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Debate. Grabois y la “teoría de condicionar” a Massa

Intentando construir un fundamento para el voto útil hacia su lista, el dirigente social termina confirmando que su candidatura es funcional a la campaña del ministro de Economía.

Eduardo Castilla

Eduardo Castilla X: @castillaeduardo

Viernes 28 de julio de 2023 21:01

"Queremos condicionar con un programa popular. Quiero decirle a mi rival, Sergio Tomás Massa, que, si quiere que la gente que nos acompañó lo milite, tiene que haber un programa de Tierra, Techo y Trabajo".

La “teoría del condicionamiento” se abre su propio camino. Transita actos callejeros, declaraciones en medios y redes sociales. Juan Grabois apuesta a encontrar allí un fundamento para el voto útil a su lista.

La estrategia política implica –según un ex dirigente de la Federación Agraria- que “de la cantidad de votos que saque Grabois, el sistema político puede sacar importantes conclusiones (…) si saca muchos votos, su agenda no se va a poder desconocer. Si gana Massa y si gana la derecha tampoco”.

“Condicionado” a Alberto Fernández

Ese discurso político encuentra, en cierto sentido, antecedentes en 2019, cuando el kirchnerismo lo presentó a su manera, alrededor de Alberto Fernández. En ese entonces, la candidatura a vicepresidenta de Cristina Kirchner fue exhibida como garantía de un rumbo “progresista”. Como control a ese peronismo que -integrado por Massa y muchos otros- venía de abrazarse y cogobernar con Macri. Esa apuesta, que implicaba un control infinitamente más directo, naufragó.

Crítica de cuestiones varias, Cristina Kirchner trabajó esencialmente en función de preservar su propio espacio. El kirchnerismo apareció vetando discursivamente aquello a lo que permitía avanzar en los hechos. Denunciando verbalmente la desigualdad, sostuvo la gobernabilidad de una política de ajuste ordenada desde EE.UU. Contrariando las palabras, con Guzmán y con Massa, el “condicionamiento” se ejerció -y se sigue ejerciendo- desde Washington.

Esa situación se agudizó desde marzo de 2022, tras el acuerdo con el Fondo. Al momento de la votación, el kirchnerismo “puro” ejerció su crítica mediante el rechazo. Lo hizo sin haber tomado la palabra durante las largas horas del debate parlamentario. En esa sesión Sergio Massa apareció como paladín del acuerdo, garantizando a pura rosca los apoyos necesarios para la aprobación.

Patria Grande encontró su lugar en esa capitulación ante el gran poder económico. En el Congreso, actuó como parte de los engranajes que permitieron la llegada del acuerdo al recinto. Como recordó estos días Myriam Bregman: "Itaí Hagman integraba la Comisión de Presupuesto. Tenía un lugar que pocas veces te toca en la vida, en la silla indicada. Si él se oponía, no se llegaba a dictamen de mayoría y el acuerdo con el FMI no iba al recinto. ¿Qué hizo? Renunció para que asuma otro, que sí lo votó”.

En la Cámara, donde podría haberse opuesto, Hagman terminó votando la abstención. En aquellos tensos días, Kristalina Georgieva y Sergio Massa fueron quienes “condicionaron” al diputado nacional de Juan Grabois. Meses más tarde, el mismo condicionamiento llegó a todo el bloque. A finales de 2022, los diputados y diputadas que responden a Juan Grabois votaron el Presupuesto 2023, estructurado en base al ajuste ordenado por el FMI.

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En ese entonces, solo el Frente de Izquierda rechazó por completo -en el recinto y en las calles- el acuerdo y sus consecuencias. Entre otras cuestiones, denunció el carácter inflacionario del mismo, cuestión más que ratificada en los 16 meses que siguieron.

Si se mira más allá de las paredes del Congreso, a lo largo de estos cuatro años, Patria Grande acompañó el ajuste del Frente de Todos. Juan Grabois, dirigente social de peso, no impulsó ninguna pelea seria en las calles contras las medidas ordenadas desde Washington, tanto antes como después de firmado el acuerdo. Las escasas movilizaciones- convocadas contra ajustes en las partidas sociales- funcionaron como excepción.

Teniendo herramientas para hacerlo, si en estos cuatro años Patria Grande no ejerció condicionamientos sobre la política general del Frente de Todos. ¿Por qué eso ocurriría con los votos de las PASO?

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Una invitación a la impotencia

La dirigencia del Frente Patria Grande intenta trabajar con la expectativa de parte del electorado progresista. Presenta la idea de “condicionar a Massa” como posibilidad para marcar agenda.

Esa propuesta navega, en gran medida, en el terreno de la ilusión. Supone -o pretende suponer- que Sergio Massa elegirá “escuchar” al electorado de Grabois antes que al gran empresariado o al capital financiero internacional. Pero, para tener algún tipo de sustento, esa concepción implicaría que Massa no fuera Massa.

El actual candidato a presidente de Unión por la Patria tiene un historial -más que fecundo- de cercanía y alianzas con el gran empresariado, la derecha, la Embajada norteamericana y muchos más. Su trayectoria política, solo en la última década, lo vincula a Gerardo Morales, Horacio Rodríguez Larreta y Mauricio Macri, entre otros nombres. Hace un año, al convertirlo en ministro de Economía plenipotenciario, Cristina Kirchner y Alberto Fernández se “dejaron condicionar” por esos lazos.

El verdadero condicionamiento

Suponer que el voto a Grabois tendría más poder que el lobby empresarial implica, en cierta medida, simplificar las relaciones económicas y sociales en las que está inmerso el país. El gran capital financiero internacional domina la Argentina por multiplicidad de lazos. La subordinación al programa ordenado por el FMI es hoy el más potente. Y el conjunto de las fuerzas políticas capitalistas consideran casi "natural" ese estado de cosas.

Ese “condicionamiento” aparece activo. Los genéricos discursos de Massa contra “el ajuste” caminan en el terreno de lo absurdo. Recién este viernes se anunció la esperada renegociación del acuerdo con el Fondo. Sin embargo, evidenciando absoluta subordinación, ya antes el Ministerio de Economía había dispuesto una nueva devaluación parcial, a través de la cuarta edición del dólar-agro y del encarecimiento de las importaciones.

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La “teoría” supone otra premisa: la capacidad del peronismo para encabezar un movimiento político y social que enfrente al gran poder económico. Los cuatro años de gestión del Frente de Todos la desmienten de manera categórica. El oficialismo viene siendo el vehículo de un ajuste que alcanza múltiples variables; de un empobrecimiento extendido de la población; de la precarización creciente del empleo y la vida. No hubo, en estos años, ningún “programa popular” como el que ahora exige Grabois. ¿Por qué lo habría a futuro, en un país gobernado por el hombre que el FMI eligió como candidato?

Enfrentar la resignación; preparar un futuro de lucha y resistencia

“Yo no sé si vamos a ganar, no sé si nos va a ir bien, pero les puedo asegurar que cada voto que juntemos va a ser un grito de rebelión contra la desigualdad, contra la injusticia y contra la exclusión social”.

El agite de Grabois tiene un inconveniente: en octubre, deberá reconducir ese “grito de rebelión” hacia Massa, uno de los actuales garantes de la desigualdad y la exclusión social. El dirigente social ya confirmó que en las generales acompañará al ministro de Economía.

Votar por Grabois “para condicionar a Massa” implica desperdiciar una oportunidad para enfrentar políticamente el ajuste en curso y el que preparan las diversas coaliciones a futuro. De cara a las PASO y a las Generales, la política capitalista se debate entre “modelos de ajuste”. Las promesas de campaña son un recuerdo; casi un olvido. El Frente de Todos solo ofrece ser “menos salvaje” que las diversas alas de Juntos por el Cambio o la derecha rabiosa de Milei. Gane quien gane, el porvenir se ofrece tormentoso.

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Sin embargo, ese futuro es, también, de resistencia y de lucha. Las calles y las rutas jujeñas acaban de anunciarlo. Allí, enfrentando el pacto radical-peronista, miles y miles salieron a luchar contra una Reforma reaccionaria, hecha en interés del saqueo extractivista. Saqueo que cuenta el aval explícito de todas las coaliciones capitalistas. En este terreno, Jujuy también funcionó como “laboratorio”, deslindando campos políticos. La UCR y el PJ asumieron la defensa de la repudiada Constitución. El Frente de Izquierda Unidad la enfrentó, al interior de la Convención y en las calles, luchando junto a la docencia y las comunidades originarias.

Allí, al norte nacional, el voto útil fue el que permitió conquistar una oposición política independiente. Sus referentes más importantes -Alejandro Vilca, Natalia Morales, Gastón Remy, Keila Zequeiros, entre otres- jugaron un papel aportando a desprestigiar el circo político montado por el represor Morales. Al hacerlo, colaboraron al despliegue de un masivo movimiento de lucha que golpeó al régimen, poniendo en cuestión la legitimidad de la Reforma.

De cara al futuro, el voto útil es aquel que puede aportar a fortalecer la resistencia y la lucha. El Frente de Izquierda Unidad; con sus referentes más destacados -como Myriam Bregman y Nicolás del Caño- apuesta por esa perspectiva.

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Eduardo Castilla

Nació en Alta Gracia, Córdoba, en 1976. Veinte años después se sumó a las filas del Partido de Trabajadores Socialistas, donde sigue acumulando millas desde ese entonces. Es periodista y desde 2015 reside en la Ciudad de Buenos Aires, donde hace las veces de editor general de La Izquierda Diario.

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