El miércoles 8 de Octubre, los trabajadores y trabajadoras de la planta de galletas y cereales de Carozzi, en la comuna de San Bernando, ciudad de Santiago, declararon la huelga. Se encontraban en un proceso de negociación colectiva desde el mes de marzo, que ha incluido la puesta en práctica de métodos históricos del movimiento obrero, como el paro de brazos caídos, las marchas internas por la empresa, y externas en las calles, y el bloqueo de accesos y rutas.
Martes 14 de octubre de 2014
Según el último informe anual de balance de Carozzi, realizado a fines de 2013 y presentado en el año 2014, se lograron ventas por 577 mil millones de pesos (cerca de 1000 millones de dólares), lo que significa utilidades por 25.761 millones de pesos (cerca de 43 mil millones de dólares). Y un aumento de capital por 75 millones dólares que se vienen traduciendo en nuevas inversiones.
Además, hace algunos días, la empresa anunció en boca de su Presidente, Gonzalo Bofill, un importante cambio entre su planta ejecutiva a partir del 2015, con un recambio generacional de los gerentes, lo que implica un proceso de expansión y crecimiento interno (que se suma a la creación de nuevas instalaciones en la planta).
Pero pese a las cifras azules de la empresa y a las enormes ganancias de sus dueños, cerca de 1500 trabajadores y trabajadoras de Carozzi se encuentran en este momento paralizados. Pertenecen al área de producción y envasado. Abarcan al 80% de la planta de San Bernardo y pertenecen al sindicato Costa N° 2.
Denuncian que la empresa se ha ido mostrando intransigente a la hora de dar cumplimiento a sus demandas, que desde más hace más de diez años que el empleador adelanta las negociaciones e impone lo que él quiere, que existen pésimas condiciones de trabajo, con trabajadores que se han orinado encima por la imposibilidad de ir al baño en extensas jornadas de trabajo. El vocero del sindicato, Juan Salinas Chacón, dijo que “hay gente que se orina en los puestos de trabajo porque limitan el tiempo para ir al baño, mujeres que andan con su período y se manchan”. La gran mayoría de quienes trabajan en la empresa, son mujeres.
El petitorio incluye un aumento de 36 mil pesos chilenos (cerca de 60 dólares) en el sueldo base, un bono por trabajo nocturno de 50 mil (cerca de 85 dólares), y un bono por término de conflicto de 500 mil (cerca de 850 dólares). Una demanda razonable de los trabajadores en el marco de las grandes utilidades que como hemos visto, ha obtenido la empresa. Sin embargo, la propuesta de la gerencia es un mísero aumento de 21 mil pesos chilenos en el sueldo base y un bono de término de conflicto por 400 mil, con la condición de que no puedan volver a negociar hasta dentro de cuatro años.
El Presidente del Sindicato, Luis Escobar, dijo que por su intransigencia, en este momento “la empresa está sin producción, se están salvando con lo que está guardado en las bodegas. Pero ahora tenemos detenido todo, no ha salido ni entrado ningún camión cargado con productos”.
Los trabajadores denuncian a su vez, que la empresa está utilizando reemplazos durante la huelga. Reemplazos y represión, pues la policía con carros de las Fuerzas Especiales reprimió duramente a los trabajadores del turno B que bloqueaban el acceso a Santa Filomena, repartiendo palos tanto a las mujeres como a los hombres. Pero los trabajadores y trabajadores de todos los turnos, A, B y C están organizados, y no están dispuestos a dar el brazo a torcer.
A la reciente huelga de los mineros de Escondida, de los conductores de una línea del Transantiago, se suma esta importante fábrica industrial, que junto con la discusión sobre la reforma laboral, podría estar anunciando una creciente actividad sindical en el próximo período.