La famosa productora de videojuegos como World of Wordcraft se ha visto en problemas después de que sus trabajadoras y trabajadores comenzaran a alzar la voz contra la violencia hacia las mujeres y comunidad LGBT dentro de la empresa. Trabajadores de Ubisoft muestran solidaridad.
Viernes 30 de julio de 2021 10:35
Foto: Parkes Ousley
Como ha demostrado la pandemia, las condiciones laborales no son las mejores en ningún trabajo. Ya sean bajos salarios o falta de contratos es algo que la mayoría de los jóvenes enfrentamos cuando ingresamos al mundo laboral. Es bien sabido, que otro problema que existe es el acoso laboral que sufren las mujeres, sumado a la brecha salarial, así como la falta de derechos como guarderías, comedores, licencias de maternidad dignas o cuartos de lactancia.
La productora de videojuegos Activision-Blizzard no es la excepción: el día de hoy, los trabajadores de la compañía han organizado lo que en redes sociales llaman “huelga activa” contra la violencia y el acoso sexual que sufren las mujeres, llevando a cabo protestas virtuales y una actividad presencial en las inmediaciones de la sede ubicada en California.
Estas actividades van acompañadas de una carta firmada por 2 600 trabajadoras y trabajadores, según los últimos conteos, donde se les exhiben a los dueños de la empresa cientos de casos de violencia y discriminación, donde no sólo muestran su preocupación ante la violencia hacia la mujer, sino también entorno a los derechos de la comunidad LGBT+ —en particular a personas no binaries y trans—; además cuestionan el racismo hacia la comunidad negra —teniendo como antecedente el cuestionamiento al racismo estructural con la revuelta del movimiento BlackLivesMatter en 2020—. A ello se suma el descontento en torno a los salarios
Una de las cosas que detonó esta lucha, fue la denuncia de una trabajadora en torno a la violencia que vivía en su entorno laboral. La cifra de trabajadoras y trabajadores que han firmado esta carta es bastante importante y representa casi el 30 % de quienes laboran en esta casa de juegos triple A. Esto demuestra el potencial de la fuerza de los trabajadores cuando no se quedan callados ante las injusticias laborales.
La protesta ha recibido un gran apoyo, como lo hemos visto en otros ejemplos como Animal Crossing, los videojuegos han ayudado a expresar el descontento que tienen los usuarios ante problemas de la sociedad. En este caso, miles de usuarios han decidido no jugar los títulos de la compañía, cosa que se ve reflejado en el mundo virtual de los mismos, pero también en las ganancias de la empresa.
Todo esto ha causado que el CEO de la compañía, Bobby Kotick, rompiera el silencio luego de dos años de casos públicos, diciendo que “tomarán cartas en el asunto”, cambiando las políticas de contratación, la calidad de los directivos e incluso del contenido inapropiado dentro de los videojuegos; esto mientras, contrario a su discurso, se propone trabajar junto a Wilmerhale, un buffete de abogados denunciado en redes sociales por tener una política antisindical.
No es el primer caso en la industria de los videojuegos
En los últimos años, se han denunciado múltiples casos donde las jornadas laborales son de más de 100 horas a la semana, en el caso de Ciberpunk 2077, lo que provoca que haya casos de problemas de espalda por estar tanto tiempo sentados frente a una computadora pero también se ven casos donde los desarrolladores son transportados en camillas debido a ataques de ansiedad o donde tienen que comenzar con un tratamiento por depresión o estrés postraumático, a cambio de un sueldo realmente bajo.
Lo anterior hace que cientos de desarrolladores dejen de trabajar para cierto proyecto, y dejen la compañía, renunciando a una remuneración monetaria y, en el mejor de los casos, ponen sus nombres en los agradecimientos de los créditos, como en Red Dead Redemption 2.
Por diversos motivos, es muy común que los juegos pospongan su fecha de lanzamiento, como lo hemos visto en centenares de casos, porque aún no están listos para le fecha prevista. La presión por el marketing y la sed de ganancia de la empresa hacen que estas jornadas laborales se amplíen aún más, cosa que no siempre se traduce en una buena calidad en el videojuego. Se hace necesario invertir las prioridades y poner la salud de los desarrolladores de videojuegos por delante de la sed de ganancia de las empresas, repartiendo las horas de trabajo entre los que ya trabajan ahí y quienes desean entrar a este mercado, con salarios dignos y plenos derechos laborales.
Solidaridad de otros trabajadores
A la par de todo esto, se dio a conocer una carta firmada por 500 trabajadores de Ubisoft que, en primer lugar, expresaba solidaridad con la lucha de Activision-Blizzard y, en segundo lugar, se dirigía a los directores de su misma empresa, expresando su propio descontento pues, el verano pasado, salían decenas de casos similares.
Aunque los directores de Ubisoft dicen estar enfrentando la desigualdad al aumentar la planta de mujeres —actualmente del 22 %— y fomentando charlas de perspectiva de género e incluso el despido de quienes perpetúen ese tipo de violencias hacia las mujeres y comunidad LGBT+, despidiendo a ejecutivos o responsables de Relaciones Exteriores, un estudio reveló que 2 800 de los 14 000 trabajadores —el 20 %— no se sienten seguros en su área de trabajo y el 25 % de los encuestados han sido testigos o víctimas de violencia en su centro de trabajo.
Aún con todo lo que la directiva de Ubisoft dice promover para enfrentar la violencia patriarcal dentro de su compañía, los trabajadores no han dejado de expresar su descontento pues “nada ha cambiado”.
Lo que expresa el caso de Ubisoft debe ser una alerta para los trabajadores en lucha de Activision-Blizzard, pues demuestra que los dueños y altos funcionarios de las empresas son incapaces de eliminar la violencia machista y patriarcal, ya que en muchos de los casos terminan en medidas formales que no atienden la raíz del problema, obviando, además, que este es un problema estructural que debe resolverse, no de forma individual, sino cambiando el sistema de raíz.
Por otro lado, el nivel de organización por parte de trabajadores presente en estas casas productoras, demuestra que hay voluntad para combatir esta violencia, abriendo la posibilidad de crear comisiones de género conformadas por mujeres trabajadoras y personas LGBT+, de forma independiente a las patronales; en dichas comisiones se podría problematizar cómo dar salida a los casos de violencia, así como plantearse arrancar plenos derechos que sean capaces de contrarrestar las dificultades que tienen estos sectores para desarrollarse laboralmente, como es la apertura del cupo laboral trans y la eliminación de la brecha salarial y los antes mencionados.
Más aún, lo que esta lucha muestra es el potencial que tiene la unificación de las demandas tanto de la clase trabajadora por derechos laborales y condiciones dignas de trabajo, y el movimiento de mujeres contra la violencia. Dicha fuerza, constituida en esa unidad, podría ser capaz no solo de arrancar ciertos derechos en algunos lugares de trabajo, sino cuestionar de raíz la combinación entre la explotación y la opresión hacia las mujeres.