Luego de las elecciones sindicales de diciembre pasado ocurrieron una serie de acontecimientos que muestran que Huanuni continúa siendo un gran laboratorio de cómo avanza, aunque en forma lenta y contradictoria, la subjetividad de los trabajadores.
Viernes 13 de febrero de 2015
Con las pasadas elecciones en Huanuni, el 20 de diciembre del año pasado, y con los 200 votos obtenidos por el frente Dignidad Sindical Revolucionaria (DSR) encabezado por el compañero Mario Martínez, secretario ejecutivo del Partido de los Trabajadores de Bolivia, diversos “analistas” y grupos pretendidamente revolucionarios se dieron a la tarea no sólo de defenestrar a los trabajadores, por su “orfandad política” sino de combatir a la única lista que defendió la independencia política de los trabajadores. Se habló de “derrota” porque no se ganó el sindicato, como si se pudiera ganar con un programa radical revolucionario en momentos en que el MAS consolida su rol bonapartista y con un respaldo superior al 60%, como si se pudiera ganar en cualquier circunstancia.
Estos dislates son expresión de concepciones groseramente sindicalistas sin importar el conjunto de las relaciones de fuerza, y sin importar qué programa y política conducen a “ganar” el sindicato. Se habló de que DSR fue una lista “oportunista”, aunque jamás dijeron el porqué, ¿será por haber defendido abiertamente la independencia política de los trabajadores? ¿Será por haber denunciado el oportunismo de una vaga izquierda minera que prefería conciliar con las listas masistas moderadas? ¿Será porque logró reagrupar detrás de sus siglas a toda la izquierda no gubernamental, incluyendo el POR (Partido Obrero Revolucionario) qué no podía o no quería presentar lista propia? Sin embargo dejemos a estos “capos” capaces de ganar elecciones en cualquier momento y lugar, para sus juegos retóricos. La lista impulsada por Martínez, y los compañeros de su organización, es un intento de superar el tradicional comportamiento de la izquierda que separa los terrenos político y sindical, y que diluye las diversas tendencias políticas en una fuerte disciplina sindical que solo favorece a las alas dominantes de la burocracia. DSR fue un intento de sembrar una nueva tradición en la clase obrera boliviana, rompiendo los consensos sindicales que empujan siempre a la conciliación, o a que los partidos políticos deban esconderse detrás de una fachada sindical como sucede con el POR en el magisterio urbano. Pero, veamos qué fue lo que sucedió en las pasadas semanas.
Como es conocido, luego de cada elección, cada lista ganadora debe lograr que los demás integrantes de su plancha sean elegidos en las elecciones por secciones y luego nominados y elegidos en la reunión de dirigentes y delegados. Lo llamativo en este caso es que en la sección de Mario Martínez, formada por casi 120 mineros, fue elegido por unanimidad, nada menos que Martínez, y pese a que este, afirmó “si me eligen sepan que voy para ser oposición dentro del sindicato”. Pero la cosa no quedó ahí. En la posterior reunión de dirigentes y delegados, formada por casi 150 personas de todas las secciones, representando a los casi 5.000 trabajadores, fue nominado y elegido con más del 90% de apoyo nada menos que para una de las carteras sindicales más conflictivas como es la delegación a la Caja Nacional de Salud (CNS). ¿Qué significan estos nuevos resultados? Estos nuevos datos no pueden aislarse del balance más general de las elecciones de diciembre que como ya señalamos en otro artículo, mostraban que los trabajadores no querían más la presencia obscena de Pedro Montes -burócrata ex dirigente de la COB y del Sindicato Mixto de Trabajadores de Huanuni, impulsor de procesos de persecución política a los que defienden la independencia política de los trabajadores, hoy senador del MAS-, pero tampoco aceptaban la posibilidad de elegir una lista, como la DSR encabezada por Martínez, que podría implicar una ruptura abierta con el gobierno ¿Por qué? Porque el MAS amenaza llevar adelante cientos de procesos penales por evasión de impuestos por decenas de miles de pesos a los trabajadores si se rompe la “pax social” del distrito minero. Pero por otro lado, los trabajadores se dan cuenta que necesitan de alguien completamente independiente y honesto, un opositor, en uno de los lugares más conflictivos y problemáticos como es hoy la CNS, recientemente intervenida por el gobierno, y dónde existen denuncias de corrupción de varios dirigentes sindicales. ¿Cómo fue elegido Martínez? El sindicato nominó 13 personas para la cartera de la CNS, y puso el nombre de Martínez al final, buscando que mediante las sucesivas votaciones no quedaran adherentes. El resultado es sorprendente ya que pese a esa maniobra de carácter electoral, Martínez obtuvo el respaldo de más del 90% de los votos. Es evidente que Huanuni continúa siendo un gran laboratorio de cómo avanza en forma tortuosa, contradictoria, la subjetividad de la amplia mayoría de los trabajadores avanzados, de cómo poco a poco los trabajadores vienen realizando sucesivas experiencias políticas con cada uno de los caudillos del distrito, de cómo en esas sucesivas experiencias algunos pocos individuos vienen convirtiéndose en referentes de independencia política, lucha y organización. Una importante revés para los que creen que la subjetividad de la clase obrera es como un vaso vacío que hay que llenar con “propaganda socialista” sin tener en cuenta que estamos ante sujetos de la acción sindical y política, y que la reconstrucción de la subjetividad es un proceso dialectico cruzado de múltiples experiencias, sindicales, políticas y hasta sociales.
Finalmente, los últimos días de enero, durante la posesión del nuevo sindicato formado por una veintena de dirigentes, ante miles de trabajadores y ante la poca disimulada molestia de burócratas de la FSTMB, de la COB, del ministro de minería y del gerente de la COMIBOL, un sólo compañero juraba con el puño en alto por la independencia política de los trabajadores y el socialismo, y asumía una nueva e importante tarea político sindical asignada por los trabajadores de base.
Javo Ferreira
Javo Ferreira nació en La Paz en 1967, es fundador de la LOR-CI en Bolivia. Autor del libro Comunidad, indigenismo y marxismo y parte del consejo editorial de La Izquierda Diario Bolivia. Fue docente de la Universidad Obrera de Siglo XX en Potosí e impulsor del PT de la COB el 2013.