Al día siguiente del rechazo de cuentas de Dilma Rousseff por el Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU), una interminable serie de ires y venires de negociaciones, anuncios de rupturas y recomposiciones tomó el noticiero. En esta “balacera” de noticias, rumores, informaciones plantadas, la Redacción de Esquerda Diário intentará ofrecer un resumen y un análisis de este intenso día en la política nacional.
Sábado 10 de octubre de 2015
Activismo judicial y no judicial, impeachment, bambalinas y especulaciones
Aun con la menor popularidad de un gobierno en décadas, Dilma ganó aliento con la reforma ministerial de días atrás. Con este aliento, tomó iniciativas de “confrontación” que no ocurrían hace tiempo. Intentó que el Supremo Tribunal Federal (STF) impidiese el juicio de sus cuentas por el TCU, buscando tirar arena a los ojos de sus oponentes. El tiro salió por la culata, el TCU votó por unanimidad rechazar las cuentas, pero marcó una postura “combativa” de la presidenta como no se veía en meses.
El TCU no se hizo de rogar, no solo rechazó la cuenta por unanimidad con su ministro Nardes, denunciado por corrupción en la operación Zelotes, hizo distintas declaraciones a la prensa como pretende seguir enjuiciando a toda la cúpula de su gobierno para meter más presión para que el Congreso trate brevemente las cuentas de Dilma.
Los “pedaleos fiscales” y el rechazo de las cuentas están entre los principales argumentos utilizados por los defensores del impeachment (destitución) de la presidenta. Las declaraciones de Nardes lo posicionaron como un articulador de esta variante.
Con esta amenaza pero ya con mayor confianza conquistada en las últimas semanas, el líder del gobierno en el Senado, Delcídio Amaral (PT) no titubeó en afirmar que usarían el reglamento para postergar este tratamiento por el Congreso, extendiéndolo hasta el próximo año. Esta expectativa de postergamiento fue confirmada por el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, y el presidente del Senado, Renan Calheiros.
Al mismo tiempo, tirando una de cal y una de arena, Cunha afirmó que la pauta del impeachment podría caminar aun así, sin el juzgamiento de las cuentas.
En paralelo a toda esta movida TCU-Impeachment, ocurre el juico por el Tribunal Superior Electoral (TSE) que podría llevar a la destitución de la fórmula Dilma-Temer.
Hubo analistas que vieron en la movida del TSE, que podría alcanzar al PMDB, una señal para que el partido del vicepresidente Temer se alinee con la propuesta del impeachment para apagar la del TSE. Esta especulación no se condice con dos factores, uno de procedimiento de cómo sería una detitución del TSE y otro, más determinante, político.
Una destitución por la vía del TSE involucraría un juicio donde cabría recurso al STF, y en ese recurso cabrían pedidos de vista que podrán posponer indefinidamente el proceso, así como pondría en las manos de pocos jueces los rumpos políticos del país, una solución que no parece muy previsible y que podría acarrear grandes riesgos de legitimidad. Una destitución vía parlamento (impeachment) alcanzaría solo a Dilma y además tendría la ventaja de permitir diversas negociaciones, composiciones de mayoría cruciales para un hipotético nuevo gobierno.
Sin embargo, incluso un impeachment exige una mayoría que la oposición no cuenta por el momento. Ni siquiera toda la oposición se unifica por el momento alrededor del impeachment. Entre los principales liderazgos tucanos (del PSDB), solo el excandidato presidencial Aécio Neves defiende el impeachment, mientras Alckmin y Serra prefieren desangrar a Dilma y Lula hasta el 2018 y preparar calmadamente sus candidaturas.
Silencio de Dilma y el rol de vocero del lulista Jacques Wagner
Ayer se reunió Dilma con todo su inmenso ministerio recién formulado para acomodar mejor al PMDB, en un intento de blindar su gobierno de la posibilidad de impeachment e intentar estancar la crisis política.
Incluso con todo el ministerio reunido, no hubo ninguna declaración de prensa por parte de Dilma, como se esperaba.
En el comienzo de la mañana, se esperaba una rueda de prensa del ministro de Justicia Cardozo, junto con el Abogado General de la Unión, Adams. La rueda no se realizó. Adams buscó minimizar la derrota sufrida en el TCU argumentando que eso era solo una batalla, que la verdadera ocurriría en el Congreso y que estaba confiante.
Con tantos ministros, el único que fue más activo en buscar la prensa fue Jacques Wagner, conducido a la Casa Civil con el aval de Lula, buscó no minimizar el desaprobación de las cuentas por el TCU, diciendo que Dilma había recibido la noticia con “respeto”, pero que consideraba que la relación con el Congreso era mucho mejor que con el TCU y allí las cuentas serían aprobadas.
Aun con tantos cargos entregados, ¿el gobierno no tiene mayoría?
Otro asunto que permeó todos los análisis de hoy fueron los tres intentos de obtener quorum en el Congreso durante toda la semana. El quorum era necesario para que el Congreso juzgara los vetos de Dilma a las llamadas “pautas bomba”, medidas que significaban el aumento del gasto público como el aumento salarial al los judiciales.
El quorum no fue alcanzado porque parte de la bancada oficialista no dió la cara. El bloque liderado por el PMDB, que incluye a varios otros partidos de la base oficialista, no apareció. Esa información fue interpretada de dos maneras. Una es que los partidos menores querían, al igual que el PMDB, regatear más espacios de poder, ya que si Dilma acomodó un poco de fisiologismo, habría que acomodar más. Otra interpretación apunta que se trataría de una disputa interna en el PMDB, con Eduardo Cunha devolviendo a Picciani.
Frente a esta pérdida de la mayoría en el Congreso, nuevamente el lulista Jaques Wagner fue accionado para declarar a la prensa que trataría de un acomodo natural frente a la nueva composición, que estaba y que luego se mostraría la mayoría.
¿Batallas internas en el PMDB?
En un partido que es conocido por sus batallas internas y que se caracteriza por ser una federación de liderazgos y caudillos regionales y tener como único interés comun compartido por todas las alas la búsqueda de cargos, nada más natural que aparezcan diferencias. Cuanto más poderoso el PMDB, más prosperará un sinfin de oticias de intrigas y acuerdos de cúpulas echos y deshechos al sabor de cargos e intereses particulares.
Cunha está bajo la mira de congresistas, de la opinión pública y también de haber subido demasiado algo en los últimos meses. Ahora fue atrapado por los ministerios públicos de Suiza y Brasil con cuentas secretas y está bajo amenada de destitución de mandato por haber mentido en una sesión de la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) donde negó la existencia de esas cuentas.
Mismo en flagrante delito, el PT, temiendo azuzar aun mas a Cunha, no avanza hacia una táctica de deponerlo. El PSDB tampoco lo ataca para buscar utilizarlo en un eventual impeachment.
Habiendo roto con el gobierno de Dilma y aparentando tener pleno dominio del PMDB de la Cámara, fue sorprendido semanas atrás por la mivida del líder del PMDB, Leonardo Picciani, que en articulación con Dilma nombró ministros y quizo tomar el liderazgo del partido.
Analistas políticos pasaron el día de ayer contando firmas que Picciani había recolectado para probar que era mayoría en el PMDB y desabonar a Cunha. Ya el presidente de la Cámara habría pasado el día articulando tanto con el PSDB como con el bajo clero de la base aliada para minar la influencia de Picciani.
Para tirar más leña al fuego, el gobernador de Rio de Janeirom, teóricamente con influencia sobre ambas alas del PMDB carioca en la Cámara, sea Cunha o Picciani, elevó el tono en defensa de Dilma diciendo que lo que estaba ocurriendo era una falta de respeto con el resultado de las urnas.
¿Sería un intento de centralizar a Cunha? ¿Una señal de “lealtad” a Dilma en un momento en que todo lo que se declara es al mismo tiempo negociado entre bambalinas?
Muchas variables tácticas pero un plan fundamental: los ajustes
En este escenario fluido, con rumores y especulaciones de las más variadas, es fácil perderse en la política nacional. Una guerra de versiones, de noticias plantadas, análisis interesados. Es dificil determinar los detalles de cada negociado en curso. Sin embargo, independientemente de ellas y de la dificultad de conocerlas a fondo, algunos elementos estratégicos se mueven debajo del vaiven de los políticos y sus discursos: los intereses de clase que mueven esos políticos de los empresarios.
Por ahora, tal como declararon los mayores empresarios del país repetidas veces, lo que interesa es realizar los ajustes fiscales y “avanzar” a ajustes que sean más “estratégicos”, que recorte conquistas que están inscriptas en la constitución, como salud o eduación. Ningun gran sector empresarial articuló todavía quién podría sustituir, rápidamente, a Dilma y el PT e el papel de aplicador de los ajustes. Hasta el momento esta es su cartada.