Este martes la empresa se comprometió a entregar una respuesta al petitorio de los trabajadores, mientras que la movilización continúa.
Ricardo Trabajador portuario eventual despedido
Miércoles 12 de diciembre de 2018
Fortaleza de los trabajadores y debilidad del gobierno
Casi por cumplir un mes de intensa lucha, los portuarios eventuales de Ultraport de Valparaíso han realizado una de las más grandes hazañas sindicales y políticas de este Chile patronal: sentar en una misma mesa a la empresa de la ultraderechista familia Von Appen, junto a sus representantes y dirigentes, para plantearles sus peticiones.
Fue a la fuerza, no lo querían. Se negaron a asistir cuando los invitó Sharp, así como también cuando los citó la Ministra de Transportes. En una tercera ocasión (este lunes), citados por la Dirección del Trabajo, tampoco habían asistido.
Pero la fortaleza de los trabajadores superó a la debilidad del Gobierno, que apenas está intentando cerrar la crisis que le abrió Carabineros con la corrupción y el asesinato de Camilo Catrillanca, y quiere evitar a toda costa que se abra la crisis de los paros y huelgas (cuestión cada día más difícil, como lo demuestran las 24.000 mujeres trabajadoras de Integra, la fundación de la Primera Dama Cecilia Morel, en Paro Nacional).
Pero mientras siga Rojas, los Von Appen van a sostenerlo
Este inmenso logro, sin embargo, tiene una pata coja: la empresa impuso que entre los representantes estuviera Roberto Rojas, presidente del Sindicato de Estibadores Nº 1, y uno de los personajes más repudiados del puerto por traidor de los trabajadores y ser vocero de los mismos Von Appen. También, impuso que los rompehuelgas pudieran entrar pacíficamente. Ambas cuestiones son las que han estado desangrando el paro desde la primera semana, desgastando a los trabajadores y alargando el conflicto en vano.
Mientras la empresa siga sosteniendo a su guardián sindical, toda la lucha y todo cuánto pudieran lograr los trabajadores va a estar en riesgo.
No les cuesta nada realizar un ofrecimiento muy malo, que obligue a los trabajadores a continuar la lucha, y mientras tanto seguir revalidando a Rojas como interlocutor válido, volviendo a imponerlo a los trabajadores.
Como expresó el dirigente Pablo Klimpel, dejaron pasar camiones para demostrar diálogo. Desbloquearon los accesos para demostrar diálogo. Comenzaron a moverse containers y entrar naves, para demostrar diálogo. Inevitablemente, llegó el momento en que el puerto retomó sus actividades, mientras la mayoría de trabajadores eventuales seguía esperando fuera de la reja. Pero para dejar tranquilo al Gobierno ante la negativa de TPS a negociar, Klimpel volvió a insistir: “nosotros no tenemos bloqueado el terminal, porque de otra forma no podrían entrar los trabajadores contratados y eventuales rompehuelgas, sólo tenemos una paralización de faenas, nos estamos negando a trabajar”.
En ningún momento ha sido necesario dejar funcionar al Terminal 1, ni siquiera bajo el argumento de que los alemanes podrían perder la concesión por no existir “fuerza mayor” en la interrupción de faenas y en cambio una pura falta de voluntad. Lo único que pone en riesgo a los Von Appen y a cualquier empresario, son los paros de sus trabajadores y los paros en solidaridad de los demás trabajadores.
Hay que reincorporar ya a los despedidos por luchar
Hay medidas concretas que podemos tomar para fortalecer la lucha y afianzar la democracia del Sindicato:
- expulsar de una vez por todas a Roberto Rojas y su séquito del rubro portuario, evitando en lo inmediato que siga intercediendo por los trabajadores;
- crear una Comisión de Lucha, integrada por delegados de todos los sindicatos y que coordine y acuerde los pasos a seguir, sin que la iniciativa de unos pase a llevar a otros;
- fusionar todos los sindicatos en uno solo, para terminar por fin con la división a que nos empujan las empresas;
- establecer formalmente la Lucha por la Reincorporación de todos los compañeros que en años anteriores le dieron lucha a Rojas y fueron despedidos de las empresas, comenzando por el mismo grupo de trabajadores que se presentó a elecciones sindicales en el 2016, del cual sólo Klimpel integró la directiva mientras que el resto fue despedido sin argumento alguno.
La fuerza de los portuarios radica en su posición en la economía y en su poderosa organización. Con una legalidad que lo único que garantiza es que el contrato termina a las 7 horas y media, la única manera de lograr cambios a favor de los trabajadores es imponiendo las condiciones por la fuerza. Pero eso es demasiado cambiante, sobre todo con empresarios como los Von Appen, por lo que asegurar éstas medidas es un resguardo elemental para continuar la lucha por todos los derechos aún pendientes.