugiere Carpinteyro), o en general mantener la alianza entre políticos y empresarios con sus respectivas y muy jugosas concesiones (la nueva Ciudad Universitaria, ese transporte eléctrico y el circuito exterior no se van a construir solos).
Por el contrario, aunque aparenten que ellos son la única opción “realista”, la campaña de Sulem Estrada, candidata independiente al distrito local 32 en Coyoacán, propone terminar con esta sujeción a los empresarios y que sea sobre la base de expropiar sus ganancias, ganadas a costa del trabajo y vidas de muchos obreros y jóvenes, que se garantice un transporte gratuito efectivo controlado por usuarios y trabajadores, así como un acceso irrestricto a la educación, que todo funcionario cobre como una maestra y que el salario mínimo sea acorde a la canasta básica y se ajuste conforme a la inflación.
Lejos de una ciudad al servicio de la clase política y sus empresarios nativos y extranjeros, la candidatura de Sulem Estrada demuestra que otra ciudad es posible, en la que las vidas de quienes habitamos en ella valgan más que las ganancias de las empresas y los concesionarios.
Óscar Fernández
Politólogo - Universidad Iberoamericana