Según el gobierno de Nicaragua el proyecto traerá beneficios económicos y acabará con la pobreza extrema, pero la reserva de agua dulce más grande de Centroamérica se encuentra en peligro por el Gran Canal Interoceánico que intenta ser impuesto por la represión del gobierno de Daniel Ortega hacia los campesinos, mientras fortalece los intereses de un multimillonario chino.
Leah Muñoz @leahdanmunoz
Viernes 16 de enero de 2015
Como parte del intenso intercambio que se ha llevado entre China y los países de Latinoamérica está el proyecto de creación de un canal de 278 kilómetros de largo que atravesaría Nicaragua partiéndola en dos, frente a los 77 kilómetros del Canal de Panamá. La construcción de este canal con inversión de 50 mil millones de dólares, que inició con las obras a finales de diciembre del 2014, está planeada a terminarse en el 2019.
El capital chino en Latinoamérica
En las últimas décadas el intercambio comercial entre China y varios países de América Latina (AL) se ha multiplicado de tal manera que hoy es el primer o segundo socio comercial de Brasil, Argentina, Chile, Perú, Venezuela y otros. Así, China como gran exportador de bienes industriales y consumidor de materias primas, no sólo posicionó a América Latina como su fuente de las mismas sino que triangula con ella en la entrada de sus manufacturas. Sin embargo, a pesar de que el ser la fuente de materias primas de China permitió cierto crecimiento en AL, también fortaleció tendencias hacia su dependencia en términos de sus exportaciones y restricción de su industria.
Tan sólo en 2013 hubo inversiones directas de capital chino en Latinoamérica de un total de 16,500 millones de dólares, siendo una parte de ese capital destinado a la construcción del Gran Canal Interoceánico de Nicaragua.
Ante la crisis económica internacional este acceso a recursos naturales y a los mercados locales es una vía que le permite aminorar las dificultades y mantener el flujo comercial.
El recelo del imperialismo yanqui
China no sólo tiene la capacidad de influenciar económicamente sino que puede hacerlo en las relaciones en su conjunto en América Latina, incidiendo en las tensiones políticas. Es por eso que la construcción del Gran Canal Interoceánico de Nicaragua ha generado molestia al imperialismo estadounidense ya que pone fin al monopolio del Canal de Panamá, que recién fue ampliado justo en perspectiva de competir con la influencia de China, e implica consecuencias económico-políticas en el patio trasero histórico de Estados Unidos (EUA).
Ante esto, la intervención imperialista es la que ha estado detrás de los conflictos fronterizos entre Costa Rica y Nicaragua alimentando los discursos nacionalistas, ya que una parte del Canal de Nicaragua cruzará la frontera de Costa Rica. Para Nicaragua, que también ha impulsado el nacionalismo, un canal que compita con el Canal de Panamá puede significar un incremento económico, y al igual que para China tiene intereses geopolíticos, lo cual es visto con recelo por EUA.
En ese sentido, el martes pasado EUA declaró que está preocupado por la falta de transparencia e información sobre los estudios ambientales, de factibilidad y social del proyecto, a lo que la concesionaria china declaró que irá informando de “poquito a poco”.
Por otro lado, el gobierno de Chinchilla en Costa Rica ha exaltado a los policías colocándolos como “héroes nacionales”, mientras sectores militaristas buscan formar escuadrones paramilitares para colocar en la zona fronteriza. Es así como el ex coronel José Fabio Pizarro llama a los costarricenses a integrar la patrulla 1856 para aprender el manejo de armas y defender a Costa Rica de la “invasión nicaragüense”.
Represión, daño ambiental y saqueo de tierras y agua
El 23 de diciembre en la madrugada, el gobierno de Daniel Ortega mandó a la Policía Nacional para llevar a cabo un violento desalojo con gases lacrimógenos y balas de salva contra los campesinos que protestan contra el Gran Canal en el kilómetro 260 de la carretera Managua- San Carlos, en El Tule. Se reportaron más de 50 campesinos heridos y golpeados. Esta ha sido la manera en la que el gobierno nicaragüense ha respondido a la resistencia de los campesinos a entregar sus tierras, mostrando que su gobierno vela por los intereses de la transnacional HKND Group, consorcio internacional con sede en Hong Kong y que tiene a la cabeza al empresario chino Wang Jing.
La lucha que están dando es contra la construcción del canal que les quitará sus tierras a un costo de indemnización muy bajo, desplazando así a 120,000 familias. De hecho el pasado lunes representantes del Consejo Nacional por la defensa de la Tierra, Lago y Soberanía, llegaron a Costa Rica para pedir solidaridad, ayuda y difusión de la represión que viven por parte del gobierno nicaragüense.
También están defendiendo el Lago de Nicaragua, que el canal atravesará y que es la reserva de agua dulce más grande de Centroamérica. De hacerse supone una amenaza para los ecosistemas del lago y las selvas y humedales cercanos. Como han señalado investigadores es muy probable que se altere el ecosistema y que de verterse petróleo de los barcos sería un problema para los humanos y animales que consumen el agua.
Nada pueden esperar los campesinos y trabajadores centroamericanos del imperialismo que dice estar “preocupado” por el impacto ambiental, pero que sólo le interesa mantener su hegemonía en la zona. Tampoco pueden esperar nada de sus propios gobiernos ni de la burguesía local, ya que son quienes los reprimen y los saquean, a la vez que con un discurso nacionalista intentan separarlos de sus hermanos de clase. Sólo la unidad de los sectores explotados y oprimidos de Nicaragua y Costa Rica podrá frenar el despojo y el saqueo tanto del imperialismo yanqui como del capitalismo chino.