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Red Internacional
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Mujeres Trabajadoras. Igualdad ante la ley, desigualdad ante la vida: brechas de género y precariedad femenina

Leyes y más leyes de igualdad salarial y contra la segregación laboral se proponen desde la Unión Europea o el PSOE. Pero son incuestionables los motivos que la generan: la precariedad laboral sostenida en la infravaloración de las áreas de trabajo feminizadas y la doble carga del trabajo productivo y reproductivo.

Miércoles 21 de noviembre de 2018

El artículo 28 del Estatuto de los Trabajadores plantea: “El empresario está obligado a pagar por la prestación de un trabajo de igual valor la misma retribución, satisfecha directa o indirectamente, y cualquiera que sea la naturaleza de la misma, salarial o extrasalarial, sin que pueda producirse discriminación alguna por razón de sexo en ninguno de los elementos o condiciones de aquella.”

Sin embargo, en el Estado español la brecha salarial media es de un 23% y dos de cada tres personas que perciben los salarios más bajos, son mujeres. Por tanto, el concepto de “trabajo de igual valor” no se aplica al valor del trabajo de las mujeres.

¿Motivos? No están esencialmente en la decisión arbitraria de las empresas de pagar salarios más bajos a las mujeres que a los hombres. Sino en una cadena de desigualdades basada en una histórica y duradera división sexual del trabajo, que legitima que las mujeres sean contratadas en áreas de trabajo infravaloradas, arrastradas a la precariedad, mayor explotación y peores condiciones. Esto sumado al no reconocimiento del trabajo reproductivo que, sino expulsa a las mujeres del mercado laboral, las somete aún más a la precariedad. Estos son los motivos que llevan a que las trabajadoras cobremos menos que los trabajadores. Veamos cómo lo expresan las tediosas cifras.

División sexual del trabajo e infravaloración del trabajo femenino en áreas de cuidados, servicios y servicios sociales

En el Estado español, el porcentaje que representa la mujer en el conjunto de la clase trabajadora asalariada ha pasado del 43% al 48% entre los años 2007 a 2016. Es muy elevado en la sanidad y los servicios sociales, donde el 77,5% de las personas ocupadas son mujeres. En educación, ocupan el 67,4%, en el sector servicios el 66,6% y en todas aquellas tareas vinculadas al cuidado de personas y del hogar, el 88,6%.

Según un informe de UGT, en Hostelería las mujeres perciben el salario más bajo de todos los sectores de actividad. Igualmente en sectores de Actividades Administrativas y Servicios Auxiliares y en Otros Servicios perciben los salarios más bajos de todo el Estado. Estos tres sectores concentran una fuerte presencia de mujeres con un 50% en cada sector, los salarios son los más bajos y sufren una brecha salarial por encima de la brecha media del conjunto de sectores de actividad del Estado.

Sólo el sector de la Educación, con una presencia de mujeres del 67 %, la brecha salarial disminuye al 9,34 %. En el caso de las Actividades Sanitarias y de Servicios Sociales, con una presencia femenina del 78,68 %, la brecha salarial del 27,23 %. En las Actividades Inmobiliarias un 66,89 % y la brecha salarial es del 32,73 %. En el Comercio la presencia de mujeres es altísima y la brecha sube al 28,04 %. Y hasta en las Actividades Profesionales, Científicas y Técnicas las mujeres son mayoría, se les exige la máxima cualificación académica y la brecha salarial es del 30,41 %; además los trabajos de investigación y de redacción los realizan las mujeres con salarios bajos y los jefes de equipo y responsables de las investigaciones son mayoría hombres con salarios mucho más altos.

A esta discriminación que aporta millones a los bolsillos de los empresarios y pobreza a las trabajadoras, se la denomina “segregación horizontal” y está acompañada de la llamada “segregación vertical” (Maria Pasos Morán, Contra el Patriarcado). Sectores de trabajadoras no cualificadas en servicios, de los servicios de salud y cuidados de personas, cobran los salarios más bajos de todo el abanico de salarios medios por ocupaciones. A esto se le añade el hecho de que la mayoría de las trabajadoras no cualificadas permanecen de por vida en esa escala, sin ninguna movilidad laboral que mejore sus condiciones.

La precariedad laboral: causa profunda de todas las brechas

De los contratos a tiempo parcial, el 73,86% son desempeñados por mujeres; es decir, 3 de cada 4 empleos. Según un informe de CCOO, “La parcialidad es impuesta, pues el motivo principal de tener un trabajo a tiempo parcial es no haber encontrado un trabajo a tiempo completo” y “El cuidado de menores, mayores dependientes, personas enfermas o con discapacidad es señalado como causa para un 12,98% de mujeres (268,2 mil) y un 1,78% de hombres (13,6 mil). Ellas, 7 veces más. Y otras obligaciones familiares son la razón principal para un 6,31% de mujeres (130,9 mil) y un 1,55% de hombres (11,4 mil). Ellas, 4 veces más”.

Los contratos “basura” gestionados por las ETT (Empresas Temporales de Trabajo), hoy son las externalizaciones las que garantizan las condiciones de trabajo de alta precariedad, elevadas tasas de temporalidad y rotación, trabajo a tiempo parcial, ritmos de trabajo altísimos, alta tasa de accidentes de trabajo, enfermedades profesionales no reconocidas así como salarios por debajo del salario mínimo interprofesional (SMI).

Por otro lado, la enorme fuerza laboral de mujeres inmigrantes, sometidas a los peores contratos, si tienen, muchas veces condicionados al chantaje de “los papeles” y las xenófobas y racistas leyes de extranjería, que conlleva a que se vean sometidas a enormes problemas para poder mantener su situación administrativa. La mitad de las mujeres afiliadas a la Seguridad Social que trabajan como empleadas del hogar y del cuidado son mujeres inmigrantes.

La utopía de la “conciliación laboral y familiar”

Estas cifras nos muestran otra realidad. Las mujeres, en su conjunto, realicen o no otra actividad, dedican diariamente a tareas vinculadas con el hogar y la familia una media de 4 horas y 7 minutos, mientras que los hombres destinan 1 hora y 54 minutos. Muchas se ven obligadas a trabajar media jornada. Y más de un 25% de mujeres pierden su trabajo cuando están en situación de embarazo, según datos de estudio del Instituto de Política Familiar, ya que muchas empresas ejercen el llamado mobbing maternal para “invitarles” a que abandonen su puesto de trabajo. Se calcula que 9 de cada 10 mujeres ha sufrido algún tipo acoso o presión al quedarse embarazada o pedir una reducción de jornada.

La “conciliación laboral y familiar” acaba siendo una utopía opacada por la doble carga del trabajo asalariado y el no remunerado de las tareas domésticas que, sino expulsan a las mujeres del mercado laboral, las someten a contratos de jornada parcial y a la precariedad.

Bajo las “leyes de igualdad”, la más abyecta de las desigualdades: precariedad, explotación y pobreza para millones

El “Plan de Acción de la UE 2017-2019” para “Abordar la brecha salarial entre hombres y mujeres”, que a nivel europeo la brecha es el 16 % de media, plantea ocho propuestas de acción que apunten a “Mejorar la aplicación del principio de igualdad de retribución”, a “Romper el techo de cristal” contra la segregación vertical, “la penalización por cuidados”, entre otras. También el PSOE propone una Ley de Igualdad Salarial en el mismo sentido.

¿Es posible acabar con estas brechas de género a través de estas “mejoras” dentro del modelo laboral del capitalismo español configurado desde las décadas del ’80 y ’90? ¿Un modelo que dio origen a la precariedad laboral en la que las mujeres estamos sobrerrepresentadas? Y en el que, tanto los gobiernos del PP como del PSOE, han gestionado los negocios de los empresarios, desde la llamada “reconversión industrial” hasta privatizaciones de servicios públicos, reformas laborales, EREs, pérdida de decenas de miles de trabajos desviados hacia la contratación y subcontratación de servicios.

Por su parte, las direcciones de los grandes sindicatos publican interesantes informes, pero no disponen de toda su estructura para organizar a las más explotadas de la clase trabajadora en pos de la “paz social” y han sido cómplices de EREs y recortes.

Contra las eternas brechas de género: derogar la reforma laboral y acabar con la precariedad

Las promesas de los socialistas de derogar la reforma laboral quedó en eso, en una promesa hipócrita para seguir gobernando en la más abyecta de las desigualdades que es la pobreza de miles de explotadas. Porque la brecha salarial es un eslabón más de toda una cadena de eternas brechas, como la de la actividad laboral, la de las pensiones y las prestaciones de paro.

La ‘igualdad ante la ley’ no ‘implica igualdad ante la vida’ para la mayoría de las mujeres trabajadoras, inmigrantes, jóvenes, precarias, arrojadas a la discriminación y el acoso laboral, la precariedad laboral, los contratos de obra y servicio y externalizaciones.

Para que se haga realidad “A igual trabajo, igual salario”, todas las trabajadoras deberían pasar a plantilla fija y se debería establecer la prohibición de los contratos temporales y las ETTs y la derogación de las Reformas laborales.

Y no habrá nunca “conciliación” si no se aumenta los presupuestos que los tijeretazos han recortado en sanidad, educación y servicios públicos que lleva a que las cargas familiares y del hogar aumenten y se hagan cada vez más pesadas con la doble jornada de tareas domésticas y de cuidados, de forma totalmente gratuita para los empresarios.

Son ellos, los que roban todo nuestro tiempo, los que deberían garantizar guarderías gratuitas en todos los centros de trabajo. Y el Estado, en los centros de estudio y establecimientos laborales públicos, durante las 24 horas, así como residencias para personas dependientes gratuitas. Son ellos, los capitalistas, los que nos roban nuestro salario y nuestro tiempo, los que deberían pagar la crisis de sus propios bolsillos, y no de nuestras vidas.

Para profundizar:

Brecha de género en las pensiones: desigualdades y precariedad femenina

Empleadas del hogar, trabajadoras invisibilizadas bajo la extrema precariedad

Feminización del trabajo y precariedad laboral en el Estado español (I)

La división sexual del trabajo y la precariedad femenina en el Estado español (II)

De criada a empleada: reseña y críticas marxistas al libro de Ulla Wikander

Externalizaciones y empresas multiservicios: ETTs 2.0

El techo de cristal y los subsuelos del feminismo liberal del PSOE