En estos días se habla mucho sobre la “unificación” de las CGTs. Los burócratas de los gremios más importantes se reúnen para definir cómo se van a repartir sus cuotas de poder y la caja extraordinaria de las obras sociales que maneja un hombre de Lingeri (Obras Sanitarias).
Jueves 28 de julio de 2016 00:30
En estos días se habla mucho sobre la “unificación” de las CGTs. Los burócratas de los gremios más importantes se reúnen para definir cómo se van a repartir sus cuotas de poder y la caja extraordinaria de las obras sociales que maneja un hombre de Lingeri (Obras Sanitarias).
El 5 de agosto habrá una reunión de los secretarios generales de los distintos sindicatos, pero sólo es un paso administrativo de los acuerdos de cúpula que ya han realizado para “unificarse” en una conducción colegiada, donde haya un representante por cada una de las tres CGTs.
No se sabe si anunciarán alguna medida, pero solo sería un parito para descomprimir la bronca. Pero de discutir y definir un paro nacional activo como comienzo de un plan de lucha contra el ajuste del macrismo no se habla. Mientras, hay despidos, suspensiones, la inflación licúa el salario día a día y se mantiene una precarización laboral muy extendida que provoca la muerte sistemática de trabajadores por accidentes y condiciones de trabajo. La burocracia peronista se pasea en autos de alta gama y los dirigentes viven como empresarios millonarios. Las centrales sindicales están controladas por burócratas que no viven como trabajadores y que cumplen la función de mantener la paz social, o sea, la “normalidad” capitalista en los lugares de trabajo. Ellos son garantes de que reine la dictadura patronal.
En definitiva toda la estructura sindical, que está regimentada por el Estado capitalista, sirve a este último. Los trabajadores, por esto mismo, tenemos que luchar por la independencia del Estado de nuestras organizaciones obreras. Un primer paso en este sentido es reformar de raíz los estatutos. Los obreros ceramistas de Neuquén han dado una muestra de que esto se puede hacer, democratizando el sindicato, donde la asamblea manda y las reuniones de la Comisión Directiva son abiertas, no pudiendo haber más de una reelección en los cargos, donde los secretarios generales cobran lo mismo que cuando estaban en la máquina y vuelvan a ella cuando se termina el mandato y donde la minoría tenga representación proporcional en la dirección del sindicato.
Estos son algunos de los cambios que desmoronan el modelo sindical peronista, que es profundamente burocrático y da “superpoderes” a los secretarios generales.
Los trabajadores tenemos que organizarnos y luchar para sacar a la burocracia sindical de nuestras organizaciones. Mientras lo hacemos tenemos que movilizarnos para exigir a las centrales sindicales que rompan el pacto con el macrismo y llamen ya a un paro nacional activo contra el tarifazo, el ajuste y por nuestras demandas obreras. La unidad de los trabajadores significa en primer lugar unir a efectivos, precarizados y desocupados y eso lo lograremos si sacamos a los dirigentes traidores de nuestras organizaciones.