Las huelgas en los puertos del norte de Alemania están aún suspendidas hasta el 26 de agosto, después de que la burocracia sindical y las empresas portuarias realizaran un acuerdo extrajudicial en julio. Pero de las negociaciones no saldrá ningún resultado aceptable. Por lo tanto, hay que avanzar y pasar de paros aislados a una huelga con un plan de lucha.
Sábado 20 de agosto de 2022 13:51
Este artículo fue publicado originalmente en el sitio Klasse geggen klasse
Los días 14 y 15 de julio, miles de trabajadores portuarios se pusieron en huelga. Unos 5.000 participaron en la manifestación del día 15. Anteriormente, la asociación de empresas portuarias les había ofrecido un aumento salarial del 12% en dos años, un recorte salarial real en vista del aumento del 35% de los precios de la energía y del 15% de los precios de los alimentos en comparación con el año anterior. La patronal de otros sectores está adoptando una línea similar: en los medios de comunicación piden "contención salarial" y en realidad sólo ofrecen recortes salariales en las rondas de negociación colectiva, mientras que al mismo tiempo siguen obteniendo miles de millones de ganancias y reciben subvenciones del gobierno, como en el sector energético. Esto significa que la acción industrial de los trabajadores portuarios es ejemplar para cientos de miles de trabajadores que tienen que defender sus condiciones de vida en la situación actual.
Al mismo tiempo, algunas empresas portuarias han intentado prohibir la huelga en los tribunales. En lugar de rechazar claramente este intento, la dirección del sindicato de servicios ver.di aceptó un acuerdo extrajudicial que imponía a los trabajadores del puerto de Hamburgo una "obligación de paz" hasta finales de agosto. Además, durante este periodo se celebrarían tres rondas de negociaciones. La obligación de paz impuesta era un buen ejemplo de la colaboración social que perseguía la burocracia sindical: preferir entablar negociaciones desesperadas que aumentar la confrontación en las calles. Más de 3.000 estibadores, entre los que se encontraban varios miembros del comité de negociación, se opusieron a la obligación de paz forzosa con una petición pública que exigía su derogación.
Por supuesto, la patronal no ha hecho ninguna concesión en las anteriores rondas de negociación. Sin embargo, las empresas portuarias ya han conseguido algo por sí mismas con su ataque y el acuerdo extrajudicial: se ha detenido la huelga de los decididos trabajadores portuarios. A la huelga más larga en más de 40 años le siguió una pausa de más de un mes.
Ante esta situación, surge la necesidad de dar vuelta a la tortilla: la última de las tres rondas de negociaciones de la "obligación de paz" tendrá lugar el próximo lunes 22 de agosto en la ciudad de Bremen. Los trabajadores están organizando una manifestación para marcar la ocasión. No sólo los propios estibadores en lucha, sino los sindicalistas y otros sectores solidarios de todo el país deben movilizarse allí para enviar una señal fuerte: "¡Todos somos el puerto! Ningún acuerdo por debajo de la tasa de inflación". Una fuerte manifestación de estibadores —aunque no haya huelga ese día, todos los que no tengan turno podrían ir a Bremen— con un fuerte apoyo de los trabajadores de toda Alemania y de diferentes sectores dejaría claro que no se trata sólo de las reivindicaciones salariales de los compañeros portuarios. Se trata de quién debe pagar los costos de la crisis: ¿los trabajadores que la sufren o los empresarios que siguen obteniendo ganancias millonarias?
Sin embargo, ya se está haciendo evidente que difícilmente habrá una oferta de la patronal que satisfaga las principales demandas de los trabajadores. Esto incluye no sólo un aumento salarial por encima del nivel de inflación para todos, sino también un aumento mínimo de 1,20 euros para los sectores con salarios más bajos, que han recibido particularmente poco hasta ahora. Una fuerte movilización a Bremen el 22 de agosto también permitiría a la comisión negociadora aumentar la presión en las negociaciones, y discutir los nuevos pasos de la negociación directamente con los trabajadores presentes, en lugar de tener que escuchar los argumentos de la patronal a puerta cerrada.
¡De la huelga al plan de lucha!
La manifestación del 22 de agosto en Bremen con motivo de la próxima ronda de negociaciones es una fuerte señal de que los huelguistas y el comité de negociación quieren seguir luchando a pesar de la obligación de paz. Además, se trata de una oportunidad de hacer una asamblea de trabajadores para debatir una primera evaluación de la ronda de negociaciones y, a continuación, llevar este debate a los centros de trabajo. Incluso sería posible discutir informes provisionales de la negociación durante las pausas de la misma.
El primer día después del periodo de paz, podría tener lugar un paro en todos los centros, combinada con asambleas de huelga para discutir el estado de las negociaciones y decidir democráticamente cómo proceder. Si la oferta resulta ser deficiente, se puede declarar el fracaso de las negociaciones e iniciar una votación para una huelga plena.
Si la última ronda de negociación fracasa, habrá una gran presión sobre ver.di y el comité de negociación por parte de los políticos y los empresarios para que se recurra a la conciliación obligatoria. Esto significaría que no debería haber más huelgas y que ambas partes deberían acordar un árbitro conjunto, supuestamente neutral, normalmente procedente de la política. Esto podría significar que los partidos gobernantes, que ya están en contra de la huelga, ejerzan una influencia directa en las negociaciones y en el sindicato, a favor de las empresas, por supuesto. Cualquier intento de conciliación o "moderación" debe ser claramente rechazado. Por la total independencia de nuestras huelgas y de nuestro sindicato con respecto al gobierno. Nuestra respuesta debe ser votar la huelga plena.
Según los estatutos de ver.di, una votación de este tipo requeriría una mayoría del 75% para decidir la huelga. Dada la determinación de los trabajadores portuarios, este quórum debería ser fácil de conseguir. Sin embargo, se trata de una norma antidemocrática: ¿por qué no basta con una mayoría simple para decidir la huelga? Se vuelve aún más problemático cuando se decide la aceptación o el rechazo de una oferta y la finalización de una huelga. Entonces, según los estatutos de ver.di, de repente el 25% de los votos es suficiente para aceptar una oferta y poner fin a la huelga.
Si los trabajadores portuarios quieren llevar su lucha hasta el final, deben ser conscientes de estos escollos y luchar por un control lo más democrático posible de su huelga. Una cosa son los estatutos sindicales y otra muy distinta la democracia viva entre los huelguistas. Una asamblea de huelga podría proponer una votación que se decidiera por mayoría simple, y dar instrucciones a la comisión negociadora para que respetara y aplicara esa votación.
Cuando comience la huelga, se pueden organizar asambleas de huelga cada día para debatir y decidir los siguientes pasos. Estas decisiones deben ser vinculantes para la comisión negociadora. Por tanto, los miembros de la comisión negociadora deben comprometerse con las decisiones de las asambleas y poder ser revocados en cualquier momento. Si la comisión negociadora y los huelguistas están directamente vinculados de esta manera, una huelga puede tener un impacto mucho mayor - y sería un paso hacia la democratización de los sindicatos para que vuelvan a ser herramientas de lucha para sus millones de miembros.
Compensar la inflación significa luchar contra los altos precios de la energía
Una huelga junto a un plan de lucha aumentaría drásticamente la presión económica sobre las empresas portuarias y sería un arma afilada para hacer valer nuestras propias reivindicaciones. Sin embargo, la lucha contra el monstruo de la inflación no sólo debe librarse a nivel del convenio colectivo, sino también políticamente.
Los ataques a nuestro poder adquisitivo y a los salarios reales no sólo se producen en el ámbito de la negociación colectiva. La recientemente aprobada tasa del gas, por ejemplo, supondrá cientos de euros de gasto adicional al año para las familias. Además, los precios de los combustibles y el aumento de los precios en general se dispararán como consecuencia de esta tasa. Sobre todo en el puerto, donde la mayoría de los compañeros dependen del autmóvil, los altos precios del combustible suponen grandes pérdidas salariales.
Por lo tanto, también valdría la pena considerar si nuestro sindicato ver.di y los huelguistas organizan una gran manifestación contra la inflación y los altos precios de la energía en los próximos días de huelga en el puerto. Miles de estibadores y otros compañeros podrían participar en una manifestación de este tipo y defender reivindicaciones comunes. Miles de trabajadores de otros sectores se fijan en la lucha de los compañeros portuarios: tienen el poder de dirigir a toda la clase obrera en la lucha contra el monstruo de la inflación y las políticas del gobierno.