Nacieron en 1985 en Nueva York como un polémico grupo que cuestionaba el rol de las mujeres en el arte.
Domingo 12 de junio de 2016
(Ilustración: Sergio Cena)
La filosofa española feminista Ana de Miguel dice en su obra Neoliberalismo sexual que, hoy en día, no parece haber desigualdad entre hombre y la mujer: trabajamos en igualdad de condiciones, se conquistó el voto femenino y las mujeres tenemos mucha más independencia que antes.
En el campo visual, como en otros sectores, esta igualdad no pareciera notarse. Hay infinidad de desnudos de mujeres en las producciones artísticas, pero siguen siendo minoritariamente las artistas reconocidas.
Una de las voces que cuestionó esto fue la de Guerrilla Girls, un grupo de activistas feministas que nace en 1985 en Nueva York, haciéndose llamar así por usar "tácticas de guerrilla" para promocionar la presencia de la mujer en el arte.
Las miembros del grupo usaban máscaras de gorila inspiradas en el personaje de King Kong, que utilizaban como símbolo de dominio masculino y, ocasionalmente, minifaldas y medias de red. Sus nombres se desconocen pero sabemos que lo constituían mujeres de diferentes edades, procedencias étnicas y profesiones.
Eran feministas y su objetivo consistía en mostrarle al público la discriminación que vivían las mujeres artistas denunciando a las instituciones que la reproducían. Sus mensajes irónicos, sus declaraciones provocadoras y el misterio que provocaba su identidad oculta, atraían la atención despertando un gran interés.
Su primer trabajo fue frente al MoMA (Museum of Modern Art de Nueva York), en una exposición de arte contemporáneo titulada An Internacional Survey of Painting and Sculpture donde, de los 169 artistas que participaban, sólo 13 eran mujeres.
Las Guerrilla Girls, se manifestaron delante del museo contra esta desigualdad, llevando sus máscaras de gorilas.
Crearon anuncios para colectivos y desplegables para revistas, pretendiendo llegar a todas partes utilizando las técnicas que tenían a su alcance para lograrlo.
En 1989 colocaron un cartel frente al Metropolitan Museum de Nueva York que decía:
"¿Tienen las mujeres que estar desnudas para entrar en el Met. Museum? Menos del 5% de los artistas en las secciones de Arte Moderno son mujeres, pero un 85% de los desnudos son femeninos."
El cartel contenía una reproducción de la Gran Odalisca de Ingres, imagen muy reconocida dentro de la tradición iconográfica del desnudo femenino, haciendo una crítica hacia el estereotipo de la mujer como objeto de deseo y sujeto pasivo, colocándole una máscara de gorila como la de sus creadoras.
En uno de sus carteles más irónicos enumeran una serie de “ventajas” que acusan a la condición de ser mujer artista. Entre ellas: "Trabajar sin la presión del éxito; tener la oportunidad de escoger entre tu carrera y la maternidad, ver tus ideas reflejadas en el trabajo de otros, estar segura de que cualquier tipo de arte que hagas será catalogado como femenino, ser incluida en versiones revisadas de la historia del arte".
Sus protestas también se centraron en la discriminación racial, y en temas como el aborto, la violación, la pobreza o la Guerra del Golfo. Escribieron dos libros, dieron conferencias en museos y escuelas de todo el mundo, enviaron miles de cartas de denuncia y crearon premios ficticios que revelaban los mecanismos machistas en el mercado del arte. Su propuesta fue difundida por todo el mundo e imitada por otras que también se hacían llamar Guerrilla Girls.
Pretendían que el arte de los museos y galerías mostrara una imagen real de la historia y del actual panorama cultural, dejando de ser un inventario de contribuciones masculinas. Se opusieron al lenguaje de la crítica artística cuestionando el modelo patriarcal con la figura del "genio" y tradujeron la palabra latina "genius" por testículos, motivo que entendían podía explicar el que se utilizara tan poco para describir a las mujeres como tales.
En el año 2000 este grupo original dejó de funcionar, pero siguió vigente la idea y surgieron tres grupos con el mismo nombre que continuaron sus denuncias.
Actualmente las Guerrilla Girls son parte de la muestra permanente del MoMA, contradictoriamente en el mismo espacio que ellas cuestionaban y donde realizaron sus intervenciones de denuncia a la mercantilización del arte. Este es uno de los motivos por los que han sido criticadas por reducir su denuncia de falta de igualdad de oportunidades solamente al medio artístico.