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Red Internacional
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LUCHAS OBRERA. Historia: así se enfrentó la desidia patronal en el Astillero Astarsa

“A tomar la fábrica” fue el grito de los obreros del astillero cuando se enteraron de la terrible noticia de la muerte de su compañero José María Alesia. Ocurrió en 1973.

Miércoles 29 de junio de 2016

Hace unos días nos enterábamos por La Izquierda Diario de la muerte del compañero Walter Agüero dentro de la planta de VW. Este hecho nos causó una enorme indignación. No se trata de un hecho particular. La muerte de ese compañero viene a engrosar la escalofriante cifra de accidentados, mutilados y “rotos” por los extenuantes y repetitivos ritmos de trabajo.

En ese marco vale la pena recordar la experiencia contada por Carlos Morelli, un exdelegado del Astillero Astarsa, de la zona norte del Gran Buenos Aires. Sirve para dar a conocer, sobre todo a los jóvenes trabajadores y lectores de LID, la lucha que dieron esos combativos trabajadores para parar los accidentes y las muertes obreras y así pararle la mano a la patronal.

En un reportaje de Pateando el Tablero del 2014 Carlos Morelli relataba:

Era 23 de mayo de 1973. “Se siente como una especie de explosión o un ruido sordo y se ven llamas que salen. Entonces los compañeros se meten y sale él prendido fuego completo. Era un activista. La mayoría de nosotros éramos jóvenes, amigos de la infancia, amigos de la barra. Vivíamos todos cercanos. Todo ese barrio está construido alrededor de Astarsa”.

Rápidamente se convocó a una asamblea y los trabajadores con una gran conmoción, rechazan la presencia del sindicato. Al grito de “A tomar la fábrica”, los obreros toman la planta esa misma mañana con los ejecutivos de rehenes dentro de ella. Las reivindicaciones en su inicio eran que ya no existiera la Comisión de Seguridad e Higiene de la patronal y que el control se hiciera por intermedio de los compañeros.

Fue una toma que obligó al Ministro de Trabajo, al de Interior y al mismísimo gobernador a intervenir. Éste último tuvo que enviar un representante a la planta para levantar la toma. Ninguna negociación logró hacer retroceder a los trabajadores. Finalmente a lo largo de varios días los obreros impusieron un pliego de reclamos.

Continua Morelli: “Viene (el Ministro de Trabajo) Ricardo Otero y firman el acta donde se promulga que se va a crear la Comisión de Seguridad e Higiene controlada por los trabajadores, se reincorporan los compañeros despedidos por cuestiones políticas y gremiales, no se tomaran represalias y se pagaran los días caídos. Es decir una conquista maravillosa de parte de los compañeros”.

Inmediatamente se transforman en un ejemplo de lucha y se vuelven referentes para la vanguardia obrera.

Dentro de las reincorporaciones conquistadas, Morelli fue una de ellas. “Me llega el telegrama de reincorporación, yo pegaba vueltas carnero y caía como un rulo…Para mí era volver a vivir…”.

Un verdadero triunfo histórico para los trabajadores del Astillero.

Se conforma la Comisión de Seguridad e Higiene (funcionó desde 1973 a 1976)

Morelli relata que “el compañero Luis Venencio, “Jaimito”, fue el encargado de organizar la comisión de Seguridad e Higiene, obviamente asesorado por el decano de la facultad de Medicina –que en ese momento era un compañero de izquierda- y la Universidad Tecnológica. De esta forma se pudo discutir de igual a igual con la patronal, con la Comisión de Seguridad que todavía tenía la patronal acerca de las causas por las que nosotros decíamos que algún lugar era riesgoso. ..( ) Después se descubrió que la mayoría de las partes del buque en la que se trabajaba eran insalubres. Eso implicaba que si trabajabas 12hs, trabajabas 8, pero te pagaban por 12. Eso lo logramos nosotros con la toma de fábrica.

Además logramos que se ampliara a los otros astilleros, porque sirvió como reflejo. Los demás astilleros implementaron la Comisión dentro del cuerpo de delegados. Es decir, los mismos delegados iban y controlaban, siempre reuniéndose con nosotros, que los asesorábamos.

Nuestra Comisión estaba fuera del cuerpo de delegados y había sido elegida por los compañeros en cada sección. Para estos delegados implicó un importante sacrificio, porque tenían que ir hasta la Capital Federal, a la facultad de Medicina, donde dictaban cursos y en algunos casos hasta recibieron títulos.

Estos delegados trabajaban normalmente en sus puestos y, cuando había que iniciar algún trabajo que se consideraba que era riesgoso, se los llamaba. Entonces iba la Comisión de Seguridad e Higiene Obrera (y obviamente también la de la patronal) y discutían la situación. Si no había acuerdo y los compañeros decían que no, no se ingresaba al lugar. Inclusive hubo que clausurar lugares que se sabía que eran riesgosos. Y la patronal en ese momento accedía a todo” (Insurgencia Obrera en la Argentina 1969-76, Ediciones IPS, entrevista a Carlos Morelli)

Conocer las experiencias y tradiciones de la combativa clase trabajadora argentina nos permite aprender y sacar de esas luchas enormes ejemplos a seguir. No partimos de cero, quieren borrarnos de la memoria esta parte de la historia, la que tuvo como protagonista a la clase obrera.

En el libro Insurgencia Obrera, que está a punto de ser reeditando desde Ediciones IPS-CEIP por tercera vez, y que cuenta con un exhaustivo trabajo de investigación, se puede encontrar ésta y otras experiencias de lucha del clasismo, las coordinadoras interfabriles y las estrategias de la izquierda.

Retomar esos ejemplos de pelea y organización de la clase trabajadora, hoy frente al agravamiento de las condiciones laborales, se trate de pequeños talleres, empresas medianas o grandes multinacionales como VW, se vuelve indispensable.

La Izquierda Diario pretende traer a sus lectores estas experiencias, para que el movimiento obrero no tenga que partir de cero, pues en su ADN la clase obrera argentina tiene una riquísima historia de lucha.