Con la Noche Latinoamericana del sábado 10 y el Desfile de Comparsas del domingo 11 de octubre se realizó la vigésimo tercera versión del ya histórico carnaval. Como es tradición, cientos de músicos, vedettes, comparsas, batucadas, cuerpos de baile y múltiples expresiones artístico-culturales mostraron a miles de asistentes una parte del folclor latinoamericano. Pero ¿cuál es su origen? Y ¿hacia dónde va?
Martes 13 de octubre de 2015
¿Cómo nace este carnaval?
Desde hace 23 años se realiza en el sector centro-sur de Santiago el Carnaval de San Antonio de Padua, teniendo como epicentro la Plaza Bogotá entre las calles Ñuble y Sierra Bella. Sus orígenes se remontan, por un lado, a la iniciativa de la compañía de teatro LaEmpresa en el año 1992, con el objetivo de recuperar los espacios públicos y lograr que la gente del barrio saliera de sus casas, luego del trauma de la dictadura a inicios de la “democracia”. Por otro lado, la Parroquia del lugar -San Antonio de Padua- prestaba apoyo a la iniciativa con el objetivo de rendir tributo al santo de la Iglesia Católica. Además, participan desde el comienzo la Escuela de Carnaval Pitamba y la Comparsa Candombera Lonjas del Uruguay –hoy llamada Sociedad Candombera Catanga.
Como vemos en este y en los carnavales más importantes de América Latina –en Brasil, Bolivia, entre otros-, es posible identificar en forma desigual y combinada elementos religiosos y paganos. Los primeros están representados por el nombre del carnaval y la institución religiosa a la que está ligada, pero también por la presencia de danzas y músicas como la diablada, de origen andino. Sin embargo, considerando su evolución, tal parece que el elemento religioso ha ido perdiendo hegemonía, puesto que tanto la Noche Latinoamericana del día sábado no es introducida o centrada en una imagen religiosa ni tampoco el Desfile de Comparsas del día domingo finaliza en honor a algún personaje o dentro de un espacio religioso –como el carnaval de Oruro en Bolivia o la Fiesta de la Tirana en el norte de Chile. Por lo demás, en el ambiente se percibe alegría más que devoción; fiesta y diversión más que sumisión.
¿Hacia dónde va el carnaval?
Es innegable el gran impacto comunitario, social y cultural que genera este carnaval no sólo con la Noche Latinoamericana y el Desfile de Comparsas, que muestran parte importante de las expresiones artísticas y culturales de Hispanoamérica, sino también con el reconocimiento a mujeres que han sido un aporte relevante a la cultura local mediante la elección de las Reinas de Carnaval, como la folclorista Margot Loyola, la actriz Rosa Ramírez de La Negra Ester, la cantante Cecilia, entre otras. Pero considerando su importancia y el hecho de que el elemento religioso carezca de hegemonía, surge la pregunta ¿hacia dónde se dirige el carnaval?
Para responder, nos ubicaremos desde un punto de vista político-cultural para hacer una comparación. Si consideramos el Carnaval de los Mil Tambores en Valparaíso que, en sus 15 años de historia, ha debido sortear una serie de obstáculos (que van desde el intento de cancelación por parte de la Derecha en la Intendencia en el 2013 hasta la campaña de criminalización por parte de los medios empresariales este año por la basura que generó), el carnaval porteño se autodenominó este 2015 “Carnaval Constituyente”, haciendo referencia al proceso que podría modificar la Constitución de 1980, heredada de la dictadura de Pinochet. Evidentemente, la consigna tiene un valor político importante. Pero ¿qué pasa con el Carnaval de San Antonio de Padua? ¿Es problemático que carezca de un carácter político? Por supuesto no es obligación que todos los carnavales deban tener una consigna que los caracterice año a año, pero tampoco es casual el no tenerla, así como tampoco es casual que en sus orígenes la Parroquia de San Antonio –como parte de la Iglesia Católica- haya propiciado el inicio del carnaval o que la Municipalidad de Santiago –como parte del aparato estatal- auspicie todos los años dicha actividad.
En definitiva, como lo demuestra la propia historia y desarrollo de los carnavales en distintos lugares y tiempos, unos nacen y se mantienen para cuestionar y subvertir –aunque sea temporal y simbólicamente- el orden social y las ideas dominantes; otros que, absorbidos por el capital o la ideología de la clase dominante, enfatizan lo estético y festivo para convertirse en una mercancía más de la sociedad capitalista; mientras que otros si bien nacen con ideas críticas y contestatarias, al tiempo son cooptados por el mercado o por el Estado y sus gobiernos de turno. En el caso del Histórico Carnaval San Antonio de Padua, no es posible decir que está cooptado por el mercado o el Estado de forma directa, pero ¿logrará mantener su independencia a través de los años?
Sobre todo hoy, en que el objetivo de recuperar espacios públicos ya está logrado, ¿no hará falta plantearse objetivos y rumbos nuevos más acordes con el contexto político de crisis y cuestionamiento a instituciones como el Parlamento, los partidos y los gobiernos? Los carnavales son, además de instancias de esparcimiento y desarrollo social y cultural, espacios de cuestionamiento y ruptura. El rumbo que adquiera el Carnaval de San Antonio de Padua estará determinado por el tiempo, pero sobre todo por la perspectiva político-cultural de sus organizadores y participantes.