El año pasado se registraban 42,5 millones personas en inseguridad alimentaria en América Latina, con la actual crisis económica y sanitaria se anuncian más de 14 millones de personas más en esta condición.
Sábado 30 de mayo de 2020
La pandemia del covid-19 en conjunto con la crisis económica impacta en las condiciones de vida de las y los trabajadores y sectores populares de todo el mundo, aumentando las desigualdades sociales y multiplicando la violación a derechos humanos y sociales.
El aumento de la pobreza y el hambre se anuncia como uno de los efectos que ya ocurre y que se espera se amplíen.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), en su estudio “Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo 2019”, el año pasado se reconocía que 820 millones de personas en el mundo siguen padeciendo hambre, una cantidad que supera la población total de Europa.
El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, ha advertido que se pronostican alrededor de 14 millones de nuevas personas vulnerables al hambre en regiones de América Latina y el Caribe producto de la crisis actual. Aunque estas estimaciones no incluyen a países como Brasil, Venezuela o México, donde el Programa no tiene presencia actualmente, por lo que las cifras reales en la región serán mucho más elevadas.
Esta predicción considera la contracción económica calculada para la región este año, con un promedio de -5,3 %, de acuerdo a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). El impacto de esta contracción en un marco de desigualdad genera la mayor vulneración a las condiciones de vida en los sectores ya vulnerables, por ello se considera que las personas más afectadas serán migrantes, personas sin empleo formal, personas que dependen de las remesas o que han sido o serán despedidas.
La inseguridad alimentaria se clasifica en moderada y grave, de acuerdo con la FAO "las personas que experimentan inseguridad alimentaria moderada se enfrentan a incertidumbres en cuanto a su capacidad para obtener alimentos y se han visto obligadas a aceptar menos calidad o cantidad en los alimentos que consumen", mientras que la inseguridad alimentaria grave apunta a quienes no tienen ningún alimento o pasan varios días sin comer.
Principales riesgos
Uno de los países que se anuncia con efectos más devastadores es Haití, donde la inseguridad alimentaria podría subir de 700 mil personas a 1,6 millones.
A la par se alerta sobre fenómenos actuales en una situación crítica, entre ellos las personas migrantes venezolanos, desplazados por los efectos de los bloqueos que el imperialismo de Estados Unidos mantiene y en esta pandemia ha agudizado, que se calcula ha causado 540 mil personas varadas en Colombia, Ecuador y Perú, lo que se calcula se duplicará.
Entre los otros países que se reflejan como los que pueden ser más afectados, está el Corredor Seco de Centroamérica, que va desde Guatemala a Panamá, donde la cifra de 1,6 millones de personas en riesgo alimentario puede duplicarse.
A la par, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU alerta de otras consideraciones que puede agudizar los impactos de la crisis actual como la temporada de ciclones tropicales en el océano Atlántico, estimada para junio.
Mientras enormes empresas como Amazon o Walmart están incrementando sus fortunas, la pobreza y el hambre aumentan por millones. Esta es la forma en que una crisis que no fue generada por la clase trabajadora y los sectores populares es descargada sobre sus espaldas.
Por ello es indispensable luchar por que se impongan impuestos extraordinarios a las grandes fortunas para financiar planes sociales. Así como la repartición de las horas de trabajo entre ocupados y desocupados, asegurando salarios equivalentes al costo de la canasta básica y ajustada a los precios de la inflación.
¡Nuestras vidas valen más que sus ganancias!