Ícono de las masacres en la guerra, un manifiesto escrito en imágenes, una denuncia del bombardeo al pueblo vasco y la brutalidad sobre la población civil.
Jueves 26 de abril de 2018
Mucho se podría escribir sobre la vida de Pablo Picasso. Un gran artista que realizó más de veinte mil obras en sus 91 años de vida. Uno de los fundadores del cubismo, amante de los toros, y en lo personal un hombre machista que mantenía relaciones de maltrato con su esposa y sus amantes. Se podría decir mucho sobre el minotauro, o polemizar sobre el Picasso militante, pacifista del Partido Comunista francés, quien fue perseguido por John Edgar Hoover en la guerra fría por pintar la paloma de la paz. Su primitivismo, que revolucionó el arte moderno, sin dudas inauguró lo que llamaríamos luego, y solo para ordenarlo en el tiempo: el arte contemporáneo.
Pondremos el foco en una de sus obras más potentes, significativas y reconocidas en la Historia del Arte Universal. Como pocos, Picasso logró plasmar en su lienzo, uno de los hechos más brutales del siglo XX y que merece un reconocimiento en el marco de los 81 años de la revolución y guerra civil en España.
“El conflicto español es la lucha de la reacción contra el pueblo, contra la libertad. Toda mi vida de artista no ha sido otra cosa que una lucha continua contra la muerte del arte. ¿Cómo puede pensarse por un solo momento que yo pueda estar de acuerdo con la reacción y la muerte? cuando comenzó la revuelta, el gobierno republicano español, libremente elegido y democrático, me nombró director del Museo del Prado, cargo que acepté inmediatamente. En la tela sobre la cual estoy trabajando, a la que llamé Guernica, y en todas mis obras de arte recientes, expreso claramente mi odio por la casta militar que ha sumido a España en un océano de dolor y de muerte”. (Nerio Tello. Picasso, el revolucionario)
La operación Fuego Mágico: Hitler refuerza su ayuda a Franco
El 26 de agosto de 1936, Hitler regresó a la villa Wanhfried, la mansión de los Wagner, después de haber asistido a la representación de Las valquirias, de Richard Wagner, en el festival de Vayreuth. Ahí mismo lo aguardaban tres representantes del general Franco, para discutir la intervención alemana en la guerra civil española. Mientras preparaban la legión cóndor , ese puño de acero para derrotar la revolución, los republicanos vencían a los fascistas italianos, aliados de Franco en Madrid, con la ayuda de las Brigadas Internacionales. A su vez, Francia e Inglaterra formaban el Comité de No Intervención en España, donde resuelven prohibir el envío de armamento militar a la república. Stalin por su parte, controlaba la ayuda soviética, y les niega el envío de armas a las organizaciones obreras en el frente de batalla. Con esta decisión se mostraba cómplice de la política imperialista, contra la revolución.
Masacre en Guernica
El 26 de abril de 1937, por la tarde, el ejército alemán junto con las tropas italianas, realizan un brutal y sistemático ataque de 4 horas que parecían eternas (según los relatos de sobrevivientes), y los que huían eran cobardemente ametrallados. Aquel ataque aéreo fue uno de los primeros en realizarse contra la población civil. El objetivo era desestabilizar el bando enemigo y mostrar la potencia de la unidad fascista. La ciudad de 5000 habitantes quedó destruida, y los muertos se cuentan por centenares. Hasta el día de hoy, no se sabe con exactitud los números de esta masacre.
La exposición Internacional de Arte de París de 1937, el águila fascista contra la hoz y el martillo
A principios de 1937, el Gobierno republicano le encarga a Picasso la realización del principal mural, para ser expuesto en el pabellón español durante la Exposición Internacional, con el fin de atraer la atención del público hacia la causa republicana en plena guerra civil. Desde París, acepta el pedido y enseguida comienza a trabajar unas aguafuertes para el proyecto del mural, llamadas Sueño y mentiras de Franco donde lo ridiculiza.
Mientras trabajaba duramente en su encargo, Picasso asiste a la histórica movilización en París, del 1ro de Mayo. Un millón de participantes se pronuncian contra el bombardeo, y es en esos días, donde queda muy impactado, y decide que ese sería el tema central de su obra: la desproporción del brutal ataque aéreo contra el indefenso pueblo.
La exposición presentaba enfrentados un pabellón con otro, el de la Alemania nazi contra el pabellón de la España republicana, el de la unidad de los campesinos con el obrero industrial, representados en la hoz y el martillo comunista. El pabellón de España contenía numerosas obras maestras de los artistas más reconocidos, mezclados entre la propaganda y afiches de la república, y en el patio principal se destacaba el gran lienzo, el grito desesperado del bombardeo en blanco y negro.
Aunque en un principio la exposición fuera pensada como un acontecimiento mundial que diera cuenta de lo mejor y lo más avanzado del arte de la época, la realidad se tensaba cada vez más debido a la situación que se vivía entre Alemania, Italia y España: la guerra mundial empezaba a mostrar sus garras y provocaba un giro importante en el contenido del pabellón español. El gobierno republicano decide que la muestra se convierta en un grito de denuncia contra la situación que sufría España frente a la avanzada fascista.
El Guernica tenía como objetivo sintetizar una identidad y realizar una fuerte denuncia en el momento de la exposición. Los convocantes dudaron de la capacidad de Picasso, temían que por las características del cubismo, por el tratamiento de la imagen, no se llegase a transmitir un mensaje claro y directo, “ideal” para las masas. Un mensaje “digno y formal”, que coincidía más con el realismo socialista de Stalin. Paradójicamente, el cubismo de Picasso le daría más fuerza al mensaje, superando toda expectativa. Aun así el Guernica no contentó a todos los presentes, ya que muchos esperaban ver obreros armados, con sus fusiles afilados, uniformados en ofensiva actitud de triunfo, esperaban ver más de lo mismo: la estética de la Rusia Stalinista.
Algunos años después
Picasso a sus 56 años residía en Francia (desde 1904) y estaba a favor de la causa republicana. En 1944 se afilia al Partido Comunista Francés, pero su rol dentro del mismo sería más bien de adhesión sentimental y simbólica, sin llegar a tener responsabilidades en las decisiones. Desde esta posición Picasso nunca cuestionó el arte stalinista y su imposición, a pesar de defender la libertad con que él producía los temas que más lo sensibilizaban.
Picasso permanece en París aún con la ocupación nazi en 1940, y es hostigado constantemente. En una oportunidad (según una de las tantas versiones del hecho), dos alemanes allanan su casa en busca de pruebas en su contra y le preguntan si él había realizado el Guernica, a lo que responde “no, lo han hecho ustedes”.
Un manifiesto escrito con imágenes
Hablar del Guernica no es solo hablar de una pintura de un gran artista, sino de algunos de los debates que esta generó. Andrea Giunta reflejó muy bien esta idea en su libro El Guernica de Picasso, argumentando que es “una pintura que no concluye en el límite de su superficie sino que se actualiza, adquiere nueva vida, cada vez que se discute sobre ella o que se levanta, como una bandera, incrustando nuevamente su historia en el presente". (Andrea Giunta, El Guernica de Picasso: el poder de la representación. Europa, Estados Unidos y América Latina.)
Esta pintura forma parte de las grandes obras de arte con fuertes compromisos sociales, en la Historia del Arte Occidental. Podemos decir que más de una influencia inspiró a Picasso, de donde logra apropiarse algunos elementos plásticos, como es el caso de Los horrores de la guerra de Rubens (1637 - 1638), Los fusilamientos del tres de Mayo de Goya (1814) o de las expresiones en la representación de Eisenstein, sobre la rebelión de 1905 contra los oficiales de la armada zarista, en El acorazado de Potemkin (1925). Estas son algunas de las obras que podrían formar parte del imaginario picassiano. En particular Picasso consideraba a Goya como uno de sus maestros, y las pinturas de guerra de ambos coincidían en algo: transformarían en un acto de justicia y denuncia, a las víctimas en vencedores.
El Guernica de los refugiados
La síntesis que Picasso logra expresar con esta pintura visceral, con una toma de posición clara, sería el preludio de los millones de muertos que dejaría la segunda guerra mundial. Se transformaría en un símbolo sin precedentes en la historia para gritar en cada bombardeo a la población civil.
Hoy en día el Guernica se actualiza y cobra fuerza en Palestina, en Siria, donde cientos de miles sufren la realidad de los refugiados: lejos de sus hogares, huyendo de la brutalidad de las bombas, en cada rincón del mundo, en cada intervención militar, donde el imperialismo y los Estados capitalistas descargan su arsenal para destruir todo aquello que signifique una amenaza para las potencias y sus intereses. Eso es el Guernica hoy, una obra que Picasso nunca terminó de pintar.
Guernica (1950) de Alain Resnais y Robert Hessens
Guernica (1950) Parte 2
Estudios preparatorios de Picasso para el ‘Guernica’ – Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid.
Versión del Guernica por Ron English