Ante la problemática de vivienda algunas empresas no dejan pasar la oportunidad de hacer negocio en medio de la crisis social. La última ocurrencia es una start-up pretende enriquecerse vendiendo habitaciones. Frente las ocurrencias capitalistas hace falta un programa que toque los intereses de los grandes propietarios para terminar con la crisis de la vivienda.
Jase Tristán Madrid
Viernes 7 de julio de 2023

En un momento en el que la compra de pisos está reservada para una capa muy reducida de la clase trabajadora y para ricos, la mayoría trabajadora hacemos frente con enorme dificultad a unos alquileres que se comen el 43% de nuestros salarios,. Ahora un grupo de empresarios tiene la brillante idea de que la solución está en crear un nuevo mercado con el que especular y que dará la oportunidad a las grandes fortunas de precarizar nuestras vidas aún más haciendo negocio de ello.
Habitacion.com es la start-up creada por diversos socios liderados por un “experto inversor inmobiliario” y que ha ganado el premio del 29 Campus de Emprendedores de SeedPocket, acto con participación de Google, Amazon o el banco Sabadell, que les ha otorgado una inversión de cientos de miles de euros y la colaboración de nuevos socios de negocio más experimentados y con mayores ingresos.
Lo que pretende buscar esta nueva forma de negocio es supuestamente dar una solución a que los jóvenes trabajadores no podamos acceder a viviendas dignas dando la oportunidad de comprar habitaciones. Ofreciendo habitaciones por letras de 390€ al mes, lo que viene suponiendo el alquiler medio de cualquier habitación en Madrid o Barcelona, explican que con esta inversión “no pierdas tu dinero alquilando una habitación, cómprala. Es tu propiedad, vive en ella o alquílala si te mudas. Recupera tu dinero cuando la quieras vender”, es decir, que pretenden crear otro concepto de bien inmueble que les servirá a ellos y a sus socios, entre los que se encuentra un banco que financia su proyecto, para enriquecerse a nuestra costa y, muy posiblemente, abriendo la oportunidad a una nueva burbuja inmobiliaria.
Hablan de rentabilidad de entre un 6% y un 8% en el caso de alquilar dichas habitaciones y que ellos se encargarían del trabajo del que se encargaría la inmobiliaria normalmente. No estamos ante una solución efectiva a nuestros problemas, los problemas de la juventud trabajadora, sino ante una situación de nuevos nichos de negocio y especulación.
Esto no solo se muestra en forma de qué idea hay detrás sino también que identidades han decidido montar dicha empresa que tiene de respaldo la Sociedad Limitada "Room Platform" que cuenta con un capital social de más de 20.000€ y de la que colaboran otras empresas como Vyce Ventures Holding, una empresa para la subcontratación de administración, o Red Kite Adventures, una asesoría fiscal. Lo que nos deja ver es que lejos de abrir una brecha para solucionar el problema de la vivienda, aprovecha las brechas legales y del modelo de vivienda capitalista para crear un bien de mercado que sirva para enriquecerse a inversores y bancos, lo mismo de siempre pero ahora más precario si cabe que con la crisis hipotecaria previa a 2008.
Y es que mientras estos nuevos “pequeños” especuladores buscan que todos seamos pequeños propietarios, como nos prometían los bancos, las constructoras y las inmobiliarias previo a la crisis del 2008, la realidad de las mayorías trabajadoras y sectores populares, como cada vez para más sectores intermedios, choca con las aspiraciones de estos especuladores inmobiliarios deseosos de seguir haciendo negocio sea como sea, incluso con ocurrencias de este tipo. Unas aspiraciones que pretenden inculcarnos y que están dirigidas a incentivar la mentalidad de propietario como base paras seguir alimentando el mercado inmobiliario.
Y es que en un escenario político que vira cada vez más a la derecha parece vislumbrarse aquel lema del primer ministro de vivienda franquista, José Luis Arrese, que apostaba por “un país de propietarios y no proletarios”. Creando un nuevo concepto para la especulación se nos promete a una juventud, desencantada con el trabajo precario y un modelo de vivienda dedicado a la especulación y al turismo; la posibilidad de ser propietarios de una parte de una casa, es decir, bajo las mismas condiciones de juego comercial que antes pero en condiciones cada vez más precarias.
En tanto a que los de siempre están buscando como enriquecerse a nuestra costa vemos como hay dos visiones fundamentales del cómo dar con la solución al problema de la vivienda, la neoliberal clásica adoptada por los partidos de la derecha como PP y VOX que además apuestan por un discurso en clave reaccionaria contra la ocupación apoyándose en grupos filofascistas como Desokupa. Pero también encontramos las medidas de medias tintas que buscan mantener contentos a los grandes propietarios y fondos buitre a cambio de unas migajas para la clase trabajadora y maquillaje progresista apostando por el camino de la llamada “paz social”.
La salida por derecha y extrema derecha no es nada nuevo, se vio en los debates electorales en Madrid, Almeida buscaba apostar por la liberalización del suelo y que la solución se basaba en la creación de nuevas viviendas para ampliar la oferta y bajar los precios. Fuera de las fantasías de la absurda ley de oferta y demanda que ya se demostró inútil en el anterior ciclo político y culminó en el 15M; vemos también un rechazo generalizado a la aplicación de la ley de vivienda del gobierno que, de lo poco que hace, impediría subir el alquiler por encima del 3%, aunque con diferentes restricciones coo el hecho de que esto se dará solo durante 2024, para que los propietarios no levantasen la voz contra el gobierno.
Pero además de la clave liberal se ha fundido el discurso en una posición reaccionaria contra la ocupación como un peligro social extendido. La criminalización de la ocupación no es nada nuevo en este extracto político, pero lo que si es nuevo es el apoyo incondicional a grupos como Desokupa que buscan la expulsión de inquilinos de las viviendas de grandes propietarios y fondos buitre de manera extrajudicial a sueldo de estos mismos.
La solución por parte del “progresismo” de PSOE-UP es la del “escudo social”. Ese escudo social que no pone en cuestión la existencia de fondos buitre europeos que se alimentan como sanguijuelas de nuestros sueldos y que no ha paliado ninguno de los dramas derivado de la crisis social.
También, desde la maltrecha muleta del neorreformismo que esta vez se presenta como Sumar, se les promete a una nueva generación de votantes hasta 20.000€ para inversión en sus estudios y en la creación de pequeñas empresas, tratando de ocultar la enorme desigualdad de oportunidades que tiene la clase trabajadora frente a los sectores burgueses y apostando por alimentar esa mentalidad emprendedora que solo ofrece la ruina para los trabajadores.
Aunque ese discurso reaccionario contra la ocupación como un modelo que atenta contra la seguridad y la sociedad también se ha extendido a sectores de la “izquierda” como Más Madrid que exigía más policía para los barrios obreros discurso también asumido en Catalunya por parte de Rufián y su partido.
La respuesta de un gobierno del IBEX35, así como diferentes de sus colaboradores por fuera del gobierno o que ahora se encuentran en la coalición de Yolanda Díaz, a la crisis de la vivienda es el liberalismo pero uno “menos malo” que ni soluciona nada ni toca los intereses de los grandes capitalistas.
Si queremos acabar con la crisis de la vivienda no podemos apostar por nuevos nichos especulativos pero tampoco en la colaboración con los grandes propietarios puesto que nuestros intereses siempre serán contenidos por los intereses de quienes viven de las rentas. La respuesta no está en que este 23J votemos al mal menor, porque la solución a la problemática de la vivienda no va a venir de la mano de aquellos que llevan cuatro años gobernando o sosteniendo un gobierno que no ha tocado los intereses de los bancos, fondos buitre y empresas. De la misma manera que para enfrentar el avance reaccionario de grupos como Desokupa solo puede pasar por desarrollar la autoorganización y lucha de los movimientos sociales y la clase trabajadora en su conjunto de manera independiente al régimen político y sus representantes.
Esta crisis de la vivienda no puede solucionarse con más liberalismo que la ha causado, ni haciéndonosla pagar a los de siempre profundizado nuestra precariedad y en la explotación capitalista. La solución está en que se condonen las hipotecas de la clase trabajadora, en que la deuda la paguen las grandes fortunas y los grandes bancos que han alcanzado cifras récord durante esta crisis, con la congelación de todos los alquileres, la intervención del mercado del alquiler bajo el control de los inquilinos, la expropiación de las viviendas de los grandes tenedores para crear un parque público de alquiler social, la construcción de viviendas para ampliar ese parque de vivienda social a costa de impuestos a grandes fortunas y empresas, en especial aquellas que han hecho negocio de la crisis de la vivienda. Así como un aumento de emergencia de todos los salarios, la incorporación inmediata de cláusulas de revisión salarial en todos los convenios que indexen el IPC de forma mensual y de forma automática o la nacionalización sin indemnización y bajo control de trabajadores y usuarios de los oligopolios de la energía y el trasporte entre otras. Cuestiones que no van a realizar ni Sumar, ni ninguno de los partidos del régimen político como ya han demostrado.