La miseria y el hambre, en una Europa devastada por el mayor conflicto bélico vivido hasta entonces, afectaba de lleno a las infancias de 1946. Hoy es otra infancia, pero la explotación laboral , la situación de pobreza, y el exilio siguen siendo una realidad para millones de niños.
Sábado 11 de diciembre de 2021 10:15
La preocupación por los peligros y necesidades de las infancias han variado a lo largo de la historia. El foco de atención estaba puesto desde la higiene hasta el amparo de los huérfanos, pasando por la salud, la violencia y su educación.
Debido a esto, el 11 de diciembre de 1946 la Asamblea General de la ONU aprueba la creación del Fondo Internacional de las Naciones Unidas para los Niños en situación de Emergencia con el fin de asistir a los niños y niñas víctimas de la Segunda Guerra Mundial.
UNICEF , también conocido como Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, es una agencia de las Naciones Unidas responsable de brindar ayuda humanitaria y para el desarrollo de los niños en todo el mundo. La agencia se encuentra entre las organizaciones de bienestar social más extendidas y reconocidas del mundo, con presencia en 192 países y territorios. Las actividades de UNICEF incluyen proporcionar inmunizaciones y prevención de enfermedades, administrar tratamiento a niños y madres con VIH , mejorar la nutrición infantil y materna , mejorar el saneamiento, promoviendo la educación y proporcionando “ayuda” de emergencia en respuesta a lo que genera el capitalismo según momento y lugar.
Entre las “buenas intenciones” de UNICEF y la realidad
En pleno Siglo XXI el 13 % de las infancias son explotadas laboralmente aunque en los papeles y normas institucionales esté “prohibido”. Esto se traduce en que son 160 millones en cifras oficiales ( las extraoficiales se desconocen) de niños y niñas que no se levantan a desayunar y prepararse para ir a la escuela, sino que desde que despiertan asisten a: fábricas, zonas rurales, talleres textiles, minas, a realizar trabajo doméstico, a cuidar niños pequeños, se paran en algún semáforo, tiran de un carro, ingresan a las maquilas, y otras tantas formas de explotación.
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Y como si esto fuera poco basta con mirar las siguientes cifras para comprender que el capitalismo pretende tapar el sol con la mano. Al día de la fecha a las 1.600 millones de infancias que ya vivían en la pobreza antes del coronavirus y se suman 150 millones de niños en el mundo después de la pandemia.
Hay casi 10 millones de infancias de los países más pobres que no recibieron una vacuna en su vida. Es decir, nunca fueron vacunados.
En el mundo mueren más de cinco millones de niños menores de cinco años anualmente por causas que se podrían haber evitado, y hay más de 260 millones de niños que no tienen acceso a la educación y se calcula que uno de cada cuatro niños en 2040 tendrá muchas dificultades para acceder a recursos hídricos.
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Frente a esto, desde su creación UNICEF ha realizado muchas campañas con el objetivo de recaudar dinero, para garantizar derechos sociales conquistados mediante la organización y la lucha por la clase trabajadora en el mundo, como el acceso al agua potable, el derecho a la salud, a una vivienda digna, etc. Sin embargo la situación de las infancias a nivel mundial es crítica.
Está claro que a las cifras alarmantes sobre la situación en la que viven niños, niñas y adolescentes en el mundo. No se llegó de un día para el otro, ni por falta de “políticas sociales” de algún que otro gobierno, mucho menos por la falta de intervención de las ONGs que operan de manera internacional como UNICEF.
Si no, que son las consecuencias de la política del sistema capitalista, el no pago de la deuda con el FMI podría ser el puntapié inicial de una larga lucha, donde las clase trabajadora pueda transformar esta sociedad. Para lograr que se garanticen todos los derechos de una vida plena y en libertad para las generaciones futuras. Y se abra paso a una nueva sociedad donde se repartan las horas de trabajo entre los adultos, y que ningún niño sea explotado.
Donde la salud y la educación sean de calidad y gratuitas para todas las infancias , donde ningún pibe sea perseguido ni asesinado por la policía y donde todos los chicos tengan un hogar. Una sociedad donde no exista la explotación, ni opresión y donde la vida valga la pena ser vivida.