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Red Internacional
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NEUQUEN. Hormazabal: "El derecho a la vivienda y los desheredados de la tierra"

Reproducimos la exposición de la concejala neuquina Natalia Hormazabal, que participó de la charla "Barrios Populares y Políticas Públicas de Hábitat" organizada por el Grupo por un Hábitat Digno Neuquén.

Jueves 29 de octubre de 2020 08:15

Natalia Hormazabal concejala del FIT-Intervención Parte I - YouTube

Este miércoles por la tarde se llevó adelante la charla de "Barrios Populares y Políticas Públicas de Hábitat", en la que hubo varios expositores, compartimos la intervención de la concejala del FIT Natalia Hormazabal.

Cuando me invitaron a esta charla Sergio Mayorga y Nara Osses, a quienes agradezco la deferencia, lo tomé con alegría porque la actualidad amerita estos debates y recordé un libro que leí cuando era más joven y estudiante “Los condenados de la tierra”, de Frantz Fannon, que analiza los procesos de descolonización en África, y en especial Argelia, y entonces pensé que quiero hablar sobre los “desheredados de la tierra”, de ese ejército de millones de desposeídos que reclaman un pedazo de tierra para vivir. Voy a intentar desarrollar algunas cuestiones que me parecen centrales, en estos minutos.

En estos días frente al problema del hábitat y las tomas de tierras, recordamos, a cuenta de cómo llegamos hasta aquí, que el acceso a la propiedad de la tierra en nuestro país se ha hecho sobre la base del despojo y la usurpación sobre los pueblos originarios. Esto, desde la Ley de Enfiteusis proclamada por Bernardino Rivadavia en 1826, para privilegiar a las familias oligarcas ligadas a su gobierno, y así en adelante, la usurpación “a sangre y fuego” de la tierra, por parte de la oligarquía terrateniente y el capital especulativo, ha sido la constante. Las conquistas de aquéllos actos de saqueo, con más de 8 millones de hectáreas a disposición de arrendatarios y enfiteutas, fueron reconocidas mediante leyes que fueron colocando al derecho a la propiedad privada como “mega derecho” por encima de cualquier otro, como en este caso, el derecho a la vivienda, pero que también es utilizado en argumentos patronales y estaduales de conflictos laborales, frente al derecho los trabajadores en defensa de sus fuentes de trabajo, cuando reclaman permaneciendo en fábricas o empresas. Fallo Siri y Kot, es un emblema de esa argumentación.

A través de la Ley 947, de 1878, llamada “Ley de Empréstito” se financió la campaña de Julio Argentino Roca para la “ traslación de la línea de fronteras a las márgenes de los ríos Negro y Neuquén”. De las tierras robadas a los pueblos originarios, José Martínez de Hoz adquirió a precio vil 2,5 millones de hectáreas. Lo mismo hicieron otros 30 miembros de la Sociedad Rural, a razón de unas 100 mil hectáreas cada uno. Una minoría violenta de unos 600 propietarios se quedaron con todo el territorio usurpado. Ese robo originario permanece a la gran propiedad terrateniente del presente.

En la Patagonia, sólo para graficar podemos ver algunos números: el italiano Benetton tiene 900 mil hectáreas. El contratista kirchnerista Lázaro Báez posee unas 600 mil hectáreas. El norteamericano Douglas Tompkins, otras 400 mil. A la empresa estatal china Heilongjiang Beidahuang le fueron cedidas 330 mil hectáreas. Hugo Sigman posee casi 300 mil hectáreas. El magnate británico Joe Lewis, es dueño no sólo de tierras, sino también de lagos.

Y en los últimos meses, en camino de saqueo y depredación hemos presenciado grandes ataques al medio ambiente y al suelo para extender la frontera sojera o establecer nuevos nichos de especulación inmobiliaria. La quema de humedales, los incendios provocados a la reserva ecológica en CABA, los incendios en las sierras de Córdoba, o lo que vendrá para el suelo y el ambiente de conjunto, si el gobierno nacional insiste en el Memorándum con China, a través de la imposición de las mega factorías porcinas, o “ fábricas de pandemia”, por tomar sólo algunos ejemplos, que responden a esta lógica. La especulación capitalista, es el interés que prima, por sobre todo.

La demanda de tierra con tomas en 12 provincias, en Guernica como exponente, en Casimiro o Centenario, desnuda la gravedad de la crisis habitacional, en el marco de una crisis social y económica de conjunto. Las cifras son alarmantes.

Asistimos a casi un 41% de pobreza, por encima de la crisis del 2001. La desocupación trepa al 13,1% (13,5% en conglomerado Neuquén- Plottier) y la destrucción de puestos de trabajo es de 4 millones en todo el país. En este marco las tomas de tierras son el emergente de esta crisis expresada en la necesidad de miles de familias de las mayorías populares, expulsadas de sus hogares por el desempleo o la carestía de la vida y obligadas a intentar ocupar un predio para conseguir un pedazo de tierra donde vivir. Se calcula que el defícit habitacional es de 3 millones de viviendas, con números parciales de 900 mil en PBA y 70 mil aquí en Neuquén, 40 mil en la ciudad mediante datos extra oficiales, y los datos oficiales brindados hace algunos días en el Concejo Deliberante, es que hay una demanda mínima de 30.000.

Vivienda como derecho humano fundamental- Legalidad y legitimidad

La vivienda es un derecho constitucional que es negado en la práctica por la especulación inmobiliaria y el Estado, en tanto la obra pública no tiene por fin hacer real el derecho a un techo para las familias del pueblo pobre y trabajador. Miremos las prioridades del “Plan Capital”, endeudamiento por 75 millones de dólares por parte de la Municipalidad de Neuquén, donde 1300 millones de pesos de ese empréstito se destinarán a hacer la “Avenida Vaca Muerta”, como un corredor petrolero, mientras sólo se destinarán tan solo 300 millones a loteos con servicios.

La Constitución Nacional proclama que el acceso a la vivienda es un derecho en el artículo 14 bis: “El Estado otorgará los beneficios de la seguridad social, que tendrá carácter integral e irrenunciable. En especial, la ley establecerá: (…) el acceso a una vivienda digna”. Misma protección se encuentra en tratados internacionales con jerarquía supra constitucional, incorporados mediante el Art. 75 inc. 22.

Pero hay que decir lo evidente, si quienes crean esas leyes y las defienden las respetaran, deberían concluir que la verdadera ilegalidad se manifiesta en el hecho de que a millones de personas se les niega el acceso a la vivienda. No solo a quienes se ven obligados a lanzarse a las ocupaciones y constituir tomas y asentamientos, sino a aquellos que deben sacrificar una parte sustancial de sus ingresos al pago de un alquiler cuyos valores se vuelven prohibitivos debido a la especulación inmobiliaria, que aquí en Neuquén ha arrojado un aumento del 65% en el último año.

Pero la realidad es que el acceso a la vivienda, como derecho constitucional, es impedido, sobre todo en el contexto actual, por otro derecho consagrado por la Constitución, que en su art. 17 establece la protección al derecho de propiedad. Pese a que ambos derechos tienen regulación constitucional, huelga decir que para el régimen social imperante y sus gobiernos, y aunque la CSJN (fallo Aquino) sostenga en que el “sujeto de preferente tutela constitucional” es el trabajador en toda la dimensión de su vida, la propiedad privada es lo que se impone, finalmente, sobre el derecho a la vivienda y tantos otros derechos.

Ahora, si bien sobre ese aspecto de problema estructural podemos tener bastante acuerdo entre distintos sectores, sobre lo que sin duda difieren las miradas, es acerca de la violencia estatal en cuanto al tratamiento y resolución del problema de la vivienda.
Resolución que ningún gobierno a esta parte, ha otorgado.

Estado- “Violencia-Derecho a la vivienda en clave de “derecho a la ciudad”

Personas tan disímiles como Hegel o Walter Benjamín se han detenido en la función de “ golpe” o violencia como mecanismo de instauración del derecho. Desde el punto de vista de los intereses de la clase obrera y el pueblo pobre- que es el lugar de nuestra mirada-, la conquista de un derecho siempre, implica una lucha y el establecimiento a partir de esa lucha, de relaciones de fuerza para imponer sus condiciones.

La realidad de nuestra ciudad y las mayorías de todas las ciudades del país, es que se ha levantado mediante la constitución de asentamientos, que luego fueron regularizados y transformados en barrios, quedando 48 irregulares, es decir, sin títulos ni servicios básicos. Al inicio de este año la irrupción de la toma “ más grande de la historia de Neuquén”, con más de 4000 personas en el lugar, mostró que el corazón de Vaca Muerta- como se propuso erigir a Neuquén el Intendente Gaido-es una ciudad “expulsiva”. Pero no es sólo aquí, o en la CABA. La política de Estado y sus gobiernos es expulsar a las mayorías populares a las periferias o las márgenes de las ciudades- en el mejor de los casos- como surge en la meseta aquí, en la segunda meseta en Centenario, hacia el Alto en Bariloche o San Martín de los Andes, etc.

Entonces resulta importante preguntarse ¿cuál es la violencia y de quién emana? Sin dudas, violencia es que dentro de dos días, se vuelva a intentar un desalojo con miles de efectivos policiales al mando de Sergio Berni, a las familias de Guernica, mandatado por el gobierno de Kicillof, en pos de pedirle a las familias sin techo que respeten la legalidad para obtener el derecho a la vivienda.

Violencia también, es apropiarse durante cuarenta años de tierras donde no hay pequeñas casitas para vivir: hay mansiones de lujo, piscinas privadas y canchas de golf, a cambio de abrir una calle, una franja costera del río que jamás debió ser cerrada, ofrecer que se cierre el despojo por un precio vil a la ocupación y uso de 8 hectáreas que podrían permitir loteos para reducir el déficit habitacional. Y es aún más grave y violento que el gobierno municipal presente este acuerdo que incluye a la justicia, con los empresarios y funcionarios de Rincón Club de Campo como “ histórico”, mientras condena a las mayorías populares sin tierra a la criminalización, represión y a transitar la pandemia en esas condiciones, sin las medidas sanitarias mínimas. En estos días familias de Casimiro denuncian no tener agua potable.
Reclamar vivienda, en este marco, jamás puede constituir un delito.

Federico Engels se pregunta en “Contribución al problema de la vivienda” (1887) ¿de dónde procede la penuria de la vivienda? ¿cómo ha nacido? ¿cómo se resuelve?. Ante ello plantea- y podemos trasladarlo con total actualidad- que ese “drama” es un producto necesario del régimen social burgués; que no podría existir sin penuria de la vivienda una sociedad en la cual la gran masa trabajadora no puede contar más que con un salario para vivir y, por tanto, exclusivamente con la suma de medios indispensables para su existencia y la reproducción de su especie; una sociedad donde producto del perfeccionamiento de la maquinaria, los cambios en la industria, etc., privan continuamente de trabajo a masas de obreros, creando un gran ejército de reserva de obreros desocupados y que por otro echa a la calle periódicamente a masas de trabajadores sin trabajo; donde los trabajadores se amontonan en las grandes ciudades y mucho más de prisa de lo que se construye para ellos y sus familias, donde con suerte se puede encontrar arrendamiento en condiciones paupérrimas, y donde los propietarios de las viviendas pueden exigir los alquileres más elevados. En semejante sociedad, dice Engels, esa penuria de la vivienda no es en modo alguno producto del azar; es una institución necesaria que no podrá desaparecer, con sus repercusiones sobre la salud, etc., más que cuando todo el orden social que le ha hecho nacer sea transformado de raíz.

Y dice además Engels acerca de la profundidad de lo que significa la “penuria” de la vivienda para la clase obrera “ Todos esos focos de epidemia, esos agujeros y sótanos inmundos, en los cuales el modo de producción capitalista encierra a nuestros obreros noche tras noche, no son liquidados, sino solamente…desplazados. La misma necesidad económica que los hace nacer en un lugar los reproduce más allá; y mientras exista el modo de producción capitalista, será absurdo querer resolver aisladamente la cuestión de la vivienda o cualquier otra cuestión social que afecte la suerte del obrero. La solución reside únicamente en la abolición del modo de producción capitalista, en la apropiación por la clase obrera misma de todos los medios de subsistencia y de trabajo”.

Transformar este régimen de explotación para terminar con la penuria de la vivienda para las amplias mayorías populares, es el norte, entonces. En ese camino hay peleas actuales y concretas que dar: exigir plan de obras públicas en todo el país, viviendas populares, expropiación de las viviendas ociosas y de lujo de las clases poseedoras. Para ello hay que dejar de pagar la deuda fraudulenta, crear impuestos a las grandes fortunas, establecer impuestos a la renta petrolera y minera, y disponer todos esos recursos en esta pelea, por conceder el acceso a la vivienda.

Decimos NO al desalojo en Guernica, tierra para vivir. Muchas gracias.

Compartimos la charla completa: