En una negociación palaciega al interior del partido gobernante, el Congreso Nacional Africano discute una transición para desplazar al desgastado presidente Jacob Zuma, que afronta cientos de causas de corrupción.
Miércoles 7 de febrero de 2018 17:19
El partido gobernante en Sudáfrica, el Congreso Nacional Africano (CNA), emitió este miércoles un mensaje de calma ante la "incertidumbre" imperante respecto a la continuidad del presidente, Jacob Zuma, y aseguró que se han hecho "progresos" hacia la "resolución rápida" del debate sobre su posible salida.
En lo que parecería ser una negociación palaciega al interior del CNA, el actual presidente del partido y vicepresidente del país, Cyril Ramaphosa, anunció que se encontraba en tratativas el desplazamiento del presidente Zuma, cuyo mandato no expira hasta 2019, y la apertura de una transición política.
Zuma, en el poder desde el 2009 y asediado por acusaciones de corrupción, ha sufrido un debilitamiento de su posición desde que el vicepresidente Ramaphosa lo reemplazó como jefe del CNA en diciembre.
Ramaphosa ha estado hablando de una transición de poder desde que asumió como líder del partido gobernante.
Zuma, de 75 años, ha sido el presidente más controvertido de Sudáfrica desde el final del apartheid en 1994, y ha dirigido durante nueve tumultuosos años al país africano en medio de un declive económico y denuncias de corrupción.
En un comunicado, Ramaphosa dijo que él y Zuma habían iniciado conversaciones el martes por la noche y que esperaban concluir sus discusiones para informar al país "en los próximos días", en la primera confirmación oficial de que se están llevando a cabo diálogos entre los dos líderes.
Ramaphosa llegó a la presidencia del CNA con un discurso anticorrupción y de revitalización económica, lo que le alcanzó para derrotar a la sucesora preferida por Zuma, la exesposa del presidente Nkosazana Dlamini-Zuma, en la contienda por el liderazgo del partido. Ahora dice que el diálogo con Zuma es una oportunidad para concluir el asunto "sin generar discordia en Sudáfrica". Es decir una salida decorosa de Zuma al que le deberían garantizar algún grado de impunidad para la cantidad de causas por corrupción que tiene abiertas.
Sin embargo esto no parecería tan fácil de cumplir. Según el Financial Times "Los analistas dijeron que sería difícil para Ramaphosa ofrecer a Zuma algún tipo de amnistía por los supuestos casos de corrupción sin comprometer la independencia de las instituciones que el vicepresidente prometió restaurar".
Zuma, que enfrenta casi 800 cargos de corrupción, aún cuenta con el respaldo de una facción al interior del CNA pero recientemente varios aliados prominentes de su partido le han dado la espalda.
El comité ejecutivo del partido pospuso una reunión formal planeada para este miércoles para discutir el destino del presidente hasta el día 17, lo que da a las partes diez días más para alcanzar un acuerdo, con la estabilidad del partido en juego.
Pese a la creciente presión tanto interna como externa en las últimas semanas, el presidente se ha mostrado reacio a dimitir.
La crisis política actual ha causado el retraso del discurso sobre el estado de la nación, que Zuma debía dar en el Parlamento este jueves, y en la programación de una nueva votación de moción de censura -la octava que enfrentaría el mandatario- para el 22 de febrero, solicitada por la oposición.
Las reglas del CNA establecen que todos los miembros del partido, incluidos los cargos electos, deben someterse a la voluntad de la formación.
El CNA viene de meses de luchas internas entre distintas fracciones de poder, pero ha demostrado que está lejos de romper su disciplina partidaria para entregar un triunfo a la oposición. Hasta nunca se logró una mayoría parlamentaria en los muchos intentos de censura contra Zuma, a pesar de las multitudinarias movilizaciones en su contra y del desprestigio que arrastra. Ante la imposibilidad de utilizar la vía parlamentaria, la actual negociación interna de cúpulas parecería la forma menos dañina para evitar una sangría del partido.
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Los tiempos apremian porque el último mandato de Zuma estuvo marcado por el aumento de las luchas sociales, en especial con la irrupción de sectores de la juventud y el cuestionamiento a sus planes de ajuste en el marco de una economía cada vez más deteriorada. A esto se suman los escándalos de corrupción que no paran de incrementarse.
Este cuadro ha venido dañado en extremo la imagen del CNA, que de la mano de Ramaphosa está viendo la forma de reciclarse y de desplazar a Zuma con el menor costo político posible. Se trata de una maniobra para intentar represtigiarse de cara a las elecciones presidenciales de 2019. Nada indica de antemano que lo puedan lograr sin turbulencias.