El Ejército sirio lanzó una ofensiva sobre territorios controlados por la oposición en zonas próximas a Damasco. El frágil acuerdo de cese al fuego auspiciado por Rusia y Turquía estaría por romperse.
Martes 3 de enero de 2017 11:27
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una organización con sede en Reino Unido, informó que el Ejército sirio continua con su ofensiva en el valle del río Barada, zona controlada por los grupos opositores a Assad, a las afueras de Damasco -cuya población sufre la carestía de agua potable-, a pesar de la tregua vigente en el país desde el pasado viernes.
La nueva ofensiva del Ejército sirio se da sobre la región de Uadi Barada en la que se encuentran los manantiales de agua que abastecen a Damasco y sus alrededores. El suministro de agua en la capital siria, esta interrumpido desde hace dos semanas por una explosión en una planta de bombeo en Ain al Fiya, de la que se acusan de ser responsables tanto el gobierno como la oposición.
La ONU ha rehabilitado y equipado pozos de agua dentro de Damasco y su periferia, para cubrir un tercio de las necesidades diarias de la población de agua potable, cuya escasez afecta a unos cuatro millones de habitantes de la capital y su extrarradio desde finales de diciembre.
Según la ONU, que denunció la falta de agua potable en Damasco y su periferia el pasado 29 de diciembre, las autoridades sirias han activado un "plan de emergencia", apoyado también por camiones-cisterna destinados a socorrer la sed de la población.
La ofensiva contra el valle del río Barada ha sido considerada, por los grupos opositores, como una "grave violación de la tregua" y ha llevado al Ejército Libre Sirio (ELS) a anunciar que "congela" su participación en las negociaciones que se llevarían adelante a finales de este mes en la ciudad de Astaná, capital de Kazajistán.
Los opositores al gobierno de Assad dicen que el Ejército busca recapturar el área, donde se encuentra un importante manantial que surte la mayor parte del agua que consume Damasco y por la que cruza una ruta que une a la capital siria con El Líbano que es utilizada por Hezbolá.
En un comunicado, los grupos opositores también dijeron que cualquier avance territorial del Ejército sirio pondría fin al frágil cese del fuego que entró en vigor el viernes y fue mediado por Rusia y Turquía.
El cese al fuego fue respaldado por el Consejo de Seguridad de la ONU como paso previo a la conferencia de paz en la capital kazaja, Astana. Pero al igual que otros acuerdos previos de cese de las hostilidades, el pacto actual ha tambaleado desde un inicio y se han reportado enfrentamientos en algunas áreas, aunque se ha respetado principalmente en las zonas que el Ejército sirio logro retomar con el apoyo de los bombardeos rusos, que en el caso de Alepo produjeron una masacre y crisis humanitaria para la población civil.