Con sus 87 años, el cineasta Jean Luc Godard estrenó este año un nuevo film en el Festival de Cannes, Le livre d’images (El libro de imágenes). Se cumplían 50 años de aquella irrupción junto a Truffaut, Malle y otros reconocidos cineastas que al calor del Mayo francés habían suspendido las funciones de este famoso Festival. En ese momento convirtieron las funciones de gala en asambleas y lograron que el público y los artistas se solidaricen con la lucha obrero estudiantil.
Este año, en una distinta situación, Godard decidió acompañar su película con una presencia algo particular: su conferencia de prensa y charla con el público fue a través de una conexión vía Face Time. Con el teléfono celular sostenido por su productor dialogó durante 40 minutos con la prensa especializada de todo el mundo, que para acercarle alguna pregunta debían hacer una fila hasta llegar al parlante del teléfono. Además recibió a la distancia una Palma de Oro especial destacado por el jurado por "ser un artista que ha hecho avanzar el cine, que ha sobrepasado los límites y que busca redefinir esos límites".
Godard participó de Cannes desde su refugio en Suiza, una casa en donde se recluye y trabaja –en este mismo lugar, poco tiempo atrás, no le abrió las puertas a su vieja amiga Agnès Varda, a quien dejó plantada negándose a ser registrado para su documental Visages Villages–.
Según las distintas reseñas, Le livre d’images es un collage poético al estilo de su gran producción Histories du cinema. A través del montaje de múltiples fragmentos de películas de ficción, documentales, noticieros, imágenes de internet, fotos, pinturas, música, poesías, junto a una reflexión personal, la película aborda la historia del siglo XX y la relación de Europa con el mundo árabe. Un libro compuesto de imágenes que citan múltiples producciones artísticas, una verdadera producción colectiva de la creatividad humana combinada a través de la selección, retoques y combinación de Jean Luc Godard. La forma da continuidad y profundiza experiencias previas de su filmografía como también la temática. La relación de Europa con el mundo árabe, la situación de los inmigrantes, las políticas colonialistas también fueron tratadas en otros de sus films como Ici et ailleurs rodado en Palestina en 1976 junto al Grupo Dziga Vertov.
Como es costumbre, su película despertó diversas críticas y polémicas. Desde la "corrección cinéfila" que festeja cada nueva producción sin cuestionamientos, hasta publicaciones que consideran su obra cada vez más autorreferencial o críptica. Es que el cine de Godard no puede pensarse con los mismos parámetros que acostumbran cotidianamente las retinas. Ni las divisiones de ficción / documental, los géneros o las reglas del lenguaje son las mismas.
Su producción audiovisual es muy amplia e incluye cortometrajes, programas de TV, largometrajes de ficción, documental, cine militante, ensayos, realizaciones colectivas y múltiples experimentos. En cada etapa de su trabajo también ha planteado sus puntos de vista sobre el lenguaje audiovisual a través de entrevistas, escritos, notas periodísticas, charlas, clases públicas o ensayos. Recorrer algunas de estas reflexiones aporta para conocer sus ideas y sumergirse en su propuesta audiovisual.
Tomando en cuenta la importancia que las "citas" tienen en sus producciones, mientras esperamos el estreno de Le livre d’images, nos encargamos ahora de citar a Godard, para conocer sus ideas sobre distintas temáticas y retomar sus cuestionamientos. En el libro Jean Luc Godard. Pensar entre imágenes, se reúnen sus palabras a través de un recorrido de 50 años en distintos medios y formatos.
Tiene que ver con el gusto por la cita que siempre he tenido. ¿Por qué reprochárnoslo? La gente, en la vida diaria, cita lo que le apetece. Así que nosotros tenemos derecho a citar lo que nos gusta... Si a uno le apetece decir una cosa no hay más que una solución: decirla (1962).
Sobre la televisión
Godard presencia muchos cambios tecnológicos, entre ellos la aparición de nuevas tecnologías livianas que permitieron experimentar otras formas del lenguaje como las impulsadas por la Nouvelle Vague, y también el desarrollo de la televisión, como tecnología y como lenguaje. Sobre esto último ha planteado reflexiones muy críticas correspondientes a distintos momentos.
La televisión es el Estado; el Estado son los funcionarios, y los funcionarios... son lo contrario de la televisión. Es decir, lo contrario de lo que debería ser... La televisión no es un medio de expresión. La prueba está en que, cuanto más idiota es, más fascinante resulta y más fascinada se queda la gente en su sillón. Eso es la televisión, pero podemos esperar que cambie... No hay que considerarla como un medio de expresión, sino de trasmisión. Hay que tomarla, tal y como es… (1962).
Estas primeras reflexiones de los años 1960-62 se dan en un contexto en el que hay un gran crecimiento del medio en Francia. De 1,9 millones de aparatos receptores en 1960, se da un salto a 9,5 millones en 1964. Por otro lado, la TV francesa estaba monopolizada por el poder político, algunos analistas comentaban: “el poder gaullista es el poder personal más el monopolio de la televisión”.
En los años ´80, el desarrollo de la televisión representaba para Godard una amenaza para el cine.
El cine, que intentó ser un arte en la medida en que intentó ser una industria, fue interrogado por la televisión como un servicio secreto interroga a un espía del campo enemigo. Para darle vuelta... La televisión es nuestro propietario, nuestro dueño, nuestro príncipe... Somos campesinos, y tenemos que entregar la cosecha al príncipe... Es alarmante.
El cine no tiene más que proyectos y la televisión no tiene más que rechazos. La tele escupe, suda, vomita. El cine abre, muestra, acoge. Proyecta (1987).
Ahora es la televisión la que hace la cultura... Hay un hambre demente de cultura que no ha sido saciada y que se ha visto apropiada por la televisión... La televisión fabrica olvidos, mientras que el cine fabricaba recuerdos. ¿Por qué quieren olvidar? Se han hecho muchas bromas al respecto, pero lo podemos ver: el futuro del cine era la televisión" (1990).
Todas nuestras desgracias derivan del hecho de que, muy rápidamente, se rechazó que el cine estuviera hecho para pensar. Y, de este rechazo, nació la televisión (1995).
En la tele, se ve muy bien qué es la democracia: están los ciudadanos, mudos; están los nobles o los parlamentarios o el gobierno, en torno a una mesa; y después hay un animador. Eso es la democracia. Es una imagen (2004).
Una imagen imperialista
La crítica al imperialismo está presente en muchas de sus películas, tanto en las temáticas como en el cuestionamiento de las formas. También esta crítica recorre sus reflexiones.
Desde la invención de la fotografía, el imperialismo ha hecho películas para impedir que las hicieran aquellos a los que oprimía. Ha creado imágenes para disfrazar la realidad ante las masas oprimidas. Nuestra tarea es destruir esas imágenes y aprender a construir otras, más sencillas, para servir al pueblo, y para que el pueblo, a su vez, se sirva de ellas (1971).
Los americanos invadieron el mundo con el cine, después se han dedicado a invadir de una manera más o menos amistosa con otros procedimientos. Actualmente, son ellos los que cuentan la guerra de Vietnam, y no los chinos, ni los vietnamitas. También la guerra de 1914 la contaron sobre todo los americanos (1997).
Siempre nos han reprochado "no explicáis ninguna historia". Solo América dice que una historia ha de tener un principio, nudo y desenlace, y que, además, ese final tiene que ser feliz (1999).
Evidentemente, no es azaroso que el cine americano pueda invadirlo todo, es el caballo de Troya de los Estados Unidos desde la Primera Guerra Mundial. En cierto modo, es el cine americano el que ha ido a Irak. Como hemos podido ver en la televisión (2004).
Cine y política
Godard cuestiona el capitalismo a través de formas y contenidos, impulsando distintas experiencias colectivas e individuales. En este camino retoma experiencias del cine en los momentos de revolución.
El cine está encarcelado... El capital, a través de sus diversas formas controla y asfixia el cine. Hay una estructura convencional y mecánica, un clasismo profesional... (1968).
Grupo Dziga Vertov: este nombre significa que estamos intentando, aunque solo seamos dos o tres, trabajar como un grupo. No simplemente trabajar como colegas, sino como un grupo político. Lo que significa combatir, luchar en Francia. Estar implicado en la lucha significa que debemos luchar a través de las películas... Un grupo no solo significa ir individualmente uno al lado de otro por el mismo camino, sino caminar juntos políticamente... Yo era un cineasta burgués, y después un cineasta progresista, y después ya no fui un cineasta, sino simplemente un trabajador del cine (1970).
Del montaje se ha hablado mucho sobre todo en las épocas de cambios. En el siglo XX, el mayor cambio ha sido el paso del Imperio ruso a la URSS: es lógico que los rusos hayan sido los que más han progresado en esta búsqueda, simplemente porque, con la Revolución, la sociedad misma estaba haciendo el montaje del antes con el después (1992).
Creo que el montaje es la figura soñada por el cine y por el pensamiento, de la que el cine debería haber sido heredero (1997).
Es una idea del arte bastante clásica la que afirma que la obra es más importante que el hombre. Esto es lo que llamamos "política de autores" y no se entendió bien. La palabra importante era "política" y no el autor en sí mismo. Soy el autor de una obra, pero es la obra la que cuenta (1995).
Un instrumento para pensar
Godard va construyendo su propia idea de la función del cine a lo largo de toda su experiencia. Una reflexión que se va destacando es que el cine es un "instrumento para pensar".
Siempre he pensado que el cine es un instrumento para pensar... Entonces se ve que el cine no ha utilizado más que una pequeña parte de sus facultades. Se han privilegiado los derechos del cine y no los deberes... El cine no ha desempeñado su función como instrumento de pensamiento. Porque se trataba cuando menos de una manera singular de ver el mundo, de una visión particular que después se podía proyectar... Pero, visto que el cine cosechó enseguida un gran éxito popular, se privilegió su lado espectacular. De hecho este lado espectacular, no constituye más que el 10 o el 15 % de la función del cine: solo debería haber representado el interés del capital. Ahora bien, rápidamente pasaron a servirse del cine solo en función de sus intereses y no le dejaron desempeñar su función más importante. Se equivocaron. No soy pesimista: digo simplemente que hay cosas que solo podía hacer el cine –y no la novela, ni la pintura, ni la música– y que no se han hecho (1995).
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