El 8 de marzo, al calor del Paro Internacional de Mujeres, se lanzó la campaña “MenstruAcción”, que busca eliminar los costos asociados a la menstruación. ¿Un impuesto por ser mujeres?
Jueves 27 de abril de 2017
El 8 de marzo, al calor del Paro Internacional de Mujeres, se lanzó la campaña “MenstruAcción”, que busca eliminar los costos asociados a la menstruación. La Izquierda Diario conversó con el equipo de Ecofeminita, impulsoras de la iniciativa en Argentina.
Desde el lanzamiento de la campaña, hubo presentaciones de cuatro proyectos que proponen la provisión gratuita de tampones, toallas femeninas y otros elementos que se fabrican para la gestión menstrual. Dos de ellos fueron presentados en la legislatura de la provincia de Buenos Aires (uno del Frente para la Victoria en Diputados y uno del Frente Renovador en Senadores), otro en la Ciudad de Buenos Aires (Frente para la Victoria) y más recientemente en el Concejo Municipal de Rosario (Bloque Unidos y Organizados-FPV). Al margen de las disputas y los intereses de cada bloque por presentarlo, la campaña visibiliza un factor que suma a la desigualdad, un “impuesto” que pagan exclusivamente las mujeres. El equipo de Ecofeminita lo explica de la siguiente manera, “Hay diferentes costos asociados a menstruar: se gastan entre 700 a 1000 pesos por año en tampones o toallitas, la falta de acceso a estos elementos tiene consecuencias en salud o ausentismo escolar, afecta a la dignidad en mujeres privadas de la libertad o mujeres en situación de calle, impacta en la vida de personas trans. Conocer estos números y situaciones y entender mejor de qué manera la ausencia del Estado en brindar acceso a los productos de gestión menstrual vulnera derechos, nos impulsó a armar la campaña #MenstruAcción con el fin de visibilizar el tema y ponerlo en agenda”.
Uno de los primeros pasos fue la visibilización de un tema que casi no es mencionado, “la campaña comenzó con una fuerte visibilización del tema en redes sociales y se lanzó oficialmente con motivo del Paro Internacional de Mujeres el pasado 8 de marzo. Ese día, y como seguiremos haciendo a lo largo del año, pedimos que nos acercaran donaciones de productos de gestión menstrual, ítems históricamente ignorados en la mayoría de las campañas de donación”.
El debate sobre el “impuesto a la menstruación” no es exclusivo de Argentina. En 2016, la Unión Europea finalmente autorizó a sus miembros a evaluar de forma independiente la eliminación o reducción de los impuestos a los productos relacionados a lo que se conoce como “gestión menstrual”. En Estados Unidos, en 2016 el estado de Nueva York se convirtió en el estado número 11 en no cobrar el denominado “tampon tax”, al desgravar los tampones, toallitas y productos similares.
Como otros aspectos de la salud y la vida de las mujeres, la menstruación sometida a prejuicios y tabúes, banalizada y mercantilizada en las publicidades. “Una familia con madre a cargo y tres hijas jóvenes por ejemplo, enfrenta un gasto mensual en productos de gestión menstrual que ronda los 300/400 pesos. Además el costo no sólo es económico. Al tratarse de un tema tabú hay poco conocimiento sobre este proceso normal del cuerpo femenino, lo cual lleva en muchos casos a embarazos no deseados, a infecciones por mal uso de elementos de gestión menstrual, a discriminación laboral o a ausentismo escolar (especialmente en zonas en las cuales el acceso a los sanitarios no está garantizado)”.
Existe un sinfín de productos relacionados con la menstruación. Esto representa un gasto fijo para todas las mujeres y suma a la desigualdad, especialmente entre jóvenes y trabajadoras. Como señala Mercedes D’Alessandro de Ecofeminita, “Las mujeres hoy en la Argentina no solo ganan un 27 % menos en promedio que los varones, sino que además sufren mayores niveles de desempleo y precarización laboral. Entre los jóvenes mal llamados “ni ni” (ni trabajan ni estudian) el 67 % son madres y sí trabajan: cuidan a sus hijos y hacen tareas del hogar no remuneradas. En muchas provincias el desempleo de las mujeres menores de 29 años supera el 20 %. En un contexto así, el gasto en estos productos que se estima entre 700 y 1200 pesos anuales (que se acerca al valor de una Asignación Universal por Hijo), se convierte en un factor más de desigualdad económica”.
Además de la campaña, el equipo de Ecofeminita armó dos proyectos de ley, “uno que reclama que los productos de gestión menstrual deben ser considerados de primera necesidad y no verse afectados por el IVA, que hoy representa prácticamente un impuesto por menstruar. Y otro que reclama que su distribución sea gratuita en escuelas, universidades, comedores, espacios comunitarios, cárceles y refugios para personas en situación de calle. Este segundo ya se presentó en la provincia de Buenos Aires. Finalmente, entendemos que es necesario realizar investigaciones con perspectiva de género que provean datos e información para poder elegir nuestros métodos de gestión menstrual y promover políticas públicas que tomen dimensión de los aspectos educativos, de salud, económicos y ambientales derivados del uso de los productos de gestión menstrual”.