Fue luego de haber publicado en su blog una nota que denuncia que el desaparecido conscripto Alberto Ledo había sido “fichado” por un diario menemista en abril de 1974, antes de su desaparición a manos de Milani.
Gloria Pagés @Gloria_Pages
Miércoles 15 de julio de 2015
"A todos mis colegas periodistas, quiero transmitirles un mensaje. Divulguen que fui hackeado” denuncia el periodista Miguel Bonasso sobre lo que sucedió con su cuenta de Facebook y con el blog en el que publica sus escritos; y agrega: "Yo no tengo otro medio para hacerme oír que este. Escúchenlo y multiplíquenlo. La pérdida de las libertades es un proceso, no un acto”.
La denuncia de Bonasso se está extendiendo a pesar del silencio de los medios oficialistas y opositores.
Conversamos con Miguel Bonasso y nos dice que “Esto es muy serio, y estos hechos con los que quieren silenciarme, suceden relacionados a cuestiones políticas”. Es que, precisamente, el detonante de este ataque a la más elemental libertad de expresión fue un artículo en su blog titulado: “Un diario menemista fichó al conscripto (Ledo NdeR) dos años antes de que Milani lo hiciera desparecer”. Allí señala que "El 11 de abril de 1974, dos años antes de que el subteniente César Milani lo hiciera desaparecer para siempre, Alberto Agapito Ledo había sido denunciado públicamente como ’subversivo’ por el diario El Sol, fundado en mayo de 1972 por el espía de la SIDE Tomás Alvarez Saavedra y dirigido en sus primeros meses de vida por Eduardo Menem".
Apenas fue publicado el artículo, los primeros días del mes de julio, su cuenta de Facebook fue hackeada, sus contactos no podían comunicarse con él, compartir publicaciones ni enviar mensajes y estaba sindicado como “sitio inseguro”.
Le había pasado algo similar en 2013. En ese entonces Pedro Agote, responsable legal de Facebook en Argentina, en un correo electrónico le reconoce a Bonasso: "por lo que he consultado, el sitio ha sido declarado inseguro precisamente porque está hackeado". Esta insólita respuesta no hacía más que confirmar lo que ya se sabía, pero sin dar ningún dato sobre la procedencia de ese hackeo.
Meses antes, a fines de 2012, le llegaba este mensaje a su celular: “Sr. Bonasso, desde la OJOTA, Stiuso y Pocino le tienen interceptada la línea por orden de su ‘amiga’ Garré”. Aclaremos OJOTA era el modo de designar a la Oficina de Observación Judicial, desde donde la exSIDE pinchaba teléfonos. Lo que sigue resultaría grotesco sino fuera por la gravedad del hecho: Bonasso decide llamar al número que figuraba en el mensaje, “Comando radioeléctrico Policía Federa, buenas tardes”, le respondió una mujer.
La denuncia por este hecho y por el primer hackeo a su cuenta fue hecha ante el juzgado de Casanello. Ahí duerme aún.
Persecución y espionaje no son extraños a los militantes, luchadores y a quienes como en el caso de Miguel Bonasso se convirtieron en voceros de la denuncia contra el exjefe del Ejército, César Milani, y de los servicios de inteligencia que espían a los trabajadores y los sectores populares. Así lo reflejó extensamente en su libro “Lo que no dije en Recuerdo de la muerte” en un capítulo dedicado a Proyecto X “Coroneles provocadores, gendarmes y proxenetas” y sobre el cual pudimos conversar en una extensa entrevista a este diario.
Bonasso seguirá denunciando, a pesar de estos ataques, que incluyeron una amenaza del propio Stiuso a través de la revista Noticias. Nosotros seguiremos difundiendo y denunciando estos ataques a la libertad de expresión.