Los pasados días 6 y 7 de enero se produjo una huelga en los Ferrocarriles Belgas SNCB, que han paralizado el transporte no solo del país, sino también de buena parte de Europa, debido a su situación geográfica por la que diversas rutas internacionales cruzan el país.
Lunes 11 de enero de 2016
Foto: EFE/Olivier Hoslet
Bélgica, así como muchos otros países de Europa, está comenzando a sufrir cada vez más los ajustes impuestos por el Eurogrupo. Sólo a la Sociedad Nacional de Ferrocarriles Belgas este año le han recortado del presupuesto 3 millones de euros.
La huelga convocada por los sindicatos CSC y FGTB ha tenido un seguimiento de más del 70%. Asimismo ha tenido un impacto sobre 5.800 trenes. De los cuales 3.718 trenes de pasajeros no prestaron servicio, 615 no pudieron completar su ruta y 1.436 trenes sufrieron importante retrasos. El tráfico en mercancías también se vio afectado. Además algunos medios belgas han indicado, que el jueves se produjeron 160 km. de atascos por carretera en las horas punta. Las pérdidas económicas se han cifrado en unos 80 millones de euros por los dos días de huelga.
Desde el año 2000, el ferrocarril es el medio de transporte que más ha visto incrementado su uso, cifrándose en un 46%. Con la salvaje reducción del presupuesto, el actual Gobierno pone en serias dificultades a SNBC para seguir dando un servicio seguro y eficiente. Según el Consejo Económico Central, "…las drásticas nuevas medidas de ahorro impuestas a la SNCB e Infrabel pueden deteriorar aún más la calidad y servicios de ferrocarril y, en consecuencia, disminuir el atractivo del ferrocarril y aumentar los problemas de adecuación de la oferta y la demanda de la movilidad" (dictamen del CCE 2015-0890).
Estos recortes suponen la supresión de las líneas rurales menos rentables, centrándose en comunicar únicamente las grandes ciudades e incluso, reduciendo los servicios entre estas. Muchas de las poblaciones que se quedaran sin servicio ferroviario tendrían que buscar soluciones por carretera. Por si fuera poco, el precio de los billetes se ha incrementado hasta un 50%. Es decir, se está tendiendo a elitizar un medio de transporte popular, para que solo esté al alcance de determinados bolsillos. En total se abandonaran unos 800km de vías, de los 3800km de vías que dispone Bélgica.
Asimismo debido al recorte presupuestario y de personal que conlleva y para seguir cumpliendo los horarios de los servicios, se ha optado por una medida chapucera, consistente en ampliar la duración del trayecto, viajando a la velocidad a la que se viajaba hace 40 años. De esta forma los trenes continúan siendo puntuales y de cara a las estadísticas, se oculta la ruina a la que la patronal y el Gobierno están llevando el ferrocarril.
Estos recortes se estiman que supondrán la pérdida de 7.000 puestos de trabajo, empeorando la calidad y seguridad del servicio. A esto cabe añadir que el 30% del personal en 2019 llega a la edad de jubilación. Es decir, se está preparando la precarización y posterior subcontratación de personal, empeorando un servicio rentable, para terminar liberando el sector y así tener una excusa para privatizar el ferrocarril.
Todo esto se encuadra en la estrategia a la que apuntan los partidos de derecha, buscando caminar hacia la neoliberalización del país, reduciendo los servicios públicos, privatizando y pasando por encima de los derechos de los trabajadores.
La huelga ha sido un éxito, pero la lucha no ha terminado. Este martes volverán a la mesa de negociación y habrá que ver las nuevas propuestas. La ministra de Movilidad Jacqueline Galant, ha afirmado que no va a acometer el ajuste, pero en realidad la decisión depende del Primer Ministro que aboga por “…acabar con el despilfarro, la modernización de la empresa y ahorrar dinero, aumentar la productividad, mejorar la seguridad y la calidad del servicio”. Es decir, la canción que siempre entona la patronal de cualquier país cuando se dispone a pisotear a los trabajadores y a hacer que estos paguen la crisis de los ricos.
Solo la solidaridad de clase, la unidad en la lucha y la toma de las calles, podrá hacer retroceder al Gobierno Belga que es ese fiel perro de presa de la patronal de cualquier país.