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Red Internacional
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GOBIERNO PSOE-UP. Iglesias deja el gobierno para evitar una derrota humillante en las elecciones madrileñas

El líder de Unidad Podemos quiere así imponer la unidad a Más Madrid. La decisión se enmarca en los intentos de frenar el desgaste electoral de la formación en favor del PSOE.

Lunes 15 de marzo de 2021

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, anunció esta mañana en un vídeo dirigido a la prensa que abandona la vicepresidencia del gobierno de coalición para ser el candidato por Unidas Podemos en las elecciones del 4 de mayo a la Comunidad de Madrid.

Ione Belarra, actual secretaria de Estado de Agenda 2030 será la persona que sucederá al todavía vicepresidente al frente del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030. Además, el líder de la formación morada anunció sus intenciones de que la actual ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, asumiera la vicepresidencia segunda que hasta ahora ocupaba él y fuera la próxima candidata de Unidas Podemos para las elecciones generales. Todos estos cambios están a la espera de si son aceptados o no por el presidente del Gobierno Pedro Sánchez.

La decisión de Iglesias supone una nueva sacudida en el terremoto político que está desencadenando la progresiva extinción de Ciudadanos, golpeando en este caso a la propia coalición de gobierno. El fracaso de la Operación Murcia dejaba al PSOE y a sus socios actuales -Unidas Podemos- y potenciales -Más Madrid- en muy mala situación.

No solo las fuerzas hoy en Moncloa no recuperaban ninguna posición de poder territorial mediante mociones de censura, sino que las encuestas anunciaban una victoria holgada del PP con el apoyo de VOX y la posible desaparición de Unidas Podemos de la Asamblea de Madrid. Una derrota que se sumaría a las cosechadas en 2020 en Galicia y País Vasco, el modesto resultado de las catalanas y el descalabro de las elecciones autonómicas de 2019. Una constatación de que su papel en el gobierno central como gestores de la pandemia y la crisis económica no rinde a los socios.

Perder Madrid significaría para Podemos su virtual desaparición del panorama autonómico, lo que podría ser el primer paso a la irrelevancia política. Es desde el intento de garantizar la supervivencia del proyecto que hay que entender la decisión de Iglesias. En el corto plazo se buscaría evitar una nueva debacle en estas elecciones. Mientras que en el largo plazo podría tratarse de un nuevo intento de Unidas Podemos de reubicarse en relación al PSOE que, según cada nueva encuesta, parece reforzarse constantemente a costa de sus socios minoritarios.

Así, Pablo Iglesias busca presentar su candidatura desde un discurso épico de lucha contra la derecha y la extrema derecha y haciendo un llamamiento a la unidad de la izquierda. Una maniobra que principalmente se dirige a forzar un acuerdo con Más Madrid, pero también para poner al conjunto de la izquierda social y política madrileña bajo su hegemonía.

Pero el endurecimiento del discurso por parte de Iglesias y Podemos no esconde que la receta es la misma que la de todos estos años: alcanzar un acuerdo de gobierno con el PSOE -y puede que hasta con Ciudadanos- para gestionar el capitalismo español desde el más pulcro respeto a las instituciones del decadente y corrupto régimen monárquico.

El gobierno de Pedro Sanchez es el mejor escaparate de los resultados de las recetas del neorreformismo. El “gobierno más progresista de la historia” no solo no ha cumplido la inmensa mayoría de los limitados compromisos de la coalición, sino que ha descargado los costes de la crisis económica y sanitaria sobre los hombros de las clases populares rescatando grandes empresas, salvando a la corrupta monarquía de una de sus mayores crisis, abriendo CIES, manteniendo la reaccionaria Ley de Extranjería, y reprimiendo a la juventud que salía a protestar por la libertad de expresión.

Repitiendo una y otra vez las mismas fórmulas que elección tras elección están suponiendo el avance de la extrema derecha no van a obtenerse resultados diferentes. Es necesario en primer lugar reorganizar la lucha y movilización de la clase trabajadora, las mujeres y la juventud para enfrentar a la extrema derecha. Algo que no podemos esperar de un Pablo Iglesias que decía que “esa idiotez que decíamos cuando éramos de extrema izquierda de que las cosas se cambian en la calle y no en las instituciones, es mentira”.

En segundo lugar hace falta transformar la rabia en una alternativa política diferente a la salida reaccionaria que ofrece la derecha y el conformismo que plantea la izquierda neorreformista. Es hora de luchar por un frente anticapitalista y de clase que enfrente a la extrema derecha en la Asamblea y en las calles y que plantee un programa para que la crisis la paguen los capitalistas.