Brasil fue escenario de movilizaciones en 20 ciudades del país. Las y los manifestantes pusieron el ojo sobre el ultraderechista Bolsonaro que viene de fomentar los incendios en la Amazonia.
Sábado 21 de septiembre de 2019 01:23
Por todo el mundo, millones de jóvenes protagonizaron protestas en defensa del medio ambiente. En San Pablo, al igual que en otras 5.000 ciudades por todo el mundo, fue también escenario de la Huelga Global por el Clima. Cerca de 5.000 jóvenes ocuparon la Avenida Paulista para protestar. También hubo marchas en Río de Janeiro, Belo Horizonte, Recife y otras ciudades.
El movimiento protagonizado por la juventud, que tuvo sus inicios en las acciones denominadas #FridaysForFuture (Viernes por el Futuro) revela la indignación de esta joven camada ante la perspectiva, nada lejana, de una catástrofe ambiental provocada por la acción predatoria de los capitalistas sobre el ecosistema global. Esa conciencia e indignación llevó a la juventud de todo el planeta a las calles, en lo que ya es considerada la mayor acción por el medioambiente de la historia.
En Brasil, bajo el gobierno de Bolsonaro, esa indignación alrededor de la cuestión ambiental no podría dejar de manifestarse. La crisis en torno a la Amazonia, con una cantidad récord de quemas, es uno de los mayores símbolos de la tragedia capitalista reservada al medio ambiente. El discurso negacionista sobre los problemas ecológicos de Bolsonaro fue precisamente lo que alimentó el voraz apetito del agronegocio en relación a la explotación de las tierras amazónicas para el crecimiento de sus ganancias con la soja y las pasturas.
Odete Cristina de la agrupación juvenil Faísca en la Huelga global por el clima en San Pablo. Esquerda Diário.
La selva amazónica se transformó en foco de disputas de intereses geopolíticos globales, con la intervención demagógica de diversos líderes mundiales, que alegan preocupación con la preservación ambiental de la región mientras ocultan sus intereses imperialistas de explotación de las tierras, los minerales y la biodiversidad local. La demagogia de los líderes de las naciones imperialistas -Macron y Merkel principalmente-, países que albergan a muchas de las principales empresas contaminantes del mundo, expone la falacia de la posibilidad de un capitalismo verde.
La solución a la devastación ambiental solo vendrá por medio del cambio radical del sistema productivo. Por lo tanto, tenemos que confiar en nuestras propias fuerzas y en la organización masiva de la juventud, que hoy está al frente de este y de otros movimientos de resistencia y protesta, con los trabajadores que son quienes garantizan la producción, para revolucionarla y transformarla en un sistema racional, armónico con la naturaleza y sin explotación.