Con la renegociación del TLCAN empantanada, EEUU lanza una nueva ofensiva al imponer aranceles al acero y aluminio de Canadá, México y la Unión Europea (UE).
Martes 5 de junio de 2018
El aumento de los aranceles por parte de Estados Unidos es muestra de un fenómeno que los teóricos del mainstream llaman “el fin de Chimérica”, medidas que de forma parecieran proteccionistas pero que de contenido son la expresión de una pugna económica entre EEUU y China, donde China busca igualar o superar el desarrollo tecnológico estadunidense a largo plazo y donde EEUU busca reducir el déficit comercial en el corto plazo, aunque más profundamente es una carrera de tiempo por ver quién será el garante del hegemón a nivel mundial.
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En el medio de esta disputa, en días anteriores se anunció la imposición de Estados Unidos de aranceles de 25 por ciento al acero y 10 por ciento al aluminio, provenientes de México, Canadá y la Unión Europea. El secretario de comercio estadounidense reconoció que esta decisión fue tomada tras la extensión de las conversaciones sobre la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
El alza en los aranceles para los especialistas no tiene un fundamento económico, dado que México tiene un déficit comercial tanto en el acero como en el aluminio.
Si bien es una medida que podría impulsar localmente en el país vecino a algunos productores de estos metales, para algunos expertos, es como un autogol para la economía estadounidense.
Porque México no importa la materia prima (el lingote de aluminio), sino que debido a la deslocalización de ramas productivas, se importan materiales acabados (cerca del 18% de productos terminados de aluminio se importan a EEUU, aproximadamente 2.7 mil millones de dólares).
Es por esto que uno de los principales afectados por estas medidas es el sector automotriz, donde el acero representa hasta 50 por ciento de los costos de producción y en general a las industrias integradas. Otras industrias afectadas son la construcción, productos metálicos, maquinaria mecánica y equipo eléctrico.
La respuesta en México no se hizo esperar y se contestó con un alza en los aranceles a ciertos tipos de acero, lámparas, el queso, el cerdo, las manzanas, las uvas y los arándanos, un ataque dirigido a sectores claves y partidarios de Donald Trump, a unos meses de las elecciones legislativas en EEUU.
¿En dónde queda el TLCAN?
Esta medida económica parece fortalecer más a China, en lugar de debilitarlo, la Cámara de comercio México-China, afirmó que frente a la postura de Trump de buscar acuerdos por separado al TLCAN, se abren nuevas opciones para importar y exportar, haciendo un claro énfasis al país asiático.
Si bien esta medida arancelaria ya se veía venir desde hace dos meses, México y Canadá habían quedado exentos en tanto que se buscaba saldar en el TLCAN, al retrasarse las negociaciones, fue que Estados Unidos decidió implementarlos. Aunque no habían sido aplicados para todos los países de igual manera, sólo se habían visto aplicados para China, cuyo gobierno incluso interpuso su inconformidad con la OMC, argumentando que los aranceles eran salvaguardas comerciales de Estados Unidos.
No obstante, el vaivén de las políticas estadounidenses, aunado la bravuconería de Donald Trump, han vuelto tensas las relaciones con viejos aliados comerciales, por ejemplo con los principales encargados de la producción automotriz mundial como Alemania y Japón, puesto que la administración Trump considera como riesgo a la seguridad nacional las importaciones de automóviles, de donde Canadá y México tienen superávits que el gobierno estadounidense no está dispuesto a seguir sosteniendo.
Varios analistas concuerdan en que esta medida desesperada busca presionar a Canadá y a México para aceptar condiciones del TLCAN mucho más desfavorables para ellos de las ya existentes (donde la industria automotriz juega un rol fundamental, en tanto que se busca trasladar la producción directamente a Estados Unidos) y en el camino, ha desgastado sus relaciones con otros países, mientras que China aprovecha para aumentar su influencia.
Aunque la moneda mexicana resistió el embate de la subida de los aranceles, la inflación continúa a paso firme aunada a una tendencia a la devaluación del peso, afectando los bolsillos y la capacidad de consumo de las clases más bajas.
Una sacudida al tablero geopolítico internacional
Esto en el marco de un aumento de la industria armamentista: China del 1.1% para el 2018, y de un aumento exigido por parte del pentágono de un 7% más que lo previsto por la administración de Trump, para hacer frente a los retos de seguridad nacional que en concreto representan China y Rusia.
Mientras tanto, Macron fue recibido por Putin en San Petersburgo y Merkel visitó al presidente Xi Jinping en Pekín, donde uno de los temas a discutir fue el de la sobreproductividad del acero (habiendo visitado al mandatario ruso una semana antes). Parecieran ser visitas donde los principales representantes de la UE, buscan cerrar filas ante lo que llaman “la amenaza de Washington”.
¿Puede representar esto un cambio en la relación de fuerzas a nivel internacional, con un planteo más fuerte de las potencias del Este encabezado por China?
Aunque las tendencias podrían apuntar en este sentido, el vaivén de las relaciones internacionales hay que seguirlo cotidianemente, porque aún no hay nada cerrado.
¿En este contexto México podría comenzar a subordinarse económicamente a China? Es un panorama que tampoco queda descartado en la medida que no avancen las negociaciones del TLCAN. La apuesta es que si éstas fracasan, pueda fortalecerle la relación bilateral México-China, donde la transición no puede pensarse pacífica en un país donde la subordinación política a EEUU en seguridad nacional ha dejado a cientos de miles de muertos y decenas de miles de desaparecidos.
México es un país altamente subordinado económicamente al país del Norte, incluso los aranceles impuestos como contra medida, afectarán sin duda a los miles de consumidores del país que son parte de la clase trabajadora e incluso a estos sectores integrados de la producción producto del TLCAN.
Sin duda México y los países de América Latina como Argentina, Brasil, etc., son los más afectados en esta guerra económica que de fondo representa los intereses de los capitales nacionales en pugna, ya sean estadounidenses, chinos, rusos, etc., quedando en el fuego cruzado de la lucha (aún en el terreno económico aunque no se descarta que pueda escalar a una confrontación militar) de los diferentes intereses de los países imperialistas y donde la bravuconería de Donald Trump pone “nerviosos” a los mercados financieros globales propiciando la inestabilidad financiera internacional que podría tener resultados desastrosos.
Rafael Arturo Mota
Estudiante de ESIME, Unidad Zacatenco-IPN