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Red Internacional
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No a los despidos. Gobierno peruano aprueba iniciativa que faculta despidos masivos

Hace algunas horas el presidente, Martín Vizcarra, en conferencia de prensa, aprobó la denominada ley de la “suspensión perfecta”, que permite el despido masivo de las y los trabajadores. Esta medida que fue promovida por el principal gremio de empresarios afectará a miles de trabajadores y trabajadoras en plena cuarentena. #NoALosDespidos #NoNosRobenElSueldo

Lunes 13 de abril de 2020

Foto: Martín Vizcarra y María Isabel León (presidenta de la CONFIEP)

Como se recuerda, a inicios de la semana pasada la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (CONFIEP) a través de su presidenta, María Isabel León, exigía al ejecutivo que se habilite por 180 días la denominada “suspensión perfecta”, contenida en el Art. 12 del Decreto Supremo N° 003-97-TR, que permite que las y los trabajadores sean suspendidos sin percibir salario alguno.
Esta norma dice que la suspensión se puede dar por un periodo de 3 meses. No contentos con esto, los empresarios pidieron que se extienda por 6 meses más.

Frente a ello la ministra de Trabajo, Silvia Cáceres, como preámbulo a lo que sucedería más adelante, señaló en un medio de comunicación de alcance nacional que: “excepcionalmente, se estaría habilitando la suspensión perfecta” y hoy Martín Vizcarra y sus ministros oficializaron esta medida que se convierte en un duro golpe a la clase trabajadora.

El ejecutivo a través de la ministra Cáceres ha argumentado que la suspensión perfecta es una forma de preservar en un futuro el empleo, pero esto no es del todo cierto, ya que en la letra chica de la Ley de Productividad y Competitividad Laboral, que es la base jurídica en la que se sostiene la denominada suspensión perfecta, se establece que: “si mejora la situación que atraviesa el país, las empresas podrían reanudar sus actividades y, por ende, los trabajadores mantendrían el vínculo laboral. De lo contrario, los empleadores podrían optar por una reducción de personal o disolución de la compañía”. De esa manera, la “suspensión perfecta” se convierte en el anticipo de un despido masivo para salvaguardar los intereses de los empresarios.

Así pues, el impacto del COVID-19 en el Perú, no solo muestra la precariedad de la sanidad pública, sino que también nos muestra la precariedad del mundo del trabajo y como es que los políticos de turno, en situaciones de crisis extremas como la que vivimos hoy, no dudan en preservar los intereses de los grandes empresarios. Por esa razón, a un mes de haberse decretado el aislamiento social obligatorio y el toque de queda, vemos que todos los días llueven denuncias de los trabajadores y trabajadoras del sector salud contra la falta de implementos de bioseguridad y la crítica situación de los hospitales, mientras que por otro lado, los despidos a los trabajadores que tienen contratos temporales se han vuelto el pan de cada día, por eso tenemos que a más de 80 mil trabajadores contratados a plazo fijo en el mes de marzo no se les renovó contrato.

Frente a este problema, el Gobierno central que se viene caracterizando por la celeridad con la cual emite decretos supremos para fortalecer el estado de excepción, hasta ahora no emite ningún decreto supremo para prohibir los despidos de las y los trabajadores que son los más afectados por la cuarentena. A contramano de todo esto, al parecer la CONFIEP tiene trato preferencial, ya que apenas su presidenta salió a pedir la habilitación de la “suspensión perfecta” por 6 meses, el ejecutivo terminó alineándose detrás de esta medida anti laboral que, como ya lo dijimos, creara más desempleo y por tanto más pobreza en una situación donde el impacto del COVID-19 ha extremado las consecuencias de la crisis económica.

Esto es muy peligroso ya que en medio de la propagación del COVID-19, miles de trabajadores, al perder el empleo se les hará muy difícil sobrevivir en la cuarentena, así como encarar su subsistencia después que pase el aislamiento obligatorio. Ello conllevará a incrementar los índices de desempleo y subempleo abaratando aún más el costo de la mano de obra, reduciendo el salario e intensificando las jornadas de trabajo, con lo cual, los grandes ganadores serán los empresarios.

En este escenario y como lo afirmara en su momento el mentor del neoliberalismo Milton Friedman: “Solo una crisis -real o percibida- da lugar a un cambio verdadero”, solo que ese cambio terminará favoreciendo a los capitalistas como fue también en la década del 80 y 90 cuando, a raíz de la conmoción generada por la crisis económica y política de ese entonces, se terminó imponiendo el neoliberalismo.

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