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Red Internacional
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ABAJO EL OUTSOURCING. IEMS: despiden a trabajadora de intendencia de 87 años ¡abajo el subcontrato!

Cuando decimos que queremos ilegalizar el outsourcing, decimos que queremos enfrentar estos abusos en contra de las y los trabajadores. Que el gobierno y las empresas sepan que ni Guadalupe ni ninguna de las trabajadoras de intendencia que se mantienen en lucha desde hace más de dos años están solas en la lucha en contra de la precarización y el subcontrato.

Martes 6 de febrero de 2018

Guadalupe Avellaneda Viveros, de 87 años de edad, trabajó hasta este 1° de febrero en el plantel Carmen Serdán del Instituto de Educación Media Superior, en la Ciudad de México. Tras haber sido citada en un plantel distinto al habitual, cuando se presentó a cumplir su jornada como trabajadora de intendencia, los guardias simplemente le impidieron el acceso.

Trabajadores, docentes y administrativos se han pronunciado por la reinstalación de Guadalupe, toda vez que su despido no contó con justificación alguna por parte de las autoridades, mismas que han sido completamente omisas ante los reclamos de la comunidad del Instituto. Poniendo como ejemplo a los trabajadores del STC Metro, los inconformes denuncian que la subcontratación arrebata a los trabajadores sus derechos más elementales. Como a Guadalupe, muchos son despedidos sin que se les reconozca su antigüedad.

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Según detalló en un comunicado el Sindicato de la Unión de Trabajadores del Instituto de Educación Media Superior del Distrito Federal (SUTIEMS), las mismas autoridades del plantel, en complicidad con el supervisor de la empresa que ofrece el servicio de limpieza en el IEMS, se encargaron de amedrentar a Guadalupe, diciéndole que habían recibido malos reportes de su trabajo. Denunciaron también que antes de ser despedida, Guadalupe fue aislada de los profesores con los que convivía diariamente y fue víctima de acoso laboral por parte del encargado de la empresa y los policías presentes en el plantel.

Otra vez el maldito subcontrato

Guadalupe, como tantos miles de adultos mayores, enfrentan en carne propia una de las caras más duras de este sistema que nos hace trabajar hasta morir. El modelo de subcontratación (también llamado outsourcing), si bien comenzó a implementarse en México desde hace algunas décadas, no fue sino hasta los últimos 15 años que tuvo un importante boom, empleando a nuevas generaciones de trabajadores bajo un régimen que les arrebata conquistas y prestaciones desde el momento mismo de su contratación. Sin pensiones dignas ni un seguro médico integral, hombres y mujeres adultos mayores como Guadalupe se ven orillados a aceptar estos trabajos, con sueldos miserables, que no alcanzan a cubrir el costo de la canasta básica.

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Este modelo de relación obrero-patrón, diseñado exclusivamente para brindar "flexibilidad" a las operaciones de las empresas, ha resultado en un negocio millonario para los poderosos. La subcontratación abrió las puertas tanto a la explotación laboral como a la defraudación fiscal. Es la misma que permitió que a Guadalupe se le asignara otra área de trabajo y se le despidiera sin ninguna consideración ni derecho de audiencia. Es la misma que permitió el despido de 60 trabajadoras de intendencia del IEMS que alzaron la voz en defensa de sus derechos, contra el gobierno de Mancera y la burocracia sindical.

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¿Qué destino le depara a Guadalupe? quizás otro empleo precario y, como a miles de trabajadores en la Ciudad, más días de incertidumbre en los que no sabrá si tendrá trabajo al volver a casa. Esa es la "Esperanza" que brinda a nuestros adultos mayores y a nuestra juventud una Ciudad y un país en donde las leyes son diseñadas para beneficio de los poderosos a costa de nuestras vidas.

Son estos atropellos los que denunciamos desde cada una de nuestras intervenciones y nuestra plataforma. Cuando decimos que queremos ilegalizar el outsourcing , decimos que queremos enfrentar estos abusos en contra de las y los trabajadores. Que el gobierno y las empresas sepan que ni Guadalupe ni ninguna de las trabajadoras de intendencia que se mantienen en lucha desde hace más de dos años están solas en la lucha en contra de la precarización y el subcontrato.