Mientras continúa activo el incendio en el Parque Nacional Los Alerces luego de 16 días, y estaría controlado el fuego en el Nahuel Huapi, comenzó otro incendio en el PN Lanín. Un testimonio de primera mano desde Esquel. Rayos, negocios inmobiliarios, negligencia, ajuste y saqueo tienen un denominador común: capitalismo.
Domingo 11 de febrero de 2024 14:52
La negación del cambio climático por parte de Milei en Davos constituye una declaración de guerra al ambiente, y más extractivismo, de la misma forma que su plan motosierra es un ataque a las condiciones de vida de millones. La Ley Ómnibus, derrotada la semana pasada, constituye una síntesis del programa de gobierno que hoy muestra su crudeza ante la situación que se vive en la Patagonia con los incendios en curso.
La Izquierda Diario conversó al respecto con un ex combatiente de incendios, que nos decía: “En el contexto de los efectos de la crisis climática, el método de la quema para acrecentar diversos negocios capitalistas sobre el uso del suelo -inmobiliario, forestal, agroganadero y minero- está generando consecuencias cada vez más catastróficas en la biodiversidad y la vida de las personas a ambos lados de la cordillera andina.”
Modificar la Ley de Tierras sobre la evidencia empírica
Más de 14 millones de hectáreas están en manos de extranjeros en nuestro país, un millón solamente en las manos de Benneton, plagadas de pinos implantados para especular con la celulosa, los bonos verdes o quién sabe qué negocios que les aseguran las políticas llevadas a cabo por los diferentes gobiernos. La Ley de Tierras, que prohíbe que la posesión extranjera supere el 15 % en cualquier nivel (nacional, provincial o municipal), ya era incumplida; por caso en Bariloche supera el 30 %. La modificación regresiva que pretende imponer Milei legalizaría incluso la adquisición extranjera de tierras de frontera. Todo un incentivo a la inversión de Lewis y compañía.
La charla con el compañero ex brigadista continúa de manera contundente: “El índice de peligrosidad lo hace un encendedor en el bolsillo de alguno. Puede estar lo más seco que pueda estar un suelo y si no hay un encendedor, no hay incendios. Si no hay alguien que prenda fuego, no hay incendio.”
Y agrega: “Hace unos días surgieron otros fuegos más, tres más en total rodeando a Esquel. Y eso también hay que tomarlo muy con pinzas, porque hay que ver de qué se trata, ¿no? Alguien está prendiendo fuego y ayer, por ejemplo, se prendió fuego el campo de Vargas y la plantación de Vargas después, cerca de la vía del tren (...) Hay de fondo una situación que siempre se da en los incendios acá. Y es que, por ejemplo, no se queman matorrales; los mosquetales que hay muchos acá, que es una especie invasora que trajeron de Europa. Eso no se quema nunca, porque no tiene valor. Valor maderable, quiero decir.”
La modificación de la Ley de Manejo del Fuego y sus modificatorias, es directamente un estímulo a la quema de bosques nativos intangibles que se complementa con la eliminación de la Ley de Presupuestos Mínimos (ultra mínimos) de Bosques. Un combo que mantenemos en tiempo presente ya que, a pesar de la derrota de la Ley Ómnibus, constituye el núcleo de los intereses que abiertamente defiende el actual gobierno nacional y que, de algún u otro modo, intentarán imponer.
El decreto 84/23, emitido el 23 de diciembre del año pasado, profundizó la precariedad de los brigadistas, que son la primera línea de combate a las consecuencias del cambio climático, los intereses inmobiliarios, la desinversión de los servicios de incendios en todos los niveles, la improvisación del funcionariado de turno y las políticas antinaturales al servicio del saqueo de nuestros bienes comunes naturales. ¿Total? Son ellos y ellas quienes ponen en riesgo sus vidas.
Mientras el exministro de Ambiente Juan Cabandié, el que prometió un Convenio Colectivo de Trabajo para brigadistas que fue puro humo, está profundamente preocupado por que el peronismo pueda perder las próximas elecciones (como 5 de las últimas 6), su paso por la función no logra opacar la de su antecesor macrista el rabino Bergman. De un “ministro planta” a un “ministro reposera”. Su sucedáneo, el dúctil Daniel Scioli, sólo confirmó en su visita a Esquel que los brigadistas nacionales que se jugaban la vida a pocos kilómetros de donde hablaba tienen contrato solo hasta el 31 de marzo. Casi una confesión de lo que le importaba el incendio que motivó el viaje que realizó junto a su hija-asesora. Más casta, sólo Bullrich.
Pero sigamos rescatando la experiencia del compañero entrevistado: “Las brigadas de incendio fueron creadas después de 1987, cuando fue el incendio de la Estación Forestal Trevelin del IFONA de INTA acá en Esquel. Antes había solamente bomberos y con ese incendio, que fue bastante grande, se creó. Pero después hay que sostenerla, hay que mantenerla de ahí en adelante, y es como que los incendios comenzaron a aparecer mucho, mucho más. En todo incendio forestal, el discurso oficial es culpar al trabajador de parques, a vecinos y turistas, y peor aún, a las comunidades mapuches de su inicio intencional…”
Recordemos que mientras las plantaciones de coníferas exóticas muestran toda la brutalidad de las plantaciones industriales como política de Estado en Chile, la clasificación de las mismas como “exóticas invasoras” toleradas en base a los “beneficios económicos” (que aprobó Cabandié poco antes del desastre que vivió la Comarca Andina en 2021, con 3 víctimas fatales incluidas), es una herencia casi tan pesada como la Ley de Promoción de Plantaciones que liquidó al viejo IFONA (Instituto Forestal Nacional, existente de 1973 a 1991) durante el menemismo.
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Los más perjudicados, los sectores populares…
Como siempre, las peores consecuencias las sufren los trabajadores y otros sectores humildes: "Hace días que viene dándose, más o menos una semana larga, los cambios del viento, que por su dirección, el fuego iba directo hacia Esquel. Lo que puede llegar a pasar, la peligrosidad que hay es sobre gran parte de los barrios pobres de la ciudad, donde vive la gente humilde. Esos barrios están ubicados en la parte alta, en las laderas de la montaña y eso está lleno de vegetación, de bosque de pinos que han sido implantados".
“Ahí hay viviendas con escasez de infraestructura como para hacerle frente a un fuego de este tipo. Generalmente son barrios que se han hecho con la gente, que fueron avanzando a pulmón, así, porque no hubo un plan de urbanización y la gente fue tomando lugares porque no hay dónde vivir. Ni siquiera la municipalidad que, por ejemplo, no tiene terrenos como para construir un barrio más.”
Las consecuencias de las políticas establecidas en base a criterios tan neoliberales como “servicios ecosistémicos” (casi como si los ecosistemas se equiparan a un delivery) constituyen la matriz mercantilista de la naturaleza impuesta desde los ochenta. El INTA y otros organismos estatales fueron punta de lanza para la implantación de la megapinería (el término se lo debemos a Lino Pizzolón) como modelo de reemplazo de la flora nativa.
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“Por ahí vas a escuchar también que inmediatamente acusan a los pueblos originarios de provocar incendios y no es así. Acá hay muchísima gente de pueblos originarios por todos lados y no andan prendiendo fuego. Es falso y todo lo contrario. Lo que los organismos gubernamentales hacen acá básicamente es concientizar a la población escolar, van a las escuelas a enseñar a los pibes la prevención de incendios y demás cosas. Tampoco los pibes lo hacen. La escuela no prende fuego. Jamás vas a ver a los alumnos de las escuelas prendiendo fuego. Siempre detrás de los incendios hay alguna empresa. Algún interés macroeconómico.”
Por sus características invasivas, las coníferas traídas de zonas tan remotas como Oregón, EE. UU., van reemplazando, debido a su resistencia al fuego y a su rápido crecimiento, incendio tras incendio, a la flora nativa, eliminando el sotobosque y expulsando la fauna autóctona. Todo esto promovido mediante la Ley 25080 de promoción forestal que “otorga beneficios económicos y fiscales para promover la ampliación de la superficie forestada en el país”.
"En Aldea Escolar, a 10 km al oeste de Trevelin vas a ver uno de los más claros ejemplos. Es el loteo de Masardi que estaba camino a la represa hidroeléctrica de Futaleufú. Ahí, por ejemplo, se quemó hace 2 o 3 años, y ahora está ese loteo inmenso de campos y cerraron todos los ingresos al río. Pero pasó el fuego, e instalaron ahora una tala de cipreses verdes que hasta hace unos días estaban tirando cipreses y sacando.
Está todo permitido eso, pero está permitido si tenés plata. El que tiene plata y es dueño de los campos, los terratenientes hacen lo quieren, lo que se les antoja, meten topadoras, hacen un camino por donde quieren. Hasta dentro del Parque Nacional. Fíjate que el loteo del que estoy hablando está dentro de la reserva. Y con los incendios pasa lo mismo. Pasa totalmente lo mismo".
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Las modificaciones a dicho régimen contempladas en el Plan 2030 que aprobó el gobierno de Alberto Fernández con el aval de la Mesa de Competitividad Foresto Industrial, se potencian con el plan motosierra (en este caso nunca mejor aplicado) del gobierno de Javier Milei.
Las consecuencias de estas políticas, obviamente, las pagaremos con nuestros bosques, aguas y territorios de las comunidades originarias, los y las trabajadoras y el pueblo pobre. La profundización del extractivismo en el marco del cambio climático, tiene consecuencias evidentes en Chile con la catástrofe que asola la región de Valparaíso pese a la cual el gobierno de Boric recientemente declaró el luto nacional por la muerte del represor Sebastián Piñera, antes que por los más de 300 desaparecidos y las más de 100 víctimas fatales confirmadas a causa de los incendios.
Los beneficiarios de incendios
Como el iniciado en Los Alerces, los “beneficios” surgen poco tiempo después y para un sector muy concreto, los empresarios: “Otra cosa que ocurre también cuando pasa un incendio por esos lugares es que se da la urbanización. Se venden loteos, y básicamente detrás de cada incendio hay un loteo junto con los subsidios del Estado como los subsidios de alambre, de recuperación de alambradas. Todas estas cosas, el valor maderable, los loteos y los subsidios del Estado siempre están de fondo. Ahí está todo escondido detrás de los incendios.”
Por nuestra parte, en esta semana se han perdido más de 8400 hectáreas de bosque nativo solo en la Patagonia. En el incendio del Brazo Tristeza en el Parque Nacional Nahuel Huapi (PNNH), se perdieron 600 has., al parecer producto de un fogón mal apagado. Las tareas de brigadistas del ICE NH y del SPLIF de Río Negro, que suspendieron acciones de lucha contra la precarización y los bajos salarios para asistir a la emergencia, lograron que el sábado pasado estuviera asegurado el perímetro, y se están trabajando puntos calientes y sectores donde continúa la actividad del fuego de manera controlada. Los pronósticos meteorológicos hacen creer que hasta el martes la situación será propicia para controlar definitivamente el incendio luego del anclaje de ambos flancos del incendio.
En Los Alerces, donde el fuego había consumido hasta este sábado más de 7800 hectáreas, continúa activo el incendio. La página del Servicio Provincial de Manejo del Fuego (SPMF) informaba por la noche del sábado que “actualmente trabajan 342 combatientes del SPMF, PN LOS ALERCES, Brigada Nacional del SNMF (Sur, Centro y NEA), APN, Santiago del Estero, Santa Fé, BV Córdoba, PFA Bariloche y maquinistas.”
El esfuerzo de brigadistas que comienzan sus tareas de apertura de caminos, vías de agua, fajas cortafuegos y combate al fuego a mano a las 5 am y culminan a las 20 pm cada día es extenuante. Mientras los brigadistas del SNMF realizan dichas tareas a mano, por la intervención en zonas de altura y la política de la APN en su jurisdicción, los del SPMF, una vez traspuesto el límite del PN Los Alerces, pudieron contar con el apoyo de maquinaria pesada. A esto hay que sumar, los problemas salariales de los brigadistas que cobran en torno a los $300.000 como en el caso del SPMF donde no se les reconoce siquiera que hacen un trabajo de riesgo; así como la falta de cascos y mochilas que se reclaman desde fines del año pasado.
Como dijimos, en el caso de los brigadistas del SNMF y del ICE, la situación de total precarización laboral la explicitó Scioli diciendo públicamente que “hasta el 31 de marzo tienen contrato, después veremos”.
Mientras tanto, en el Parque Nacional Lanín, donde fueron despedidos 19 brigadistas contratados a raíz de la resolución 84/23, 47 brigadistas enfrentaron este sábado cinco focos de incendio declarados por la caída de rayos en la zona norte del Parque. Las tormentas eléctricas se vuelven cada vez más reiteradas en una región en la que eran la excepción.
La debilidad de un neoliberalismo senil de Milei (con su voracidad capitalista intacta, pero todavía incapaz de imponerse plenamente) abre la brecha para enfrentar de conjunto la rapacidad de los empresarios extractivistas. Es cada vez más necesario enfrentarlo con todo en las calles para derrotarlo, pero también de la urgencia de acabar con este sistema que literalmente está acabando con nuestras vidas mediante la explotación, el ajuste, el saqueo y la destrucción ambiental. Si no es ahora, ¿cuándo?.
Para quienes compran acciones de empresas líderes que hacen negocios de la crisis climática como Bioceres, quizás convenga esperar a 2027. Para quienes vivimos de nuestro trabajo y para nuestros hijos y las generaciones futuras, es urgente enfrentarlo ya y en las calles.