En su libro Fuera del tiempo: la política queer del poscolonialismo, partiendo de la cancelación de un préstamo del Banco Mundial a Uganda, el investigador Rahul Rao plantea que el capitalismo hoy tiene entre sus estrategias al “homocapitalismo”, una manera de integrar a las personas LGBTIQ+ en el sistema neoliberal a través de la lógica de la productividad y la promesa de un futuro próspero de crecimiento.
Pablo Herón @PhabloHeron
Miércoles 15 de marzo de 2023 07:33
En febrero de 2014 el presidente de Uganda aprobó una ley, previamente votada en el parlamento, que incrementó las penas contra personas LGBTIQ+. Tres días después el Banco Mundial anunció que, indefinidamente, retrasaba un préstamo por 90 millones de dólares que iba a ser destinado a financiar servicios de salud materna, atención para el recién nacido y planificación familiar [1]. Noruega, Dinamarca y Suecia restringieron otros 20 millones de dólares en ayuda para Uganda [2].
Tras la decisión la moneda de Uganda cayó y llevó a la intervención del banco central. El entonces presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, se refirió al asunto con una editorial en el diario estadounidente Washington Post planteando que la ley contra la población LGBTIQ+ "puede perjudicar la competitividad de un país al disuadir a las empresas multinacionales de invertir o localizar sus actividades en esas naciones" [3]. Un enfoque que plantea la defensa de derechos de las personas LGBTIQ+ ligado a inversiones y cálculos de ganancias.
Discriminar perjudica el PBI
La penalización a la diversidad sexual en Uganda es una herencia colonial del Imperio Británico. La nueva ley buscaba avanzar incrementando penas y sumando nuevos casos en los que se podría encarcelar a personas LGBTIQ+. La persecución y criminalización previas hasta el momento no habían perjudicado préstamos por el banco para distintos programas y proyectos en años previos al 2014 [4].
En su libro Out of Time: The Queer Politics of Postcoloniality (Fuera del tiempo: la política queer del poscolonialismo), Rahul Rao, investigador en relaciones internacionales, teoría poscolonial y queer, y política del Sur de Asia, se pregunta qué expresa este cambio. ¿Por qué una de las principales instituciones financieras del capitalismo neoliberal pasa a contemplar los derechos hacia LGBTIQ+ como motivos para aceptar o no un crédito? Vale aclarar también, que esta medida se dio solo contra Uganda, un país dependiente y con menor peso en el escenario geopolítico en comparación con otros países que en esa época tomaron medidas adversas para la diversidad sexual sin recibir ningún tipo de sanción, como Rusia o Nigeria.
“En febrero de 2014, el Banco publicó los resultados de un estudio que estimaba el coste de la homofobia para la economía india entre el 0,1% y el 1,7% de su PBI de 2012” detalla Rao [5]. Otro estudio realizado en 39 países sostiene una idea similar desde la óptica opuesta, que la inclusión tiene una correlación con un aumento del producto bruto interno, según este último por cada derecho adicional que contempla el Índice Global de Reconocimiento Legal de la Orientación Homosexual (GILRHO) se sumaban 1.400 dólares en el PBI per cápita.
Del prisma de las implicancias del odio hacia LGBTIQ+ en los distintos ámbitos de la vida (social, cultural, económico, jurídico, político), la discriminación pasa a medirse en términos de Producto Bruto Interno de los países. Una idea que un sector de empresas multinacionales vienen sosteniendo para beneficiar sus negocios mientras dialogan con los cambios sociales en curso.
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Se trata de una perspectiva de análisis que el Banco Mundial, así como el FMI [6], hace años también plantea sobre el rol de las mujeres. Jim Kim decía en su editorial que en el 2013 la escasa participación económica de las mujeres provocó pérdidas de ingresos del 27% en Oriente Medio y el Norte de África: “Al fin y al cabo, la conclusión es clara: eliminar la discriminación no sólo es lo correcto, sino que también es fundamental para garantizar un crecimiento económico sostenido, equilibrado e integrador en todas las sociedades, ya se trate de países desarrollados o en desarrollo, del Norte o del Sur, de América o de África” [7].
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Homocapitalismo y productividad
Rao sostiene que, leyendo entrelíneas, este análisis acude a la narrativa del homonacionalismo, utilizando la política de inclusión hacia las personas LGBTIQ+ que se dio durante el neoliberalismo para reproducir las jerarquías geopolíticas actuales. En este caso, no solo para identificar una nación como enemiga de los derechos para la diversidad y mostrar un costado progresista (ver el caso de Israel que mientras avanza en su ocupación sobre Palestina se muestra “inclusivo” impulsando el turismo LGBTIQ+), sino también como ejemplo de crecimiento y prosperidad económica [8].
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A partir de este razonamiento introduce lo que llamará homocapitalismo, un concepto que ya circulaba en sectores del activismo queer y que asocia a una estrategia del capitalismo para incorporar a sectores LGBTIQ+ al proyecto neoliberal. El intento del Banco Mundial de calcular un costo a la homofobia, señala, se basa en concebir la vida en términos de “capital humano”, entendiendo que las injusticias o discriminaciones reducen el capital que posee un individuo o inhiben su utilización eficiente.
Una lógica que lleva a dividir a las personas LGBTIQ+ según su capacidad productiva y realidad económica. Es decir, funciona como una vía para medir una población en función de su contribución al crecimiento económico o, al contrario, su no contribución, que es uno de los tantos argumentos que se utilizan para estigmatizar y atacar los sectores perdedores del neoliberalismo: desocupados, adultos mayores jubilados/pensionados, o personas con trabajos precarios que necesitan alguna asistencia. Así el mantra neoliberal individual del esfuerzo, el mérito y el sálvese quien pueda suma un nuevo argumento.
El autor traza un paralelismo con el concepto de homonacionalismo acuñado por Jasbir Puar: “En contextos en los que se criminaliza la homosexualidad, el homocapitalismo ofrece una estrategia persuasiva para la inclusión queer operativa en un momento en el que el homonacionalismo no ha conseguido (¿todavía?) atraer a las sociedades recalcitrantes hacia sí o, peor aún, ha despertado su antipatía. Al basarse en la lógica hegemónica de la razón neoliberal, ofrece una alternativa poderosa y posiblemente más sofisticada a los opresivos tropos de civilización y barbarie del homonacionalismo, que tienden a despertar la resistencia antiimperialista. Mientras que el homonacionalismo coacciona con sus discursos de superioridad civilizatoria, el homocapitalismo obtiene el consentimiento con su promesa de un futuro rosado de crecimiento y productividad” [9].
Esa promesa de futuro próspero ligada a la inclusión, fomentada por empresas multinacionales e instituciones financieras como el FMI y el Banco Mundial, busca sostener la integración de amplios sectores LGBTIQ+ al mundo neoliberal e impedir el desarrollo de una perspectiva anticapitalista que lo cuestione de raíz. Esto se da en medio de un punto de inflexión para el proyecto neoliberal que entró en crisis tras el 2008 con la caída de Lehman Brothers.
Si esto dio pie al surgimiento de variantes reaccionarias que buscan profundizar los ajustes y atacar derechos conquistados por las personas LGBTIQ+, por el otro lado también sentó las bases para que emerjan procesos de lucha de clases que sean su contratendencia. Así lo dan cuenta los sectores LGBTIQ+ impulsando sindicatos en sus lugares de trabajo como la “Generación U” en Estados Unidos o participando de revueltas como en Puerto Rico, Chile o Colombia, en estas últimas dos enfrentando a las fuerzas represivas. El punto de partida para imaginar otro futuro donde la identidad sexual no sea una pieza de cambio o un motivo de chantaje para aceptar un destino de explotación a cambio de una mayor integración como consumidores y podamos hacer que la igualdad ante la ley sea, por fin, la igualdad ante la vida.
[1] El Banco Mundial aplaza un préstamo de 90 millones de dólares a Uganda por una ley antigay, BBC, 28/02/2014
[2] Rahul Rao, Out of Time: The Queer Politics of Postcoloniality (Fuera del tiempo: la política queer del poscolonialismo), 2020.
[3] Jim Yong Kim,La discriminación por ley tiene un precio alto, Washington Post, 27/02/2014
[4] Banco Mundial, Préstamos a Uganda realizados por el Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo Préstamos
[5] Rahul Rao, Out of Time: The Queer Politics of Postcoloniality (Fuera del tiempo: la política queer del poscolonialismo), 2020.
[6] Andrea D’Atri, La Fuerza de las Mujeres contra el Fondo Monetario, Ideas de Izquierda, 28/01/2021
[7] Jim Yong Kim,La discriminación por ley tiene un precio alto, Washington Post, 27/02/2014
[8] Rahul Rao, Out of Time: The Queer Politics of Postcoloniality (Fuera del tiempo: la política queer del poscolonialismo), 2020.
[9] Ídem
Pablo Herón
Columnista de la sección Género y Sexualidades de La Izquierda Diario.