En este artículo planteamos un breve pantallazo sobre la situación internacional para lo cual nos apoyamos en el Manifiesto por una Internacional de la Revolución Socialista impulsado desde la Fracción Trotskista Cuarta Internacional (FT-CI) y de la Red Internacional de La Izquierda Diario, de las cuáles formamos parte. La lucha por la construcción de un partido socialista revolucionario e internacionalista en Bolivia no puede estar desligada de la lucha por la construcción de un partido mundial de la revolución.
Miércoles 15 de diciembre de 2021
En este artículo planteamos un breve pantallazo sobre la situación internacional para lo cual nos apoyamos en el Manifiesto por una Internacional de la Revolución Socialista impulsado desde la Fracción Trotskista Cuarta Internacional (FT-CI) y de la Red Internacional de La Izquierda Diario, de las cuáles formamos parte.
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La lucha por la construcción de un partido socialista revolucionario e internacionalista en Bolivia no puede estar desligada de la lucha por la construcción de un partido mundial de la revolución.
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Para iniciar el análisis de la situación internacional podemos mencionar que, desde hace varios años la lucha de clases ha recrudecido. Y desde la crisis del 2008 (caída del Lehman Brother) vimos la aparición de un nuevo ciclo de ascenso, cuya punta de lanza fue la Primavera Árabe, y el levantamiento de los pueblos oprimidos del Magreb y de Oriente Medio contra las dictaduras. Y en estos dos últimos años, al calor de las mayores penurias provocadas por la pandemia, hemos visto importantes movilizaciones a escala internacional, en Myanmar contra la junta militar, en Francia el movimiento de los chalecos amarillos, en Hong Kong contra el gobierno chino, en Argelia contra Bouteflika, en Estados Unidos tras el asesinato policial y racista contra George Floyd.
También hemos visto levantamientos en Palestina, en Sudán y Líbano por las consecuencias de la crisis sanitaria y la corrupción. A estas revueltas se han sumado las movilizaciones juveniles por la emergencia climática, la nueva ola de luchas feministas y el despertar antirracista en torno al movimiento Black Lives Matter. Y hoy en EEUU existe una oleada de huelgas que recorre la mayor potencia capitalista del mundo, que llevó a Robert Reich, ex subsecretario de trabajo, a decir que, en EEUU se está viviendo una Huelga general No Oficial.
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En Latinoamérica también hemos visto importantes oleadas de luchas en Argentina, en la resistencia al golpe en Bolivia, la gran rebelión popular en Chile, levantamientos indígenas en Ecuador y las huelgas generales en Colombia.
Y hablando de Argentina y Chile, debemos decir que merecen una mención especial ya que nuestra organización internacional la FT-CI (Fracción Trotskista Cuarta Internacional) viene interviniendo activa e intensamente en la lucha de clases y en la política de estos países.
En el caso de Chile, nuestros compañeros y compañeras del PTR (Partido de Trabajadores Revolucionarios) vienen de obtener 80.000 votos en la primera vuelta de las elecciones generales de este año. Luego de haber sido parte destacada de la gran rebelión popular de octubre del 2019, en la que además impulsaron en la ciudad de Antofagasta el Comité de Emergencia y Resguardo que agrupó a más de 20.000 trabajadores y trabajadoras. Esta experiencia se constituyó en un punto de apoyo fundamental de autoorganización, desde abajo, y de lucha por la independencia política frente a la cocina parlamentaria donde representantes del Frente Amplio y del Partido Comunista contribuyeron a salvar a Piñera, al régimen y a las instituciones de los 30 años de herencia pinochetista que luego del paro general del 12 de noviembre pendían de un hilo y no resistían un nuevo embate decidido de las masas en lucha instaladas en las calles.
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Por otro lado, en Argentina, las pasadas elecciones del 14 de noviembre tienen como síntoma varios elementos que hay que destacar:
El primero es el desgaste del proyecto “Nacional y Popular” representado por el kircherismo en la alianza electoral “FRENTE DE TODOS”. Es decir, los límites a los que se enfrentan, ante el recrudecimiento de la crisis económica, los gobiernos pos neoliberales. Esto se puso de manifiesto en las últimas elecciones de Argentina ya que su política de ajuste y represión se vio reflejada en la derrota del oficialismo en la mayoría de los distritos del país. Cuestión que fue más, fruto de una importante pérdida de votos propios (5 millones doscientos mil menos que en el 2019) que de un crecimiento de la oposición de centro derecha, representada en la alianza electoral JUNTOS. Ya que, en realidad, ésta también perdió 1 millón setecientos mil votos respecto a la misma elección del ‘19. Siendo esta, la segunda elección con más abstención desde el retorno a la democracia (la mayor abstención se produjo en las PASO, primarias, de este año). Lo cual pone en evidencia un inicio de divorcio entre los partidos históricamente mayoritarios y sus votantes, síntoma característico de las crisis orgánicas del régimen.
Y el segundo elemento a destacar es que estas elecciones mostraron los inicios de una polarización política hacia los extremos, cuestión que también es señal de que se acercan momentos decisivos y las clases van empezando a buscar sus trincheras de lucha.
Así vemos por derecha el surgimiento de una expresión de liberalismo radicalizado encarnado en las figuras políticas de Jose Luis Espert en la provincia de Buenos Aires y Javier Milei en la Ciudad Autonoma de Buenos Aires, capital del país. Expresión política que tiene un profundo carácter reaccionario, anti derechos, misógino, negacionista de los 30.000 desaparecidos en la dictadura y defensor de los genocidas.
Y por izquierda, se vio la emergencia de una fuerza política que, en palabras de Carlos Pagni, uno de los más lúcidos analistas políticos de la derecha argentina, representa a “la izquierda antisistema más radicalizada del mundo” materializada en el frente electoral FRENTE DE LA IZQUIERDA Y LOS TRABAJADORES UNIDAD (FIT-U) que está conformado por los partidos trotskistas PTS, PO, IS, MST y otras agrupaciones políticas menores.
Este frente de la izquierda radical se consolidó como la tercera fuerza electoral del país. Con votaciones próximas al 10% en importantes barriadas obreras y populares del cordón industrial en el conurbano bonaerense. Logro que le permitió conquistar más de 10 concejales en diferentes ciudades de la provincia de Buenos Aires.
Estos resultados son importantes de destacar ya que se trata de bastiones históricamente peronistas. Movimiento político que ha contenido dentro de los límites del capitalismo a la clase obrera argentina en los últimos 70 años. Por otra parte, también es de resaltar el resultado electoral en la provincia de Jujuy donde por primera vez un trabajador de la recolección de residuos y de origen kolla, Alejandro Vilca, obtuvo un 25% de los votos logrando ser segunda fuerza en la capital, San Salvador de Jujuy, y primera fuerza en Palpalá, tercera ciudad de la provincia. Redondeando una elección donde la izquierda trotskista logró colocar 4 diputados nacionales, varios provinciales y más de 15 concejales municipales.
Es en este marco, que el FIT-U convocó este pasado sábado 11 de diciembre a una multitudinaria concentración de repudio al nefasto acuerdo con el FMI. El cual es impulsado por todo el arco político argentino, excepto la izquierda. Acuerdo que atará la economía y la soberanía argentina a los designios de este organismo imperialista, como mínimo en los próximos 10 años. Este enorme acto y movilización, fue convocado por más de 100 organizaciones de base y políticas, ambientalistas, de las disidencias sexuales y de género, organizaciones sindicales, sociales y estudiantiles. Y planteó con fuerza el repudio soberano de la deuda y la nacionalización de la banca y del comercio exterior bajo control de las y los trabajadores.
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La importancia de este amplio frente político, sindical y social, que mostró su fuerza en la calle, es el hecho de que Argentina se encamina hacia un mayor ajuste que seguramente provocará una fuerte resistencia y lucha de parte del pueblo empobrecido y de las y los trabajadores. Por lo que: La existencia de este polo de atracción política con consignas y reivindicaciones de auto organización, democráticas, socialistas y revolucionarias de carácter transicional, puede ser decisivo y fundamental al momento de los grandes combates que se avecinan.
Pero también queremos destacar otra importante lucha que venimos realizando a nivel internacional, encarnada en nuestros camaradas de la CCR (Corriente Comunista Revolucionaria) y su periódico Révolution Permanente de Francia. Organización trotskista que creció al calor de la lucha de los Chalecos Amarillos, y del movimiento contra la reforma de las jubilaciones.
Hoy están embarcados en una dura lucha por lograr postular como candidato presidencial al compañero Anasse Kazib, obrero ferroviario de ascendencia árabe. Esta pelea es sumamente difícil ya que el antidemocrático régimen electoral francés exige 500 avales democráticos de los alcaldes de Francia para poder presentarse a las elecciones presidenciales, situación que se agrava ante el racismo institucionalizado. Y agravando esta dificultad han trascendido amenazas de corte de partidas presupuestaria a aquellos municipios que apoyen su candidatura. A pesar de todas estas trabas la campaña por la recolección de avales ya superó las 175 firmas.
La candidatura de nuestro compañero Anasse Kazib viene despertando importantes muestras de simpatía al interior de las filas obreras, del movimiento ecologista y de mujeres, pero también el rechazo y las amenazas de muerte que ha recibido desde la extrema derecha francesa ya que su candidatura interpela y pone al desnudo el racismo imperialista del estado francés al ser hijo de inmigrantes marroquíes, sindicalista ferroviario y militante trotskista.
La repercusión política y mediática de la candidatura de Anasse, se puede ver en las declaraciones de la escritora y socióloga Kaoutar Harchi que expresó: “Su aparición pública, en un contexto de erosión del Estado de Derecho, de institucionalización de la islamofobia y de la reactualización transpartidaria de las tesis racistas, es, en mi opinión, un pequeño milagro”.
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Este recuento del avance de algunas secciones de la FT-CI, lo hacemos, lejos de un afán autoproclamatorio, con el solo objeto de demostrar que la realidad está demostrando de que si es posible construir fuertes organizaciones de combate que levanten bien alto las banderas del marxismo en general y del trotskismo en particular. Organizaciones que permitan intervenir activa y objetivamente en la lucha de clases nacional e internacional. Y esta aclaración es válida ya que no fueron pocas las corrientes de izquierda que, arrastradas por la onda neoliberal del fin de la historia y otras patrañas capitalistas, optaron por diluirse en partidos amplios y se convencieron de que el cambio “epocal” exigía una “adecuación” de los métodos y principios del marxismo y de la clase obrera, e incluso se lanzaron a la búsqueda de un nuevo sujeto ante lo que calificaron –desde el pensamiento posmoderno- como la “desaparición” de la clase obrera. Lejos de eso, y sin negar los enormes cambios que se han producido en la sociedad en general y en la clase obrera en particular, estamos convencidos de que, solo recuperando la enorme experiencia de las revoluciones del siglo 20, y las enseñanzas que nos legaron los clásicos del marxismo, podremos avanzar hacia la revolución socialista.
Este repaso a vuelo de pájaro de la situación internacional nos hace ver que, lejos de ser un escenario tranquilo, lo que estamos viviendo y lo que se viene es de convulsión social y enfrentamientos más duros entre revolución y contra revolución. Lo cual se da en el marco de las luchas y pugnas entre el imperialismo en declive de EE.UU. y el ascenso del Estado chino, sumado a las disputas por un mercado mundial reducido entre todas las potencias.
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Todo esto conforma un escenario donde la definición de la situación mundial como de guerras, crisis y revoluciones de Lenin toma nueva resignificación. Y afirmamos que contra la utopía –muy extendida, por cierto, de que es posible construir un partido (verdaderamente) revolucionario “en un solo país”, en realidad el problema clave es la necesidad impostergable de un Partido Revolucionario Internacional. Ya que no hay partido revolucionario “nacional” separado de la lucha por la construcción de un partido revolucionario internacional.
A modo de aclaración podemos comentar que nuestra organización, la Fracción Trotskista por la Cuarta Internacional, surgió a finales de la década de 1990 en una etapa de retroceso, signada por la ofensiva del imperialismo y la restauración capitalista en los ex Estados obreros, en momentos donde la mayoría de las organizaciones que se reivindicaban del trotskismo lo abandonaban. Nos constituimos como un reagrupamiento principista con el objetivo de defender la teoría, el programa y la estrategia revolucionaria. Buscando profundizar nuestra inserción en el movimiento obrero y propiciando una alianza entre la clase obrera y los demás sectores explotados y oprimidos. Alianza que deberá levantar el conjunto de las reivindicaciones populares, permitiendo de esa forma que nuestra clase acaudille la lucha por la revolución socialista.
El desarrollo de la lucha de clases actual plantea nuevas posibilidades de confluencia entre el marxismo revolucionario y el movimiento obrero. Pero, para concretarlas, hace falta librar las batallas que nos tocan y no dar por sentado que la mera referencia a una tradición es suficiente para ganar peso en la vanguardia y las masas. La tradición del trotskismo debe recrearse sacando conclusiones y pensando las experiencias de la lucha de clases y la realidad del capitalismo actual y, en ese contexto, de una compleja y difícil situación internacional, es que se hace cada vez más acuciante la tarea de poner en pie una Internacional de la Revolución Socialista.
Esta Internacional no surgirá de la unificación de distintos grupos trotskistas ni como producto espontáneo necesario de las luchas sociales. Por eso, es necesario desarrollar un movimiento que plantee su necesidad, que muestre en cada experiencia de la lucha de clases a escala nacional la necesidad de la unidad internacionalista de la clase trabajadora y de una organización capaz de dirigir sus combates contra el capitalismo en el mismo terreno que el capitalismo plantea: el mundo entero.
Desde nuestra perspectiva, esta Internacional no puede basarse en principios generales abstractos o ser una coordinación de diversos movimientos anticapitalistas. Y no puede serlo, porque precisamente luchamos contra la política de las clases dominantes de promover burocracias de todo tipo y hacer desaparecer la historia de la clase trabajadora y los sectores oprimidos. Las banderas de la IV Internacional mantienen su vigencia, porque fue la única organización que ofreció una alternativa teórica, estratégica y programática frente al estalinismo, que resulta ineludible para quienes quieran pensar la vigencia de la lucha contra el capitalismo y por una sociedad comunista en la actualidad. En la confluencia entre esa tradición y las nuevas generaciones que salen a la lucha, se cifra la clave del futuro de la clase trabajadora y de todos los oprimidos.
El trabajo es arduo, pero somos conscientes de que no hay otra salida. Y es una carrera contra el reloj, que nos permita llegar a los grandes acontecimientos de la lucha de clases lo mejor preparados y preparadas posible, es decir con partidos revolucionarios integrados por cientos y miles de militantes que, fundidos en las masas en lucha, puedan plantear un programa y una estrategia para vencer. Ya que junto a Rosa Luxemburgo afirmamos que no hay más opciones para la humanidad o conquistamos el Socialismo a través de la lucha de clases o nos hundimos en la Barbarie.
Nota:
La FT-CI Fracción Trotskista - Cuarta Internacional, y La Red Internacional de Diarios. hoy esta integrada por: Argentina, Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS); Brasil, Movimento Revolucionario de Trabalhadores (MRT); Chile, Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR); México, Movimiento de Trabajadores Socialistas (MTS); Bolivia, Liga Obrera Revolucionaria (LOR-CI); Estado Español, Corriente Revolucionaria de Trabajadoras y Trabajadores (CRT); Francia, Courant Communiste Revolutionnaire (CCR); Alemania, Revolutionäre Internationalistische Organisation (RIO); Estados Unidos, compañeros y compañeras de Left Voice; Venezuela, Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS); Uruguay, Corriente de Trabajadores Socialistas (CTS).
Además, las siguientes organizaciones se encuentran en proceso de integración a la Fracción Trotskista: Italia, Frazione Internazionalista Rivoluzionaria (FIR); Perú, Corriente Socialista de las y los Trabajadores (CST);y Costa Rica, Organización Socialista Revolucionaria (OSR).
Son 15 diarios, 15 países, 7 idiomas y 15 organizaciones revolucionarias que comprometen su lucha por la revolución y el socialismo a nivel mundial.