En un intento de recuperar la legitimidad perdida por estar involucrado en los casos Penta y SQM, el Fiscal Abbot pidió al Vaticano y al Papa Francisco, los expedientes de los cientos de casos de abusos sexuales a menores de parte de sacerdotes en nuestro país. ¿La Iglesia tiene solo un rol espiritual o también político?
Viernes 3 de agosto de 2018
La visita del Papa Francisco del año pasado a Chile no pasó desapercibida y una de las grandes controversias fue la cantidad de dineros del Estado que fueron desembolsados para su visita: entre 7 mil y 10 mil millones de pesos que se donaron a la iglesia para financiar la estadía del principal líder espiritual de la Iglesia Católica y su equipo venido desde el Vaticano. Mientras las cifras de desempleo aumentan y el sueldo cada vez alcanza menos para llegar a fin de mes.
No solo esto bastó para que la población trabajadora y más empobrecida viera la desigualdad e inequidad que mantiene la Iglesia Católica, sino que se sumaron los cientos de casos de abuso sexual a menores y de encubrimiento que están vigentes y que no hay solución. Las renuncias de las decenas de sacerdotes por esto y la casi nula acción para responder a esto de parte del Vaticano han abierto una fuerte crisis de legitimidad de la Iglesia en nuestro país.
Chile es el país del continente que mantiene la mayor desaprobación a la Iglesia, y no es sorprendente cuando cada día hay una noticia peor de casos de abusos sexuales y encubrimiento. Y no es solo abuso sexual, sino que también el abuso económico del dinero del Estado para mantener la vida de un grupo de personas que ha afectado la vida de cientos de niños y niñas y sus familias.
No podemos permitir que el Estado continúe financiando una organización privada, que mantiene en pie una red de instituciones de educación católica, a los sacerdotes y curas gracias a este financiamiento sin mover un solo pelo ni desgastar sus vidas para conseguir un sueldo a fin de mes, mientras se despiden a funcionarios públicos, a trabajadores que junto a sus familias quedan sin sustento como en el FCAB del grupo Luksic en Antofagasta, y cada vez se precariza más la vida para los y las trabajadores.
Los partidos políticos tanto de la derecha con Chile Vamos, como de la ex Nueva Mayoría, no se han referido a la importancia de separar al Estado de la Iglesia en el contexto de crisis que ésta atraviesa con la legitimidad en la población. Tampoco el Frente Amplio ha sido enfático en plantear esta posición, haciendo que por omisión se continúe con el mantenimiento de un grupo privilegiado de la población.
Es evidente que la Iglesia no cumple un rol solo espiritual, tiene un poder político comprobado a la hora de posicionarse contra nuestros derechos en unidad con los sectores más conservadores del parlamento y al gobierno de Piñera, oponiéndose fuertemente al derecho de todas las mujeres de conquistar un aborto libre, legal, seguro y gratuito en Chile y en el mundo, tomando en cuenta el avance que se ha producido en esta materia en Argentina, debido a la movilización de miles de mujeres, trabajadores y trabajadoras, estudiantes en las calles por este derecho.
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Nancy Lanzarini
Profesora de Lenguaje y Comunicación.