Aumentos de precio, cláusulas abusivas, alquileres por las nubes… todo ello para beneficiar a fondos buitre, grandes propietarios y bancos. Esto es lo que denuncian más de 900 inquilinas que viven en propiedades administradas por el fondo buitre Nestar-Azora en Madrid, y que desde hace unos días se declararon en huelga de alquiler retomando ejemplos históricos como las huelgas de inquilinos de Barcelona de 1931.
Viernes 6 de septiembre 10:50
Los últimos meses el Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Madrid viene denunciando el aumento abusivo del alquiler por parte del fondo buitre Azora, uno de los más grandes del país. Esta subida afectará a más de 8000 familias y, por cierto, se sitúa por encima del 3% que establecía la nueva ley de vivienda del gobierno “progresista” español, demostrando una vez más que esta ley no es más que una mera fachada.
Esta subida impuesta a través de cláusulas abusivas ha hecho que en el transcurso de esos años alquileres que se firmaron por 900€ ahora lleguen a los 1600€. Siendo lo más grave que dos de esos edificios son de alquiler público lo que supuestamente debería protegerlos de dicho aumento de precio. Esta cláusula ya fue declarada ilegal gracias a la presión del sindicato de Cataluña pero se sigue realizando en la Comunidad de Madrid.
Cansados de edificios ruinosos, de vivir en la precariedad más absoluta y con un gobierno que no pone límites a los alquileres ni al precio de la vivienda las inquilinas organizadas por bloques y en el sindicato han decidido declararse en huelga de alquileres. En concreto como explican desde el Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Madrid en su comunicado “de aquí en adelante, irán pagando únicamente el precio indicado en el contrato inicial y las actualizaciones legalmente exigibles, pero no así los seguros de impago, subidas abusivas y demás conceptos que Nestar-Azora sigue cobrando ilegalmente.”
La actual huelga se organiza no solo en la ciudad de Madrid sino en varias de las ciudades dormitorio que la rodean como Parla o Móstoles puesto que el fondo buitre posee más de cien bloques de viviendas solo en la Comunidad de Madrid.
La lucha de estos inquilinos es un ejemplo de lucha contra los fondos buitre y contra la situación de precariedad y pérdida de poder adquisitivo de la clase trabajadora que ha visto un aumento inasumible de los alquileres en los últimos años. En Madrid el precio de la vivienda de alquiler ha subido un 103 % en una década, y en otras comunidades el aumento es similar. En todo el Estado es la misma tendencia, en agosto de 2014 el precio de alquiler por metro cuadrado era de 7.2€, en agosto de este año es de 13.4€. Una tendencia que además se ha acelerado en los últimos años, algo que rompe con el falso relato del Gobierno "progresista" de Pedro Sánchez. En los últimos 5 años de gobierno de PSOE y Unidas Podemos primero y PSOE y Sumar después, los alquileres han subido como la espuma.
La huelga de alquileres, una herramienta de las y los trabajadores para frenar el aumento de los precios de la vivienda
Estos inquilinos con su lucha retoman así ejemplos históricos como la huelga de inquilinos de 1931 en Barcelona o ejemplos más recientes como la de abril de 2020 en medio de la crisis desatada por la pandemia.
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La huelga de alquileres de Barcelona en 1931 llegó a sacar a la calle a 100.000 personas de clase trabajadora en el punto álgido de la huelga contra los propietarios. Esta huelga, por si faltaran comparaciones, se vio durante un gobierno con el PSOE al frente que buscó, junto con los partidos de la Generalitat fieles a la República, liquidar la huelga primero por la vía del diálogo y luego por la vía de la fuerza.
La huelga de 1931 nos dejó lecciones importantes para comprender qué hacer actualmente con el problema de la vivienda más agudo de la última década.
La primera lección es no confiar en un gobierno cuya ministra de vivienda tiene siete pisos en alquiler y cuya única medida ha sido una ley que demuestra una vez tras otra su inutilidad. En 1931 el gobierno de la República castigó con la represión a los huelguistas y viendo cómo ha actuado el actual Gobierno en luchas obreras como la de Cádiz podemos tener la certeza de que existe esa posibilidad. Por ello solo a través de la autoorganización de las y los trabajadores, inquilinos de estas viviendas, podemos enfrentar situaciones abusivas como esta.
La segunda lección de la huelga del 31 es la solidaridad levantada tras la represión por la que se convocó una huelga general de 300.000 obreros solo en el cordón industrial catalán. Esta solidaridad entre los sectores de trabajadores es necesaria levantarla antes del ataque. Solo la fuerza de la clase trabajadora golpeando junta puede prevenir el ataque, pero también es la misma clase trabajadora que sufre los alquileres, los sueldos de miseria, la inflación… Todos estos ataques son más difíciles combatirlos aislados y es imprescindible la unión en el terreno de la lucha.
Una de las últimas lecciones es que los alquileres en 1931 acabaron por no ser elevados, a pesar de la represión sufrida y los desahucios provocados por el gobierno, gracias a dicha unión y combate. Las y los inquilinos organizados colectivamente en esta huelga muestran el camino a seguir demostrando que solo a través de la autoorganización y con herramientas de lucha propias de la clase trabajadora como la huelga podemos empezar a poner freno a los intereses de los grandes capitalistas.