Conversamos con A., psicóloga residente del hospital, quien nos compartió su mirada sobre cómo se vive la pandemia para pacientes y trabajadores en el marco de la crisis sanitaria que puso de manifiesto la pandemia del Covid-19. Ensayamos también algunas reflexiones al respecto.
Miércoles 20 de mayo de 2020 18:27
¿Cómo se trabaja en el área de salud mental en el marco de la pandemia?
A: “Hay muchas áreas de salud mental trabajando en este contexto, todos los equipos continúan funcionando con las adecuaciones necesarias. En principio, nosotres estamos ocupándonos de la sala de internación de salud mental y tuvimos que reorganizar el funcionamiento del servicio, que es de puertas abiertas, es decir, les pacientes pueden salir, recibir visitas, etc. En este contexto tuvimos que apostar a lógicas de cuidado más colectivas, asumiendo un compromiso entre trabajadores y pacientes para vivir esta cuarentena de la forma más llevadera posible. También continuamos con la atención telefónica de pacientes ambulatorios. Otros equipos se están ocupando de los seguimientos a pacientes Covid y trabajando con profesionales que están primera línea de atención, allí surgen problemáticas, angustias, miedos que es necesario trabajar”.
¿Qué cuestiones ves en la subjetividad de los pacientes y trabajadores?
A: “Toda subjetividad se está viendo afectada en mayor o menor medida por este evento y les pacientes internades también están sintiendo el aislamiento, las ansiedades, las angustias. Intentamos acompañar estos procesos de manera singular y también de manera colectiva, a través de distintos talleres grupales y asambleas de pequeños grupos, con los cuidados necesarios. Muches saben que tienen un plato de comida, un lugar para dormir y eso es muy importante en este contexto. Lo que muchas veces sucede con la internación por salud mental es que hay mucha gente internada con problemáticas sociales y que sabemos que por la Ley de Salud Mental deberían haber más dispositivos sociales y comunitarios que alojen a personas con problemáticas de salud mental y/o de las que fuere”.
En este hospital, como en otros, se viene denunciando la falta de insumos, ¿cómo impacta esta situación entre los trabajadores?
A: “Los insumos tardaron en llegar al principio. Muchas máscaras de las que recibimos, como en el resto del hospital, fueron producto de donaciones. Sabemos que eso no está bueno, que el Estado es el que debería proveer los equipos de protección personal. Toda esta situación de faltante de EPP y de criterios unificados para saber cómo trabajar angustió un montón, más que nada en las primeras semanas de pandemia. Hubo una desorganización y desarticulación muy grande, donde no sabías qué era lo que tenías que hacer e incluso trabajar sabiendo que no se estaban respetando las pautas de cuidado, por ejemplo, las rotaciones de equipo. Todo esto produjo mucho nivel de angustia entre profesionales, una imposibilidad en el pensar y en el accionar también. Nos costó mucho organizarnos y empezar a reclamar estas cuestiones que nos parecían esenciales para hacer bien nuestro trabajo. Ahora está un poco más organizado, por lo menos en el servicio de Salud Mental, si bien continuamos reclamando junto con la Asamblea de Trabajadorxs del Hospital y Cesacs del Área Programática todo lo que nos preocupa acerca del abordaje de la pandemia, falta de insumos y demáses”.
¿Querés agregar algo más?
A: “Sí, quisiera agregar una cuestión que es alarmante en relación al aumento de detección de contagios de Covid en el barrio del Bajo Flores. Venimos reclamando también que salud no implica solo la posibilidad de contagio, sino condiciones dignas de vivienda, alimentación, trabajo, recursos económicos, etc. Algunas manzanas no están teniendo agua potable. Esto es bastante preocupante porque, por un lado, el agua es un derecho humano y, por el otro, es necesaria para que puedan tener sus cuidados de higiene dignos.
Además, el hospital está empezando a estar más atareado con casos confirmados y sospechosos de Covid y esto se ve reflejado también en la calidad de trabajo de todes nosotres. Realmente se empieza a sentir un nivel de tensión entre les trabajadores muy grande. Genera mucho caos no saber qué está sucediendo en el hospital, no hay vías de información que den cuenta de lo que está sucediendo, los casos que está habiendo, incluso de trabajadores infectados y qué protocolos se sigue. Nos enteramos por voluntades individuales de compañeres que comparten la información que les llega y esto genera un nivel de tensión y de alarma constante, esto en el cuerpo se siente y en el trabajo también. Claramente siempre queremos intentar llevar la mejor calidad de atención para la población que atendemos, pero sin cuidados de parte del Estado esto no va a suceder”.
Algunas reflexiones
A. destaca distintos aspectos de la crisis sanitaria como la falta de equipos de protección, de información clara, de sobrecarga de trabajo, de posible desborde del hospital, como relacionados a la tensión, la angustia y el miedo que refieren muchos trabajadores del sistema de salud. Y esto resulta muy comprensible en el contexto que relatan, en el que muchos otros trabajadores que vienen estando en la primera línea además reclaman estos elementos, test, protocolos de intervención; y en una realidad que arroja una muy alta tasa de contagio de Covid-19 entre estos trabajadores.
La crisis sanitaria y la precariedad del sistema se recrudecen por la pandemia pero es de larga data, esto lo testimonia el alto índice de burnout entre trabajadores de la salud en el marco de las condiciones en las que se trabajaba anteriormente.
Otro aspecto a destacar es que A. señala que el trabajo en salud mental se encuentra muy atravesado por las condiciones económicas y sociales de las personas que asisten allí, lo cual a su vez repercute en la forma en la que se trabaja y con qué recursos se cuentan para intentar dar respuesta a dichas situaciones. La muerte de Ramona en el Barrio 31, un verdadero crimen social, dadas la condiciones de hacinamiento y precariedad sanitaria (directamente sin agua, ni testeos y seguimientos acordes) resuena con fuerza también en este punto.
Considerar todas estas múltiples carencias sanitarias, económicas y sociales y sus entrecruzamientos resulta más que necesario para pensar la salud física y mental de quienes integran y concurren al hospital. Por eso mismo, resulta imperioso que se tomen las medidas para que todos los recursos necesarios se encuentren disponibles para enfrentar la pandemia y para dar respuesta a la crisis: centralizar el sistema de salud bajo órbita estatal, reconversión de la industria para la fabricación de insumos sanitarios, un impuesto extraordinario a las grandes fortunas para dar respuesta a las necesidades sanitarias y sociales (habitacionales entre ellas), y, obviamente, dejar de pagar la deuda externa ilegítima e ilegal, que se llevó más de 700 millones de dólares en lo que va de la pandemia.
Algo de suma importancia que menciona A. es que la organización de los trabajadores en asamblea fue y es clave. Como dice, jugó un papel importante para pelear por lo que ellos y sus pacientes necesitaron y necesitan, contra las condiciones de una crisis que está lejos de ser natural y, por lo tanto, muchas de sus consecuencias podrían ser evitables si se tomaran estas medidas básicas. Los recursos existen pero deben ser destinados para las problemáticas que están sufriendo los trabajadores y el pueblo pobre, no para sostener la riqueza de quienes vienen demostrando que no quieren poner nada. De esto también se trata la salud mental.
Te puede interesar: Te puede interesar: La explosión de casos de Covid-19 en villas está colapsando al hospital Durand
Te puede interesar: Te puede interesar: La explosión de casos de Covid-19 en villas está colapsando al hospital Durand