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Red Internacional
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IZQUIERDA A DEBATE. Imagina Burgos: ¿reformar el capitalismo o llamar a luchar contra él?

Una crítica a la estrategia y el programa municipalista de Imagina Burgos desde una perspectiva anticapitalista y de clase.

David Medina @David_jacobino

Irene Ruiz

Irene Ruiz @IreneYpunto

Miércoles 5 de julio de 2017 00:00

Foto: IZAR Burgos

Imagina Burgos nació en febrero de 2015 y se presentó a las elecciones municipales en mayo de ese mismo año. Se autodefine como “candidatura popular”, aunque legalmente es una coalición de partidos, entre los que se encuentran Izquierda Unida, Equo, IZAR, Eirene y Podemos, que no participa como tal, ya que su reglamento interno prohíbe ser parte en una coalición de partidos, pero sin duda integran Imagina, siendo su secretario político Raúl Salinero nada menos que el portavoz de la formación. Se definen asimismo como un movimiento asambleario, en el cual la militancia de los partidos que la componen participa a nivel individual “dejando las siglas a un lado”.

El proyecto de Imagina Burgos se encuadra en la emergencia de un nuevo reformismo, cuya principal expresión fue el surgimiento de Podemos, que trastocó el tablero político del Estado español en los últimos dos años. Como decíamos hace tiempo en otro artículo de Izquierda Diario, Podemos fue “la expresión más pura del paso de la ‘ilusión de lo social’ a la ‘ilusión de lo político’. Su emergencia electoral expresó la superación de un momento inicial de la movilización donde había primado una ‘ilusión social’, la idea autonomista de que se puede ‘cambiar el mundo’ sin intervenir en el terreno político. Sin embargo, esta superación se produjo dando lugar a una nueva ‘ilusión política’ de que es posible lograr ‘recuperar la democracia’ o salir de la crisis en los marcos del actual sistema capitalista y la democracia liberal.”

Sobre esta base, Podemos –junto a Izquierda Unida y diversas plataformas ciudadanas provenientes del 15M e incluso pequeños partidos de izquierda- fue el vehículo de una nueva “ilusión gradualista” que tuvo su momento de esplendor en las elecciones municipales de 2015. En estas las llamadas candidaturas “ciudadanas” o de “unidad popular” se hicieron con el poder en los Ayuntamientos de las principales ciudades del Estado, como Madrid, Barcelona, Zaragoza, A Coruña, Cádiz y otras. La ola del 15M aterrizó así en las playas del “municipalismo” y las “confluencias ciudadanas”, creyendo encontrar en estas una posible salida capaz de dar expresión institucional a su propósito democratizador.

Estos Ayuntamientos, llamados “del cambio”, han suscitado ilusiones en grandes sectores de la clase trabajadora, las mujeres, la juventud y otros sectores oprimidos. Sin embargo, a poco de andar esta primera “prueba del poder”, el neorreformismo mostró sus límites insalvables. Insertas en la lógica de la “gestión”, estas candidaturas comenzaron a estrechar velozmente los “márgenes de lo posible” en el proceso de “cambio”. Habiendo abdicado de toda perspectiva de movilización social, a la hora de implementar su limitada agenda social, los nuevos gobiernos reformistas se topan con el límite de su respeto absoluto por la “sagrada” propiedad de los bancos y la legalidad capitalista. Así lo estamos viendo cada vez más en Madrid o Barcelona, con una serie de renunciamientos programáticos y enfrentamiento abierto a justas demandas obreras y populares, o en el Ayuntamiento de Cádiz, donde queda en evidencia la impotencia de los “anticapitalistas” al mando de la gestión del Estado.

Los límites del programa y la estrategia municipalista

Aunque la candidatura de Imagina Burgos no alcanzó la mayoría en las municipales de 2015, obtuvo un extraordinario 20,72% de los votos –quedando en tercer lugar apenas por detrás del PSOE- por lo cual conquistó seis concejales. Sin pasar aún por la “prueba del poder”, sus límites, sin embargo, se evidencian en su programa y su estrategia.

La estrategia de Imagina Burgos se manifiesta ya desde la presentación de su Programa, cuando afirma que “el momento electoral que se avecina, con las elecciones municipales y autonómicas, tiene especial relevancia para lograr la gestión de los servicios públicos fundamentales y como un potencial transformador que la acción municipal siempre ha tenido para la sociedad: surge una oportunidad para disputar el poder político al bloque dominante y devolver la soberanía a la ciudadanía.”

Esta idea de “la unión de la ciudadanía para recuperar la ciudad”, incentivando la participación activa de los ciudadanos y vecinos ha sido muy seductora para muchos, tanto por consideraciones pragmáticas (es más fácil acceder a un gobierno local que a uno estatal), como por la ilusión de una democratización mayor de los espacios locales y próximos.

Aunque la propuesta tenga aspiraciones más democráticas que los viejos proyectos de la izquierda institucionalizada, siegue siendo igualmente limitada. Como escribíamos en un artículo publicado mucho antes de las elecciones municipales de 2015, “el autogobierno de los ciudadanos a través de las instituciones de la democracia liberal es una ficción engañosa, aun cuando se proponga en ámbitos de escala reducida”. Y esto es así porque “transformar el Estado y el poder implica transformar las relaciones sociales sobre las cuales se sustenta ese mismo Estado. En la sociedad capitalista esto requiere imponer un programa que cuestione el poder y la propiedad de los capitalistas”, así como poner en movimiento las fuerzas sociales necesarias para conquistarlo. Sin embargo, desde un planteamiento ciudadanista, vaciado de contenido de clase, tanto el programa como los métodos para conquistarlo que propone Imagina Burgos son opuestos a esta perspectiva.

En el terreno económico, un tema principal es la cuestión de la deuda municipal. Imagina propone una “auditoria ciudadana” para dilucidar que parte de la deuda es legítima y, por tanto, debe ser pagada y cual no. Su apuesta pasa por legitimar el no pago de la parte de la deuda que se considere ilegítima. De manera contradictoria con su propio planteamiento, en otras ciudades donde gobiernan como Madrid o Barcelona, se jactan de su capacidad de pago, superior a la de sus predecesores. Desde nuestra perspectiva, el no pago de la deuda municipal, contraída por distintos gobiernos capitalistas según sus intereses, es una medida elemental en defensa de los intereses de la clase trabajadora y los sectores populares. Como lo es también el no pago del conjunto de la deuda pública estatal (que representa más del 100% del PIB y que ha sido engordada por el trasvase de deuda privada). Por ello la única consigna realista y aceptable en defensa de los intereses de las mayorías populares es decretar el No pago unilateral de la deuda.

Otra cuestión fundamental es la del desempleo que, aunque en Burgos es menor que en otras ciudades del Estado, alcanza a más de 20 mil personas. Frente a esta realidad, Imagina Burgos plantea que “todos los recursos municipales se utilizarán para paliar el problema del paro y caminar hacia el buen vivir”. Sin embargo, para lograr esto, el programa de Imagina Burgos no plantea cuestiones que son elementales, como por ejemplo establecer subsidios municipales para las y los desempleados sin prestación o la subida del SMI y la reducción de jornada en los trabajadores municipales para generar más y mejor empleo. Si ni siquiera se levantan propuestas tan elementales como estas, es imposible siquiera pensar en resolver el problema de fondo. Porque frente a un sistema que no nos permite siquiera trabajar para ganarnos la vida, la única salida para la clase obrera pasa por la lucha por imponer el subsidio de desempleo indefinido hasta acabar con el paro, el aumento del salario mínimo a 1500 euros, la prohibición de los despidos y, especialmente, el reparto de las horas de trabajo sin reducción salarial para terminar con el paro y la precariedad. Y si hay fábricas o empresas que cierren o despidan, entonces que estas sean municipalizadas y puestas bajo el control de sus trabajadores y trabajadoras.

En cuanto a los servicios públicos, Imagina Burgos propone la “paralización de todos los procesos de privatización y externalización remunicipalizando los servicios privatizados o externalizados”. Esto se traduce en una revisión de cada caso particular para después no renovar los contratos que ya hayan finalizado. Es decir, reconocen como legítimas algunas de las privatizaciones, no planteando en ningún caso rescindir contratos. En la práctica, en otras ciudades donde gobiernan los llamados “Ayuntamientos del cambio”, las privatizaciones continúan exactamente igual que con los gobiernos anteriores y las promesas de remunicipalización han quedado rápidamente en el olvido. Para acabar con las privatizaciones no valen medias tintas. Es necesario imponer que todos los servicios públicos sean gratuitos, universales y de calidad y estén suficientemente financiados y puestos bajo el control de trabajadores y usuarios, para garantizar el derecho a la sanidad, la educación de los hijos e hijas de la clase trabajadora, la suficiencia energética y el acceso a la cultura a toda la sociedad, entre otros.

Por otra parte, una de las realidades más dramáticas en el Estado Español es la de los desahucios, fenómeno que en Burgos ha dejado en la calle a innumerables familias y que más solidaridad ha despertado en la clase trabajadora. La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) lleva años desarrollando una lucha a nivel estatal por "Que no haya casas sin gente ni gente sin casas", y también viene haciendo un trabajo de movilización y sensibilización para paliar esta realidad en Burgos. Llama la atención que el propio programa de Imagina Burgos asume una imposibilidad e incapacidad de llevar a cabo su propia política a nivel municipal, delegando en las Cortes de Castilla y León la responsabilidad de materializarla en la práctica. Una situación no muy distinta que la actitud que ha tenido la propia Ada Colau, a quien la PAH -de la que fue referente-, ha criticado públicamente por la dejación de responsabilidades en la que ha incurrido a este respecto.

Si “la vivienda digna debe ser una prioridad absoluta para toda la ciudadanía”, como dice Imagina Burgos, entonces es necesario imponer la prohibición de los desahucios y la expropiación de las viviendas vacías de manos de los bancos y especuladores, que sean la base para crear un parque de viviendas público cuyos alquileres no superen el 15% del salario familiar. Esta es la única manera de hacer real la consigna de "Ni casas sin gente ni gente sin casas" y que permita a la juventud emanciparse y desarrollar su propio proyecto de vida. La estrategia que Imagina defiende para llevarlo a cabo es utópica y lleva a que prosigan los desahucios y la actual imposibilidad de acceder a un derecho fundamental como es la vivienda.

Respecto a la situación actual de las mujeres y el colectivo LGTBI, que representan más de la mitad de la población, la propuesta de Imagina Burgos vuelve a pecar de falta de profundidad y de propuestas de soluciones efectivas. Más allá de algunas medidas como la evaluación del impacto de las políticas de género, o la formación en igualdad de una parte del personal municipal, el programa no aborda en ningún caso la manera de acabar con los principales problemas que plantea la sociedad patriarcal. Por ejemplo, en un momento histórico de precarización de los sectores laborales más feminizados y de un aumento sustancial del paro femenino que golpea a las mujeres de clase trabajadora, Imagina Burgos sólo se plantea "mejorar" las condiciones laborales de algunas trabajadoras de la Administración Pública, condenando al ostracismo a las demás. La lógica, una vez más, se demuestra "bienintencionada" pero impotente desde su estrategia, como se demuestra al pretender "articular medidas positivas que incentiven en los hogares la redistribución sexual del trabajo de cuidados. Permisos por nacimiento o adopción iguales e intransferibles y pagados al 100% para todo el personal dependiente del ayuntamiento", ni siquiera de toda la población, y aún así manifiestan de nuevo su incapacidad para cumplir con su propio programa al reconocer la necesidad de "instar a la Junta de Castilla y León para modificar la legislación en este sentido".

En el mismo sentido se manifiestan sus planteamientos para la comunidad LGTBI, con propuestas como por ejemplo crear una oficina de "asesoramiento" o estudios sobre la población, que se encuadran en un marco teórico pero que no aportan soluciones reales a la situación de violencia tanto económica como social que a día de hoy sigue golpeando duramente al colectivo. La perspectiva que defendemos desde la CRT y la agrupación de mujeres Pan y Rosas, es llamar a que las trabajadoras y trabajadores tomen en sus manos el combate contra toda opresión y por la conquista de todos nuestros derechos.

Por último, resulta insólito que juventud ni siquiera merezca un punto propio en el programa de Imagina Burgos, mientras que al colectivo migrante solo se le ofrecen soluciones asistenciales que no incluyen a la población sin papeles. Sin embargo, la policía si tiene un punto propio en el que se aboga por fortalecer sus estructuras y competencias represivas a nivel municipal, con una dotación extra de recursos para garantizar el "adecuado" cumplimiento de sus funciones. Lejos de fortalecer las estructuras represivas, lo que hace falta es luchar por la defensa de todos los derechos democráticos mutilados en el actual régimen, empezando por la abolición de la Ley Mordaza y la libertad y el fin de los procesos judiciales a todos los presos y presas por luchar, una medida central en Burgos, teniendo en cuenta los juicios a las encausadas de Gamonal.

Estos son sólo algunos de los aspectos del programa de Imagina Burgos que ponen al desnudo los límites de su política. De cualquier manera, Imagina Burgos reconoce en su programa de manera literal la imposibilidad de llevar a cabo incluso las tibias medidas que plantean desde el ámbito municipal. “Algunas de las propuestas expuestas en el programa no se pueden desarrollar en el marco normativo existente en el Estado o la Comunidad de Castilla y León, tendente a la privatización de servicios y favorecer intereses particulares por encima de los intereses generales”, por lo que quedan evidenciados los límites de esta estrategia municipalista que ya de por si no pretende alcanzar un cambio estructural.

Somos conscientes de que muchas de las medidas que podrían resolver integra y efectivamente las principales demandas obreras y populares exceden el ámbito municipal para su resolución, puesto que afectan al conjunto de la clase trabajadora y son parte de la lógica de funcionamiento del Estado capitalista. Pero luchar por un programa que ofrezca una salida a las demandas de las mayorías populares, ya sea a nivel estatal como municipal, implica poner en movimiento poderosas fuerzas sociales, llamar a la clase trabajadora a romper el corsé impuesto por los sindicatos burocratizados y crear nuevos organismos de autoorganización de masas que operen como un poder alternativo al de los capitalistas.

Sin una perspectiva de autoorganización obrera y popular y sin cuestionar la propiedad privada, las experiencias de los “ayuntamientos del cambio” ya han demostrado que la “lógica de la gestión” y la “administración” del estado capitalista se impone irremediablemente. Frente a la incapacidad que se deriva de los planteamientos de Imagina Burgos, la movilización y organización colectiva, en cambio, históricamente se han demostrado las únicas capaces de tener éxito. Como ejemplos prácticos y cercanos están la lucha de Gamonal, que consiguió parar los intereses especulativos del Capital, la movilización de las mujeres para echar atrás la reforma de la ley del aborto de Gallardón o la reciente lucha de los estibadores.

Anticapitalismo e instituciones: un debate dentro de “No Hay Tiempo Que Perder”

Ante al fortalecimiento del neorreformismo y la claudicación de gran parte de la izquierda que se revindicaba anticapitalista frente a estos nuevos fenómenos, a fines de 2014 nació la iniciativa No Hay Tiempo Que Perder (NHTQP), impulsada por IZAR, nuestra organización, la CRT (entonces Clase contra Clase), junto a otras organizaciones y activistas independientes.

NHTQP nació como una iniciativa unitaria para avanzar hacia la formación de un frente político en base a un programa anticapitalista y de independencia de clase, como el que fue votado en el gran Encuentro estatal del 2 de abril de 2015 en Madrid. Un programa que en sus distintos apartados concentra tanto una caracterización de la crisis capitalista y del Régimen del 78, así como un balance de la izquierda reformista (Podemos e IU) desde el 15M al 20D, para defender un sistema de reivindicaciones programáticas que den “una salida obrera y popular a la crisis capitalista y del régimen político”, retomando una “una estrategia basada en la movilización social con la clase trabajadora al frente”.

Partiendo de estas definiciones políticas elementales, NHTQP no niega la participación en las elecciones ni en las instituciones de la democracia capitalista ni mucho menos, sino que las subordina al objetivo de desarrollar la organización y la movilización de la clase trabajadora en las calles y centros de trabajo. Pero al mismo tiempo, supedita esta participación a la defensa de un programa propio en base a la independencia de clase y con una estrategia anticapitalista.

En ese marco no podemos compartir ni apoyar la participación de IZAR Burgos dentro de Imagina Burgos, y mucho menos, la actual incorporación de una de las dirigentes estatales de la organización como concejal de esta coalición reformista. Desde la CRT seguimos considerando el impulso de NHTQP como una alternativa necesaria al reformismo y para que la crisis la paguen los capitalistas.

A pesar de que IZAR Burgos considera que “la única fuerza capaz de llevar adelante una política municipal alternativa y eficiente es IB; el único espacio unitario de la izquierda capaz de llevar adelante los enormes retos que tenemos por delante”, la realidad es que Ni Podemos, ni los llamados “Ayuntamientos del cambio” ni coaliciones reformistas como Imagina Burgos, representan una verdadera alternativa para la resolución íntegra y efectiva de todas las reivindicaciones democráticas y sociales pendientes. Porque para ello hace falta desplegar una estrategia que se enfrente con los poderes fácticos del régimen capitalista español.

Lo que hace falta es desarrollar una nueva hipótesis política anticapitalista, de los trabajadores, las mujeres y la juventud, cuyo eje esté puesto en la lucha de clases. En esa perspectiva nació No Hay Tiempo Que Perder, por ello luchamos las y los militantes de la CRT que lo impulsamos en todo el Estado y con ese espíritu es que intervenimos en común junto a IZAR en espacios como las Marchas de la Dignidad, para defender un programa de independencia de clase frente a los sectores neorreformistas.

La participación de IZAR en Imagina Burgos y la incorporación de una de sus militantes en la ciudad como concejal no es la postura mayoritaria dentro de la organización. En un comunicado sobre la aceptación de la concejalía, la mayoría de las y los militantes de IZAR admiten que el debate sobre la participación en Imagina ha sido pospuesto en los últimos dos años, pese a las contradicciones que esta política supondría para los planteamientos políticos de IZAR.

En dicho comunicado valoran a las candidaturas municipalistas como “simples gestores del sistema capitalista” y se delimitan de aspectos del programa de Imagina Burgos, como el planteamiento de auditoria de la deuda, enfrentado a la perspectiva del no pago. Son análisis que compartimos. Sin embargo, el comunicado obvia cuestiones de principio fundamentales que conforman el programa de Imagina Burgos, como por ejemplo la propuesta de dotar de mayores recursos a la policía. Una cuestión sobre la que, si en general cualquier organización que se considere revolucionaria debe delimitarse tajantemente, más aún debe hacerlo cuando la concejala de IZAR en Burgos se ha integrado nada menos que a la “comisión de seguridad ciudadana” de su grupo municipal.

Aunque la concejala de IZAR se ha opuesto recientemente al aumento de la presencia policial para reprimir a la juventud que hace botellones los fines de semana -una posición por lo demás absolutamente elemental-, su participación en la Comisión de Seguridad no puede más que legitimar una institución reaccionaria que naturaliza el rol de las fuerzas represivas del estado capitalista. Lamentablemente, esta posición se encuentra en el extremo opuesto de una política anticapitalista, antirrepresiva y de independencia de clase, y justamente en la ciudad de la rebelión del barrio de Gamonal, que ha sufrido recientemente la condena de cinco de los suyos.

Frente al hecho de que “la mayoría del colectivo de IZAR Burgos no piensa dejar la concejalía ni abandonar Imagina Burgos”, la dirección de IZAR, apoyada en la mayoría de su militancia a nivel estatal (el 70%), aunque considera que “se debe rechazar el acta de la concejalía de Imagina Burgos por parte de la compañera de IZAR”, ha decidido “seguir debatiendo internamente” sobre estas cuestiones.

Esta es obviamente una prerrogativa que corresponde sólo a la militancia de IZAR. Sin embargo, el nivel de diferencias estratégicas y programáticas básicas que expresa la posición de la mayoría de las y los militantes de IZAR Burgos, no con las posiciones que defendemos en la CRT que son claras, sino con los propios acuerdos sobre los cuales se estableció el programa de No Hay Tiempo Que Perder, hacen evidentemente imposible que esta iniciativa se proponga construir una alternativa anticapitalista y de clase al neorreformismo en Burgos.

Por ello llamamos a las compañeras y compañeros de IZAR Burgos a reflexionar sobre esta situación y rever su posición frente a Imagina Burgos, para continuar haciendo una experiencia en común en favor de una alternativa política anticapitalista y de los trabajadores y trabajadoras.